13 - fuck off!

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—¡Dibu, te adoro! ¡Luz de mi puta vida! ¡Gracias por existir! —grité con todo desde el palco, ganándome miradas y videos. No sabía qué iba a ser de mi vida si la patada de aquel australiano mandaba la pelota a entrar al arco y marcaba un 2-2. Le tenía terror a los penales, la pasé siempre como el reverendo orto.

¡Habíamos pasado a cuartos! La puta madre. Un gol de Leo y uno de Julián, que me había vuelto a dedicar el hijo de mil. Me había comido cargadas de Anto, Benja, Mateo y Thiago, Ciro no estaba muy enterado, me puse increíblemente colorada otra vez y me costó hasta sonreír de ahí arriba.

Más tarde, en la Universidad ya todo era un desastre, festejos, gritos y chupe era lo que más resaltaba. Tenía miedo de ir a buscar a Julián, pero promesas son promesas, ¿no?

—Enzo, ¿viste a Juli? —le pregunté al morocho, que se encogió de hombros dándome una cara que decía que no tenía idea, aparte de que estaba re en pedo ya. Me mordí el labio inferior con nerviosismo, mi cabeza maquinando a mil por segundo, pensando distintas pelotudeces.

Lo busqué entre los jugadores que estaban haciendo desastre, topándome en una de esas con Otamendi.

—El amor tuyo está en la entrada, dijo que tenía que hacer algo —me dijo antes de que yo pudiera hablar. Asentí, y empecé a caminar—. Se llevó hasta a Scaloni, ni idea porqué.

Fruncí el ceño, ¿qué tenía pensado hacer? Le di las gracias a Nico y me encaminé a la entrada de la universidad, eran más de las doce de la noche y parecían las siete de la tarde en Argentina, me encantaba. Estando cerca, escuché voces, así que agudicé el oído quedándome parada en mi lugar, reconociendo la voz de Lionel.

—¿Vos me estás cargando? —dijo, sonando completamente serio.

—No —respondió, con firmeza, el que reconocí como Juli. Me sorprendió que le hablara tan altaneramente, rápidamente volviéndolo a reconocer en su siguiente oración—. ¿Por favor?

—¿Entendés que me estás pidiendo que le prohiba la entrada a una mina, sólo porque no le cae bien a tu novia? —respondió el mayor, con un tono irónico.

—No es mi novia —dijo Julián, casi con recelo. Me jodió un poquito, solo un poquito—. Es re intensa la otra piba, te lo pido por el bien de todos. Al Cuti ya lo cansó la única vez que la vio y lo estresó, ¿te acordás que estuvo terrible el otro día? Ota no la soporta, y a Leandro y Lisandro se les notan las ganas de acogotarla que tienen a kilómetros. Ni te cuento Leo, el Dibu y los demás.

Se escuchó un suspiro bastante fuerte, emanaba frustración y un poquito de enojo.

—Bueno, está bien. Ya veo qué voy a hacer —respondió Scaloni. Me apresuré a llegar con ellos, sonriendo como si no hubiera escuchado nada.

—¡Hola! —solté, poniéndome a un lado de Julián y sonriéndoles. Lionel me sonrió de igual manera, le dio un asentimiento a Julián, despidiéndose, y abandonó el lugar.

—¿Escuchaste mucho? —preguntó, mordiéndose el labio inferior. Me giré para mirarlo con una sonrisa cruzándome de brazos, con aires de suficiencia.

—Por el bien de todos —repetí sus palabras con burla. Se puso colorado y me reí.

—Escuchaste mucho —afirmó asintiendo. Me agarró de la cintura con delicadeza, como pidiéndome permiso, y se lo di dejando que lo hiciera. Me pegó a él y apoyé mis brazos en su pecho, mirándolo desde abajo, casi deleitándome por la vista que tenía. Él me miraba a los ojos con pura inocencia y ternura, se me derritió el corazón, que rápidamente se paró ante sus palabras—: Me parece que me debés algo.

Me hice la boluda, fingiendo pensar. Y a su vez, fingiendo no estar nerviosa. Qué culiado.

—¿Ah, si? —pregunté, mirando a un lado. Soltó una risa, negando con la cabeza suavemente, sacó una mano de mi cintura para tomar suavemente mi mentón y hacerme mirarlo de frente, tenía una sonrisa ladeada pegada a la cara.

Yet nothing new [ Julián Álvarez ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora