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Shen Qingqiu pensó que la vida fue divertida alguna vez.

Pensar que había venido a salvar a Luo Binghe de un futuro matrimonio tóxico y, en cambio, haber hecho accidentalmente... No sucediera.

Trató de sacar el tema de Shen Jiu de nuevo, pero Luo Binghe parecía haber dejado de importarle la pregunta tan pronto como supo que Shen Qingqiu lo quería en el pico Qing Jing.

Y así se abandonó el tema sin mucha ceremonia.

Pero Shen Qingqiu estaba plagado de una nueva pregunta, si la persona de la cual Luo Binghe estaba enamorado no era Shen Jiu, entonces ¿quién era?

Trató de no pensar mucho en eso los siguientes días porque... Porque había una respuesta que él quería, una que guardó en el fondo de su corazón y enterró bajo pensamientos de lo agradable que era pasar tiempos juntos de nuevo, lo maravilloso que había sido el clima y lo impresionante que había sido Binghe entrenándose a sí mismo. ¡Él no habría sido capaz de decir que los caballos no eran caballos si no fuera por el hecho de que no tenían un conductor!

Había estado haciendo un buen trabajo fingiendo hasta que se encontraron con una tormenta (y allí estaba la vida siendo graciosa otra vez, haciendo que volviera a pasar lo mismo con esta persona).

***

Cuando llegaron a la posada, Shen Qingqiu tuvo que tomar la capa de Luo Binghe con la capucha levantada en caso de que perdiera el control sobre su forma perfectamente humana. La tormenta que se avecinaba fue lo suficiente para explicar su prisa y el dinero que pagaron hizo el resto para asegurarse de que no hicieran preguntas.

Tan pronto como llegaron a la habitación, Luo Binghe cerró la puerta. Sacando un cuchillo dibujó una fina línea roja sobre su alma, antes de presionarla contra la madera. Hubo un leve brillo rojo que rápidamente se atenuó y cuando retiró la mano, no había rastro de que nada hubiera pasado.

Cuando se dio la vuelta, su maestro lo miraba con el ceño fruncido y la capucha alrededor de sus hombros.

—La sangre de demonio tiene muchos usos. —Intentó explicar pero eso solo hizo que el ceño de su maestro se profundizara más y, por un momento, cortó peor que el cuchillo en su mano.

Luego hubo una mano acunando la suya, y así de cerca, Luo Binghe pudo detectar la preocupación en sus ojos y eso lo hizo respirar más fácilmente. La herida, por pequeña que fuera, ya se había curado y al igual que con la puerta, no había indicios de algo.

—Binghe no debería recurrir a tales medidas por algo tan pequeño, un simple hechizo o ilusión habría funcionado bien.

Y él sacudió la cabeza porque nada menos que un sello seguro era aceptable. No cuando se trataba de la seguridad de la persona que estaba frente a él. En un repentino aumento de coraje, giró la mano de modo que sus palmas se tocaron, deslizándose solo un poco más abajo para poder cerrar el pulgar y el índice sobre la muñequera de su Shizun.

—Este discípulo hará lo que sea que tenga que hacer para protegerte.

Por un momento salvaje, Luo Binghe pensó en usar ese agarre suelto para acercalos a los dos, para finalmente sentir cómo sería sostener a esta persona cerca, envolver un brazo alrededor de su cintura, respirar el aroma proveniente de él. Tal vez deslizar su mano hacia atrás para que pudieran entrelazar sus dedos, inclinarse y juntar sus bocas y...

El estruendo de un trueno hizo que el agarre de Shen Qingqiu se apretara, su mano temblaba.

De repente se sintió avergonzado por sus fantasías. ¿Acaso no había prometido proteger a esta persona? ¿No se había decidido ya respetar la profundidad de los sentimientos de esta persona al confesarse en un entorno adecuado? ¿No era parte del propósito de este viaje?

El Maestro Zorro |𝐀𝐔 𝐁𝐈𝐍𝐐𝐈𝐔|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora