//Epílogo//

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Hubieran seguido durmiendo si no hubiera sonado la alarma. Sintió a su marido quejarse detrás de su nuca, lo que le arrancó la misma sonrisa de cada mañana.

Los brazos de Robert se apretaron alrededor de su cintura, pero unos minutos después, él se levantó.

Tenían que ir al Camp Nou y debían llegar primero, era un partido extremadamente importante, especialmente para Gavi.

— Despierta, amor —le dijo su Alfa polaco de 54 años al oído. El Omega ronroneó al escucharlo.

— Buenos días, Alfa —le sonrió.

— Es hora de levantarse.

— No quiero... —bostezó y se recostó boca abajo.

— Vamos, bebé. Tenemos que arreglarnos.

— Que seas el director técnico no significa que puedas mandarme en casa también —dijo Pablo con un jadeo, mientras se sentaba en la cama.

— Levántate —le dijo Robert, besándole los labios antes de dirigirse al baño.

Gavi hizo un puchero, tener 38 años era agotador, y ya no podía hacer las cosas como antes. Apenas se levantó para empezar a vestirse y arreglarse un poco. A pesar de los años, seguía siendo tan deseable como siempre.

En el pasillo, comenzó a tocar las puertas de las habitaciones de sus cachorros.

— ¡Arriba! —decía mientras golpeaba las puertas.

Luego bajó a la cocina para preparar el desayuno para su familia. Con el tiempo, había aprendido a cocinar, pues al principio era un desastre, pero con niños a quienes alimentar, se le hizo más fácil.

Uno de sus cachorros se acercó a él.

— Buenos días, amor —saludó Gavi.

— Buenos días, mamá —respondió su hijo mayor, Nicola, sonriendo—. Huele bien —añadió mientras su mamá le besaba la frente.

— ¿Ya tienes todas tus cosas listas? —preguntó Gavi.

— Ajá, las dejé en la sala —respondió Nicola, bostezando mientras miraba su teléfono.

Robert se unió a ellos, besando el cabello de su hijo.

— Buenos días, Nico.

— Buenos días, papá.

— ¿Nervioso? —preguntó Gavi.

— No, debuté el año pasado, mamá. Nathaniel, en cambio, se debe estar meando arriba —dijo el joven Alfa, mirando a su madre—. ¿Y tú?

— Algo —respondió con sinceridad—. Es mi último partido.

Después de tantos años entregado al Barça, su carrera llegaba a su fin. Era momento de dejar la banda de capitán a otra persona.

Ese mismo día, otro gran suceso estaba en camino, ya que Nathaniel debutaría esa misma tarde.

Con 15 años, Nathaniel era un Alfa al igual que su hermano mayor. Sin embargo, se parecía más a su padre, con esos ojos azules y la misma energía que Robert irradiaba años atrás.

Ambos jugaban en la misma posición, lo cual resultaba aterrador, especialmente cuando recordabas que llevaba el apellido Lewandowski en su espalda. Con el balón en sus pies, era cuestión de segundos antes de marcar un gol.

Si algo heredó de su madre fue la misma actitud que Gavi tenía en sus primeros años jugando en el Barça. No sorprendía ver al árbitro acercarse a él después de una pelea y sacar una de las dos tarjetas.

NUESTRO //Lewandowski x Gavi //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora