🎵CAP X🎵

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ADV: Lemon HARDDDD a pedido de l@s loquill9s de mis lectorcitodd c:ME SENTI MUY INCOMODA ESCRIBIENDO ESTO JAJA.

Es opcional leer este capítulo lind@s, se entenderá la historia en el siguiente si lo prefieren saltar :)

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-¿A-armin?

-Mikasa.

-¿Qué estás haciendo?

-Mikasa... ¿Nunca te dijeron como se hacían los bebés?

Ella permaneció inmóvil.

-Te lo mostraré.

El rubio sonrió nerviosamente de lado.

Su consciencia lo estaba aniquilando poco a poco. Pero lo que había sido un ardiente deseo, ahora se había convertido en una necesidad.

Ahora, él solo necesitaba probar aquellos dulces y rojizos labios.

Probar y recorrer aquella pálida piel, centímetro por centímetro. Saborear aquella esencia de rosas que lo volvía tan loco.

Recorrer cada ruta de su cuerpo, conocerla. 

Hacerla suya.

O al menos, ser el primero en poder ser perteneciente total de aquella bella muchacha.

Armin comenzó a besar lentamente el cuello de Mikasa, provocando pequeños y cortos suspiros como respuesta.

Mientras lo hacía, empezó a desabrochar también los botones de la camisa blanca de la chica, dejando al descubierto sus pálidos pechos.

El rubio, anonado por aquel seductor cuerpo, solo pudo empezar a besar cada vez más desesperadamente a la chica, bajando desde su cuello hasta la clavícula.

De la clavícula, poco a poco llegó hasta sus pechos, rectamente formados, que parecían clamar a gritos la seducción del soldado.

-Ya no puedo contenerme más, Mikasa.

Ella, por su parte, se hallaba confundida.

Nunca había estado en una situación similar.

Tenía escasos conocimientos acerca del amor, y muchos menos acerca del placer.

Sin embargo, involuntariamente, su cuerpo le pedía más.

Era inevitable.

Pero, a pesar de su dulce inocencia, tenía en claro que eso no era normal en una amistad.

Fue entonces que un flechazo de culpa invadió su corazón. Pero ni siquiera podía moverse, o contrarrestar las acciones para impedir avanzar más allá.

Tal vez era porque no quería hacerlo.

¿O sí?

Eren no había demostrado nada hasta aquel punto. Incluso le había dicho que la odiaba.

O al menos eso era lo que ella creía.

Por lo que no se retiró. Simplemente dejó a Armin seguir. Disfrutó cada minuto de aquella prolongación con placer, pero culpabilidad.

Por lo que le correspondió uno de aquellos intensos besos que poco a poco le proporcionaba el cálido rubio de ojos azules, que se mostró totalmente sorprendido.

Arlert sonrió entonces levemente.

Él no podía pensar que aquello estuviera sucediendo, por supuesto. No lograba asimilarlo aún.

Pero en aquellos momentos, ambos solo dejaron pasar de lado su propia consciencia y culpabilidad. Solo deseaban el cuerpo del otro.

Estuviese bien o mal.

O incluso, si Mikasa en realidad no amara a Armin.

Mikasa se sentó rápidamente en la cama, tirando a Armin sobre ella boca arriba.

Hace algún tiempo, la comandante Hange le había proporcionado una charla... algo incómoda. De los pocos conocimientos de Zoe, Mikasa pudo aprender los puntos básicos acerca de la actividad sexual de un ser humano, pero nunca tuvo bien entendido debido a qué se producían este tipo de situaciones.

Pero poco a poco creyó comprender por qué.

Bajó la cremallera del muchacho rápidamente, mientras una gota de sudor caía de su frente.

-¿M-Mikasa?

-Hange-san me enseñó.

Tomó entre aquellas delgadas y pálidas manos el miembro de su mejor amigo, masajeándolo suavemente. El sudor claramente parecía apoderarse de ella, pero eso no le impidió parar.

Mientras cada vez aceleraba más y más los movimientos, Armin no podía evitar arquear su espalda, mientras maldecía en voz baja de puro placer.

La chica, totalmente sonrojada, empezó a sobar de arriba para abajo con ambas manos, totalmente rápido, a medida que el muchacho iba soltando roncos gemidos cada vez más fuertes.

-¡Carajo! ¡M- me ven-!

Un espeso líquido blanquecino salió a borbotones, salpicando todo el delicado rostro de Mikasa.

-Agh... Perdón, Mikasa...- Armin soltó una pequeña risa nerviosa, mientras trataba de mantener su compostura.

Ella no le respondió, más si quitó con delicadeza el líquido de su rostro con sus largos dedos, dirigiéndoselos a su pequeña boca.

Armin se sonrojó fugazmente.

-¿Q-qué haces...?

-Hange-san dijo que, si es un hombre de verdad, sabe bien.

-¡¿E-eh?!

Acto seguido, una mueca de asco se dibujó en el rostro de Mikasa involuntariamente.

El muchacho trató de reírse, pero en sí, se sintió algo humillado.

Fue entonces cuando un chirrido se escuchó en la entrada de la habitación.

-¿Mikasa?...

Eran Jean y Levi.


Ojos Grises - Mikasa Harem (Original) (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora