002 - Un duro inicio

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La historia original así como sus personajes no me pertenecen. El crédito es para sus respectivos creadores. Esta historia está escrita por diversión y deseo de entretener sin ánimos de lucro.

...

Lluvia es lo que puedo percibir de la cesta en la que estoy. Envuelto en una remendada cobija a las puertas de algún lugar. Olvidado...no deseado... solo.

El lugar donde me colocaron favorece la caída de agua sobre mí dada la dirección del viento. Si esto sigue me enfermare y mi aventura terminará muy patéticamente pero irónica al ser parecida a la anterior.

Un grito de impotencia sale de mi boca que suena como el típico llanto de bebé.

Ese sonido debió haber despertado a los dueños de la casa porque escuchó pasos cerca de donde estoy y la puerta abriéndose. Quién me haya dejado ni siquiera toco el timbre.

Mientras me alegro por mi aparente supervivencia, ocurre un pequeña desgracia, la puerta abre hacia adentro pero la protección hacia afuera, así que cuando abren sin fijarse antes, caigo por las escaleras, que afortunadamente son de un par de escalones.

El grito de una mujer adorna mi caída y sus pasos apresurados corren en mi rescate.

- Pobre pequeño... -dice levantándome- ¿Quién será tan cruel para hacerte esto?

- Pues tu vieja bruja -grito o al menos eso intentó, pero solo salen balbuceos-, cómo se le ocurre abrir así la puerta sin fijarse antes.

- Tranquilo bebé -dice abrazándome -, aunque el orfanato está algo saturado, aún nos queda mucho espacio.

Menuda suerte la mía ..

Al entrar la señora que aparenta unos sesenta y todos años me seca y pone pañal y ropa seca.

- Madre Maria -dice otra mujer - ¿Por qué salió corriendo así?

- Alguien dejó a este pequeño bajo la lluvia -dice cargándome- ¿Es muy adorable no cree hermana Úrsula?

- Yo lo veo normalito -dice sin siquiera verme bien.

- ¿¡Que dijiste desgraciada!? -grito y la madre Maria se enoja con la hermana.

- Ya lo hiciste llorar -dijo arrullandome -, tráeme un biberón y algo de leche.

- ¿Está segura que no es uno de los raros? -pregunta viéndome con desconfianza.

- No lo creo -dice sin duda en su voz -, además es muy joven para saberlo, aunque si lo fuera aún así debemos cuidarlo.

La desgraciada de Úrsula fue por el biberón y al regresar, además del biberón, llegó con una manta y unos papeles.

- ¿Cuál será su nombre? -pregunta más tranquila.

- Se llamará... Joel -dice con una gran sonrisa la Madre Maria.

Después de eso me alimentan y llenan unos papeles para mi registro. Poco después me dejan en una cuna con al menos siete niños y niñas más alrededor.

Los días, semanas y meses siguientes no son precisamente bonitos.

Aunque no hay forma de que sepan que clase de excluido soy, tienen fuertes sospechas de que soy uno.

Mi cuerpo, aunque no por mucho, es más fuerte que el resto, aunque por el momento tenga un aspecto algo enfermizo.

Eso me valió que la única persona que me atendiera fuera la señora María, mientras que las demás personas trataron de ahogarme en la bañera o asfixiarme en la cama con una almohada o poniéndome boca abajo, hacer que me caiga de algún lugar alto, entre otras cosas.

Reencarnación sombría en: Merlina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora