Capítulo ocho

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A Gulf aún le temblaban las piernas y le sudaban las manos cuando Jai irrumpió en el despacho, como un tornado de alegría.

...-Papi...papi...el agua de esa piscina está deliciosa y mi habitación es para morirse. De verdad este lugar es increíble.

-¿Ah si?...emm, cariño...de-debemos vestirnos para ir a la capilla a-ardiente. Anda su-sube a cambiarte.

-Papá, ¿estás bien?...pareces nervioso-pregunto la chica preocupada.

-S-Si tranquila...es solo que qui-quiero pasar este mal trago cuanto antes.

La adolescente no se creyó mucho lo que su padre le había dicho pues había visto salir a los dos hombres trajeados de la casa y al parecer no habían traído nada bueno.

-¿Seguro que estás bien?

-Si, tranquila hija...anda sube a cambiarte.

-Está bien-dijo esta dándole un beso en la mejilla y echando a correr fuera del despacho.

El moreno suspiró aliviado y a continuación se levantó del sillón y salió de allí camino de su dormitorio.

Una hora más tarde, este y su hija salieron de la casona, acompañados de James, el cual se fue al garaje y de allí, sacó uno de los coches de los Kanawut para acudir a la iglesia.

Todo el camino, Jai tuvo la mano cogida de su padre pues esta había notado los nervios y su temblor cual hoja de papel.

-Papi, ¿realmente estás bien?...Sé que son los abuelos pero si no te ves con fuerzas, podemos regresar a la casa.

Su padre le sonrió levemente.

-Tranquila mi cielo...yo estoy bien...tan solo me preocupa encontrarme con una multitud de gente que no deje de hacer preguntas.

La chica apretó la mano de este y le besó en la mejilla.

-Lo sé, papá...recuerda que yo no voy a soltarte.

Gulf le devolvió el beso.

-Lo sé, mi vida...lo sé.

Lo cierto era que los nervios de este, en parte si eran debido a lo que le había dicho a su hija pero también eran debidos al extraño encuentro con Mew y en que haría si finalmente Jai ataba cabos y descubría la verdad sobre su otro padre.

Unos minutos después, James detuvo el automóvil en la entrada del templo y entonces, padre e hija se bajaron, luego el mayordomo reanudó la marcha de nuevo y buscó un lugar donde estacionar.

La capilla ardiente reservada estaba llena de coronas de flores alrededor de los féretros del matrimonio Kanawut, además de ramos y centros de distintos tamaños.

Según se fueron acercando, las personas que habían acudido y las que se acordaban de Gulf, le fueron dando el pésame, el cual tanto este como su hija acogiendo con resignación.

Según se fueron acercando, las personas que habían acudido y las que se acordaban de Gulf, le fueron dando el pésame, el cual tanto este como su hija acogiendo con resignación

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29. Tengo una hija con mi enemigo- MewGulf - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora