— Aún no puedo creer que estés aquí encerrado, deberías estar llorando abajo, junto al resto de tu familia. —
Una voz chillona y molesta resonó por aquél lugar.— Toca la maldita puerta antes de entrar. Y si quiero llorar o no es mi problema. —
Se apresuró a responder con voz monótona y aburrida, una voz que años atrás jamás hubiera pensado que se volvería normal en él.— Nico, sé un poco más considerado con tu madre. —
Su tía, tan hipócrita como siempre, hablaba puras basuras.— Déjame en paz, sabes que a mí me da igual lo que suceda con esa mujer, además te recuerdo que es mi madrastra, no mi madre. —
Alzando el tono de voz dejó su computadora portátil aún lado de su cama.
— Y vete de mi habitación antes de que me digne yo a empujarte fuera. —
Dicho y hecho, la mujer de mediana edad se retiró de allí, algo ida por el tono que el adolescente había usado con ella.— Que mujer insoportable. —
Un gruñido hizo eco en su cuarto, cerró la puerta de un golpe y se lanzó a su cama, todavía podía sentir esa presión en el pecho. No es que se sintiese mal por el repentino fallecimiento de ese tipo, el hombre era un mal nacido, es solo que todo había ocurrido tan rápido que incluso le pareció planeado. Y en el fondo no le parecía extraño; sus padrastros, ambos tenían amantes, pero quizás la que decía ser su "madre" había sido más ingeniosa y asesinó al hombre con el que estaba casada, para así librarse de él.
De solo pensar el sin fin de posibilidades, a Nico le causaba jaqueca, nunca le había gustado jugar al detective.— Oh, Nic... Lo lamentamos mucho, de verdad. — El rostro del hombre no mostraba aquél sentimiento que decía sentir. Todo lo contrario, incluso parecía que lo disfrutaba.
El más joven de los Di Angelo, de tan sólo catorce años de edad, miraba fijamente el hueco en la tierra. Allí habían tres cajones, sus padres, los verdaderos y su adorada hermana mayor.
— Sé que no lamentan nada, así que guárdense sus condolencias dónde les quepan. — La voz del adolescente salió amarga, todo él era amargo. Ya no era el pequeño Nicky que todos habían conocido, ahora un frío ser habitaba en su interior. — Y ni piensen en la herencia de mis padres, todo está bajo mi nombre. — Los adultos lo maldijeron, pero a él no le podía interesar menos. Al ser menor de edad debía buscar la forma de sobrevivir, y para su suerte sus verdaderos padres le habían dejado una considerable cifra, con la que estaba seguro tendría para subsistir durante bastante rato.
Pero él no contaba con que sus tíos lo pondrían en adopción, dejándolo a cargo de un matrimonio bastante disfuncional, de lo que no podía rescatar nada, salvo los lujos que tenía.
— ¡Alysson, cuidado! — Y como si fuera instantáneo, ahí estaba la muerte nuevamente, siempre para llevarse a sus cercanos, pero no a ella.Gaia estaba acostumbrada a eso, toda su vida se basaba en ese tipo de desgracias. Primero fueron sus padres, luego sus abuelos, y ahora su mejor amiga. Se había quedado completamente sola, gracias al cruel destino.
— Ah... Lamento que no haya sido yo la del accidente, Aly. — Su cabello revoloteaba con el viento de otoño, próximo al invierno, su estación del año favorita. — Fuiste una gran mejor amiga, y espero que nos volvamos a reencontrar allá arriba. — Lanzó la rosa, y observó con un pinchazo al corazón aquella lápida. "Aquí yace Alysson Bloom, gran hija, hermana y amiga." Con un suspiro volteó la mirada hacia la fecha "2005 – 2023". —Todavía tenías una gran vida por delante. —
Caminó unos metros hasta el lugar al que ya había visitado varias veces. Todos la observaban como si una nube de lluvia la persiguiera sobre su cabeza.
— Gaia, ven aquí a saludar a tus abuelos. — Escuchó a su madre llamarla. Con entusiasmo, aquella niña de diez años bajó corriendo las escaleras, recibiendo varios regaños por parte de los mayores.
— ¿Qué dijimos tu madre y yo sobre correr en la escalera, Hija? — Poniendo sus mejores ojos de cachorro, la niña hizo suspirar a sus padres y reír a sus abuelos.
— La pequeña niña sólo está emocionada por ver a sus abuelos, nada más. — La mujer de avanzada edad apretó las mejillas de la infante, sacándole varias carcajadas.
— Mamá, no la consientas así, luego será una mimada. — La pareja de ancianos no escuchó, y siguieron mimándola hasta la edad de quince años.
—Oh, aquí estoy de nuevo. — Gaia ya sentía un aire familiar en aquél cementerio. — Mamá, papá, abuelo, abuela... — Susurró con melancolía. Las cuatro lápidas se hacían compañías unas a las otras. — Esta vez no pude traerles flores, se las dí a Ally... ¿Ustedes la guiarán al cielo, verdad? — Se sentó sobre el césped. El lugar desbordaba vida natural, algo irónico teniendo en cuenta lo que era. — Prometo traerles flores la semana que viene, esta visita fue muy repentina, como siempre lo son... — Con un suspiro se puso de pie, había comenzado a refrescar y su abrigo estaba colgado en su departamento.
Dió una última mirada y se fue, a paso lento y solitario, observando el resto de lápidas que tristemente adoraban el lugar. Se detuvo a ver detenidamente tres de estas, parecía una familia completa.
— Bianca Di Angelo "2001 – 2014". — Era sólo una niña. Pensó con un amargo sabor de boca, y continuó leyendo. — María Venci de Di Angelo "1977 – 2014", Giovanni Di Angelo "1975 – 2014"... Supongo que fue un accidente. — Ladeó su cabeza y con la mirada gacha pensó en su familia. ¿Porqué ella no podía irse también? Habían montones de noches de insomnio donde pensaba eso. Comenzaba a creer que era inmortal, aunque en cierto modo también pensaba que era su familia, y ahora amiga, diciéndole que no se diera por vencida.
Sumida en sus pensamientos no notó una segunda presencia, un chico un poco más alto que ella estaba parado a su lado. Su abrigo cubría la mitad de su rostro, y debido a su tamaño gran parte de su cuerpo también.
No hicieron contacto visual, pues la mirada del desconocido estaba fijada en las tumbas, que ahora yacían cada una con una rosa de distinto color.— ¿Eres familiar de ellos? — Pese a sentirse intimidada, Gaia quiso entablar conversación con el chico. Recibió como respuesta un pequeño sonido de afirmación, nada más que eso. — Soy Gaia, ¿Cómo te llamas? — Le extendió la mano tomando un poco más de confianza, cosa que al ajeno le parecía absurdo.
— Nico... Nico Di Angelo. — No aceptó su mano, simplemente pronunció esas palabras y se marchó, dejándola sola y con su brazo alzado.
— Oh... Veo que no es muy conversador. — Lo vió marcharse y subirse a una camioneta que se veía bastante cara y con vidrios negros. — Que exótico. — Habló para sí misma una última vez, antes de seguir su camino hasta casa.
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▍ ' 𝄖𝐒𝐔𝐌𝐌𝐄𝐑𝐓𝐈𝐌𝐄 𝐒𝐀𝐃𝐍𝐄𝐒𝐒ㅤ❪ N. D'Angelo ❫ ★
Romance⠀。⠀ 𝆬 ⠀⠀୨୧⠀ ⠀₊⠀Summertime Sadness - N. Di Angelo.⠀ㅤ⁄ㅤ⠀✩ . "Think I'll miss you forever, like the stars miss the sun in the morning sky." (( temas como; la muerte, el suicidio, adicciones, entre otros. )) [Universo alterno de Percy Jackson, todo...