Capítulo siete

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Tan pronto Gulf puso un pie en el aeropuerto de Bangkok, una extraña sensación, acompañada de angustiosos recuerdos de su despedida años atrás, recorrió todo su cuerpo.

Poco después, padre e hija se subieron a un taxi, el cual los llevó a la casona Kanawut, donde les esperaron aún más melancólicos recuerdos.

...-¡Wow papá!...esto es hermoso-exclamó Jai maravillada al bajarse del automóvil y admirar la magnitud y elegancia de la propiedad.

-Si, lo es-habló este cabizbajo.

Rápidamente, del interior de la casona, dos empleados salieron para recibirlos y recoger su equipaje.

-Dios mío... señorito Gulf- habló James, el mayordomo-...está usted hecho todo un hombre y muy guapo... Aquí lo hemos extrañado mucho, lamento que regresase en estas circunstancias.

-Hola James, me alegro de verle.

El anciano hombre entonces miró a la adolescente

-¿Y quién es esta jovencita tan linda que lo acompaña?

-Hola...yo soy Jai...soy su hija, mucho gusto-dijo esta estirando su mano sin dar tiempo a que su padre respondiese.

-Oh...v-vaya...emm...en-entiendo-balbuceó extrañado el anciano mayordomo.

-¿Acaso mis padres nunca les hablaron de porqué me fui?... ¿qué tuve un bebé?-preguntó Gulf frunciendo el ceño algo confuso.

-No joven...aquí no sabíamos nada. Sus padres apenas lo mencionaban y tampoco nos permitían hacerlo a nosotros en su presencia.

-Vaya, vaya con los abuelos-habló entonces la chica algo molesta-menudas joyitas, en fin..¿entramos papi?

El moreno suspiró resignado antes de entrar por la puerta principal, mientras que por su cabeza pasaba la idea de volver a subirse al taxi y regresar a Corea en ese mismo instante.

Al llegar al recibidor de la casona, el mayordomo indicó a la doncella que llevase las maletas a la habitación de Gulf y que preparasen otra para su hija.

-Wow...esto es superalucinante- la chica lo admiraba todo muy emocionada....¿en serio tú vivías aquí, papá?...Esto es mucho más grande y lujosa que la casa de tía Karen y el tío Pol.

Gulf se rehusó a contestar pues tenía muchos sentimientos encontrados, así que se limitó a caminar hasta el despacho de su padre, mientras su hija siguió inspeccionando el resto de la casona.

Una vez entró en el lugar, este se dejó caer en el sillón del escritorio, se reclinó hacia atrás y rompió a llorar.

No podía creer que sus padres ya no estuvieran y que por su tonta manera de pensar, habían perdido tantos años de estar juntos, los cuales ya no podrían recuperar jamás

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No podía creer que sus padres ya no estuvieran y que por su tonta manera de pensar, habían perdido tantos años de estar juntos, los cuales ya no podrían recuperar jamás.

Luego de estar un tiempo encerrado en ese lugar, una de las doncellas le avisó de que la comida estaba lista, así que este se fue al comedor, donde Jai seguía curioseando.

29. Tengo una hija con mi enemigo- MewGulf - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora