Epílogo

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— Parece que así podré proteger a ese demonio que resulta que es mi sobrina.  — Decía Rowan mientras miraba como la mayoría de documentos ardían.

Su hermana Arlene les había dicho que en su viaje al punto más lejano de Noruega conoció a alguien y les dijo que estaba muy enamorada. Incluso les habló de su embarazo.
Arlene y el padre de Erika tuvieron un romance que duró unos meses, hasta que él desapareció misteriosamente. Eso les había dicho. Al parecer había algo más que no les quería contar. 
La hija de Arlene debería haber nacido en Irlanda, pero pese a que la mujer al regresar estuvo allí durante pocos meses, en la mansión de sus padres.  Arlene tuvo que irse a Suecia y la niña nació en Gotland.  Su hermano la había hecho discutir con sus padres y estos le pidieron irse. 
La tensión finalmente se calmó y junto con su hija pudo ir de visita a Irlanda. Sus abuelos y su tía Alesia  la querían, especialmente esta última, pero Rowan la traba como alguien al que no le gustan los animales y tiene que aguantarse convivir con alguno.  

—Arlene, hermana mía pariste un monstruo, pero será mejor que yo la vigile. — Rowan Kayley recordaba la primera broma pesada que le hizo su sobrina, mientras se decía esto a sí mismo.

En esa ocasión Erika había ocasionado que a su tío le cayeran encima un montón de libros. Mientras le arrojaba aviones de papel a la cara. Su mamá le había pedido acomodarlos.
Sin embargo, la destrucción de varios textos hizo que Rowan y Arlene discutieran.

Rowan consideró decirle su plan a su hermana Alesia, pero decidió que era mejor no involucrarla. Mientras tanto debía ganarse la confianza de los de la Orden. El padre Harlings se había recuperado, pero él sí quería matar a Erika.

Su odio contra su sobrina era real y esto le facilitaba sabotear sin levantar sospechas.

Cuando Rowan se unió a la Orden por medio del Padre Harlings y conoció a Alexandre, este al hablar con él notó el profundo desprecio que sentía contra su sobrina.  Rowan durante los siguientes meses empezó a recibir información acerca de la profecía y conoció a los miembros que quedaban de la Orden.

— ¿Usted es tío de esa cosa? — Le dijo Jessebelle al conocerlo.

— Desafortunadamente. — Le respondió Rowan, mientras su tono expresaba un notable desagrado.

Rowan siempre quedaba sorprendido al enterarse de los accidentes que involucraron a su sobrina. Los miembros del culto se reunían en la sección oculta bajo la catedral, los domingos. 
Rowan cerró el libro que se encontraba leyendo y se levantó del sillón.

Rowan había tomado consigo muchos documentos relacionados a la muerte de los miembros de La Orden de Santa Brígida, posiblemente incluso había matado a alguno de ellos, para proteger a su sobrina.

— Muy bien.  Mejor ahora que nunca.

Ahora había decidido que lo mejor era destruirlos.
Empezó a arrojarlos a la chimenea.  Sin embargo consideró que algunos accidentes podrían llegar a ser más esclarecedores. 

Tomó lo documentos que quedaban 
— Una vida por otra vida. ¡A tu salud, engendro del demonio!

¡ Dudo mucho que el código no pueda ser descifrado!  — Dijo mientras los guardaba en una especie de caja fuerte.

Rowan tomó la botella de vino y se sirvió otro poco, entonces se fue caminando hacia su sofá favorito. 

—Supongo que ya se dieron cuenta y han enviado a alguien a eliminarme.   
Muy bien, espero que esto no sea en vano, sobrina.  

Había pasado al menos media hora y entonces sonaron varios disparos. La copa cayó al suelo y Rowan murió.  
 
 

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