Probablemente llevaba una hora y media encerrado en ese baño, pelos de punta y su corazón a máxima velocidad. Tenía miedo, sus manos se paseaban por sus piernas y terminaban cubriendo su cara, no se atrevía a mirar la razón de sus pensamientos, obviamente lo iba a tener que hacer en algún momento, pero no sabía si quería que fuera ahora.
A diferencia de su propia ansiedad y miedo, su omega parecía estar lleno de alegría. Podía imaginarse que el baño estaba impregnado con el aroma característico de su omega, una mezcla encantadora de lavanda y caramelo, aunque en ese momento, tal vez, ese aroma estaba teñido de un matiz sutilmente agrio debido a su propia preocupación.
- ¿Gavi, todo bien? - La voz de su mejor amigo lo sacó de su trance - Tienes apestado todo el pasillo -.
- S-sí, salgo en un momento más - Quería sonar tranquilo, claramente falló.
Supuso que Pedri se había ido, pues hubo un silencio. Notó que el olor a café, que antes había llenado el espacio había desaparecido por completo. Las ganas de llorar lo golpearon en su garganta, amenazando con inundar sus ojos.
Los segundos continuaron su marcha, y otra media hora pasó. Sabía que no podía quedarse allí para siempre, que enfrentar lo que tenía que decir era una necesidad. La sensación de cobardía lo atenazaba, y se odiaba por no ser capaz de pronunciar una simple palabra que podía cambiarlo todo.
Finalmente, no pudo soportarlo más. Dejó escapar un suspiro pesado, como si estuviera liberando parte de la presión que sentía en su interior. Con determinación, se agachó y sus dedos temblorosos tomaron el pedazo de plástico blanco que yacía en el suelo. Lo miró fijamente, como si ese objeto fuera peligroso.
Con manos que ahora se sentían un poco más firmes, le dio la vuelta al objeto, enfrentando la realidad que se ocultaba en él.
Positivo.
Su tiempo pareció detenerse en ese instante, y un frío intenso recorrió su cuerpo cuando enfrentó la realidad. Las lágrimas brotaron de sus ojos, rodando por sus mejillas mientras buscaba apoyo en su Omega. La voz de su Omega resonaba en su mente, repitiendo la palabra "Cachorro" una y otra vez, claramente emocionado ante la noticia.
Sin embargo, Gavi no compartía el entusiasmo de su Omega en ese momento. Su mente se llenó de preocupaciones. La perspectiva de que su carrera se desmoronara lo atormentaba, sabía que amigos y familiares podrían juzgarlo por estar en cinta a una edad tan temprana. La rabia se apoderó de él, mezclándose con el miedo.
Incapaz de contenerse, llevó sus manos a su vientre, que por ahora lucía plano, y comenzó a golpearlo en un acto impulsivo y desesperado.
- Estoy jodido... Estoy tan jodido - Dijo como pudo, las lágrimas y su respiración entrecortada hacían que le costara hablar.
Después de dejar ir todas esas emociones intensas, Pablo finalmente tomó la decisión de salir del baño. Antes de enfrentar el mundo exterior, se detuvo frente al espejo. Su reflejo le reveló la verdad, sus ojos estaban enrojecidos, su rostro mostraba las lágrimas recientes. Era evidente para cualquiera que lo viera que había estado llorando, pero a ese punto, a Pablo ya no le importaba lo que los demás pudieran pensar.
Se inclinó sobre el lavabo y se lavó la cara, sintiendo el agua fresca en su piel caliente y tensa. A pesar de las preocupaciones que lo acechaban, al menos ahora se sentía un poco más en control de sí mismo.
Con determinación, salió del baño, dispuesto a enfrentar lo que viniera. Tenía la urgente necesidad de hacer un nido, donde podría refugiarse y descansar durante horas.
Cachorro.
Su Omega volvió a hacerse escuchar, no pudo hacer más que asentir y disculparse por su inmadura acción anterior, ahora estaba acariciando su vientre, su mente creo imágenes que le llenaron el corazón, él y su cachorro en brazos no era tan malo como había pensado hace un momento, su aroma era dulce, o por lo menos así fue hasta que salió del baño y recordó el detalle más importante.
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NUESTRO //Lewandowski x Gavi //
Fanfiction- Quiero oírte decirlo -. - ¿Decir qué? -. - Que es nuestro, nuestro cachorro -. Una desesperada noche dejó un pequeño fruto, clara muestra de la unión que tuvieron en ese encuentro. Gavi quiere a su cachorro y Robert aprende a querer a su Omega. ...