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Binghe no retrocedió.

Estaba absolutamente determinado a completar todos los deberes de cuidar de Shizun al máximo nivel.

Que un hombre como su Shizun se encargara de todo en su casa... ¡Era completamente inaceptable!

Aunque, la casa en la que se encontraba estaba impecable, los jardines estaban bien cuidados. Lo que, en realidad, solo le demostró a Luo Binghe que su Shizun era nada menos que asombroso. Pensar que tal persona lo había elegido para ser su único discípulo (ser elegido entre todos)...

El discípulo se juró a sí mismo que no le daría a su maestro alguna razón para arrepentirse de haberlo elegido. Además, a pesar de las dudas de su Shizun, Binghe disfrutó de cuidar las cosas, le alegraba sentirse útil (como si fuese necesario, como si fuera una parte del hogar que no podía ser separada).

Cocinar era algo que él especialmente disfrutaba.

No lo había podido hacer ese primer día porque su Shizun insistió en que salieran por el día, comer fuera y celebrar su nueva vida juntos... Y le avergonzaba admitir que se habían retrasado porque él (Luo Binghe) tuvo que tomarse un tiempo para llorar por ello.

Nadie había celebrado tenerlo en su vida desde que falleció su madre adoptiva. Él había sido un niño de la calle, un huérfano, algo asqueroso que había que empujar y tirar.

Pasar de eso a... Esto.
Una mano en cada hombro, firme pero gentil, guiándolo desde la cocina hacia el carruaje. Una voz diciéndole "Binghe puede comenzar a cocinar mañana. Por hoy, disfrutará al máximo.

Era demasiado y, aunque sabía que era demasiado mayor para soltar lágrimas, estas cayeron de todos modos, como si los sentimientos dentro de él no pudieran ser contenidos y necesitaban fluir fuera de él, dejando caminos húmedos en sus mejillas.

(Y, mientras más sentía, Luo Binghe quería quedarse. Clavar sus talones hasta que, como un gran árbol, sus raíces no pudieran ser removidas incluso después de la muerte).

Después de eso, cocinó para su maestro todos los días y era su deber autodesignado favorito de todos solo por el placer de ver comer a Shizun, observar la forma en la que él sonreía incluso antes de tomar su primer bocado, como si el aroma de la comida fuera el mismísimo deleite.

Pero entonces, ¿podría disgustarle cualquier cosa que terminara en la sonrisa de Shizun hacia él y decir "¿Binghe es realmente talentoso?"? Era demasiado débil para negar esa parte de sí mismo.

***

Shen Qingqiu pasó el resto de días del otoño alternando entre encontrar nuevas excusas para sacar a Luo Binghe de la propiedad el tiempo suficiente para conseguir que alguien arreglara alguna parte de esta y así enseñarle. ¡Y lloraba internamente por cómo su brillante discípulo era demasiado terco!

La cocina había sido una propiedad porque, aunque parecía una buena cocina, el techo estaba medio hundido. La despensa estaba llena de raciones fácilmente comestibles porque él no era un idiota, pero... cocinar... Lo que su estudiante estaba dispuesto a hacer, era imposible porque la estufa estaba dividida en tres pedazos y la olla tenía un agujero.

Había convencido a una parte de espíritu locales para que lo ayudaran con poca antelación y fue mejor que Binghe no hubiera entrado en la cocina porque esta definitivamente no lucía como la ilusión que él había creado.

Pero, igual que la cocina, la determinación de Luo Binghe para hacer las tareas del hogar forzaron a Shen Qingqiu a acelerar este proceso para arreglar el lugar. No pasaría mucho tiempo antes de que se notara que el lugar siempre estaba impecable sin importar lo que pasara.

El Maestro Zorro |𝐀𝐔 𝐁𝐈𝐍𝐐𝐈𝐔|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora