Capítulo VI

14 1 0
                                    

Fruncí el ceño mientras tomaba el rifle y comenzaba a disparar a las cabezas de aquellos seres.No podía creerlo,cuando veníamos hacia acá no había ninguno,es como si alguien los hubiera guiado hasta aquí con el simple fin de que nos atacaran.


-Jaiku,quedate detrás de mi. -Le miré por encima del hombro y volví mi mirada al frente mientras seguía disparando.-


Mientras más pensaba que ya terminaría con ellos,más me equivocaba ya que llegaban más y más;las balas ya casi se me habían terminado,me quedaba menos de media caja de balas.No iba a dejar que Jaiku corriera peligro de nuevo.


Cuando las balas se me terminaron le entregué a Jaiku el rifle.


-Ve y busca a los demás,yo voy a distraerlos. -De mi bolsillo saqué una pequeña navaja.-


-P-Pero...


-Nada de peros,Jaiku. Anda,vete.


Ella sólo asintió dudosa y salió corriendo con el rifle entre sus brazos mientras yo comenzaba a deshacerme de los zombies con la navaja,era pequeña pero aún así era eficaz. Ya no sé ni cuánto ha pasado desde que estuve ahí luchando contra ellos,lo único que sé es que acababa de matar al último y ya era bastante tarde.


Estaba agotada y salpicada de sangre de zombie;sentía mis piernas débiles ya que después de atacarles con la navaja tuve que atacarles cuerpo a cuerpo para tratar de terminar más rápido.Ahora me encontraba caminando en dirección a donde estaban los demás,en una de mis manos llevaba las bolsas con las cosas que había podido sacar de aquella pequeña tienda en la gasolinera y en la otra llevaba la botella de 4 galones ya llena de gasolina.En mi mente solo había una cosa: que Jaiku hubiese llegado a salvo al campamento.


En cuanto llegué dejé aquel pesado recipiente a un lado de la mini van mientras Lysandro salía a ayudarme.


-¿Jaiku llegó bien? -Le miré algo cansada.-


-...No ha llegado acá. -Me miró con los ojos algo más abiertos de lo normal.-


En ese momento sentí como mi sangre se congelaba y mi respiración se detenía,mis ojos estaban completamente abiertos y sólo una cosa pasaba por mi mente.


No ha llegado acá.


Sin decirle algo a Lysandro salí corriendo en cualquier dirección sin importarme que mis piernas a penas y pudieran mantenerme de pie.


Le rogaba al cielo que ella estuviera bien,no iba a dejarla morir.


Seguí corriendo tanto como mis debilitadas piernas me lo permitían.Después de tanto correr llegué a una especie de zona de caza.


[ En ésta parte reproduzcan la media de éste capítulo. ]


Y a lo lejos la vi,forcejeando contra un cepo rústico, de aquellos que usan para capturar osos.

Nuestro ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora