Aunque parezca irónico, comencé trabajando en la cocina del penal con otras chicas más. Estuve trabajando con ellas durante 7 meses. Digo irónico por la razón por la que entré al penal y lo que terminé haciendo allí.
Aprendí de todo. Hasta cocinar con poco, para muchas personas. No es que estuviéramos muriendo de hambre, pero vivíamos a zapatillo, calabaza y zanahoria.Siempre había muchos problemas, ya sea porque la comida no salía a tiempo o porque no salía muy bien. Por esa razón renuncié y empecé a trabajar de costurera. Aprendí a trabajar con máquinas industriales y muchas cosas más. La ironía en esto, es que, con mis antecedentes penales, me hacían trabajar siempre con utensilios punzocortantes. Pero como me decían muchas: "No tenés el temperamento de alguien malo, al contrario, tenés el de una boluda". No sabía si tomármelo bien o mal.
Yo antes de esto, tenía mis ideales y mi forma de pensar. Siempre era altruista, hasta había sido vegetariana durante un tiempo porque amo a los animales. Por eso me parecía amargo pensar en el daño que había hecho, me dejé llevar por un momento de ceguera.Trabajaba durante la semana de 8:00 a.m. a 12:00 p.m. todos los días. El resto del día,hacía lo que pudiera mantenerme alejada de mis pensamientos.Hice un curso de abogacía en línea hasta el segundo año porque no te daban mucho para elegir, era eso o decoración de ambientes. Hice vóley, macramé, pintura, Reiki Usui y Kundalini, gerontología, etc. Tenía que salir adelante y el tiempo que me faltaba era demasiado todavía; 7 y medio no era poco.
Mis compañeras al ver lo pegotes que éramos Daniel y yo, trataban de ayudarme y me explicaron que, si yo quedaba embarazada, me darían el arresto domiciliario. Pero para mí, eso era súper egoísta. Traer un bebé al mundo por algo tan egoísta como el bien propio, no me parecía correcto, no era mi sueño. Cuando se lo comenté a Daniel, él opinaba diferente.
Me dijo: "Ana, te amo. Y si para tenerte conmigo en casa, tengo que hacerte un hijo, lo hago. Porque también vendrías con lo más maravilloso que puedo desear. Y, ¿sabés qué? Yo estoy listo. Este año cumpliré 30 y creo que es una buena edad. Vos tenés 24, no creo que sea mala idea".
Creí que pensaría igual que yo, pero a pesar de lo que me dijo, yo no me sentía preparada, así que no le di respuesta. Y no es que no quisiera tener un hijo. Antes de que todo esto pasara, ya lo pensaba, pero no bajo estas circunstancias. En el lugar, había un pabellón de madres, donde había dos embarazadas y dos mujeres con hijos. En total había tres niños: Dylan de 3 años, Mili de 1 año y una bebé de 8 meses. Estaban ahí por motivos especiales, no tenían afuera quién los cuidara. Los niños vagaban en el lugar cuando estábamos encerradas, a mí me costaba imaginarme ahí.
La semana siguiente, cuando estábamos en la intimidad, él volvió a sacar el tema. Me dijo: "A los tres meses de estar embarazada, ya podemos mandar los papeles con la abogada para pedir el arresto. Estarías en casa a los tres meses". Todavía no me gustaba la idea, pero él intentaba convencerme. Me decía: "Danielito Junior, va a estar contento por ayudar a mamá". Y no saben cuántas cosas más. Ya me lo estaba imaginando, estaría cumpliendo condena encerrada en casa, pero al menos estaría en mi hogar.
Al final, entre mis compañeras y él me convencieron, decidí intentarlo. Con él,empezamos a soñar en un mundo de 3. Lo buscamos durante un año, pero nunca vino. Cuando ya parecía imposible, dejé de buscar y me decía a mí misma que si no venía, era por algo. No era el momento, ni el lugar, así que decidí ponerme un implante del tipo microchip como método anticonceptivo.
Fue un día normal como cualquier otro, cuando empecé con ganas de tomar sopa. Ganas de esas en las que uno no piensa en nada más que solo eso, como si fuera una necesidad. Tenía muchísima hambre y unas ansias de sopa, injustificables. Estábamos en pleno verano, con temperaturas arriba de los 35°C, pero yo quería sopa.Como ahí nos daban de comer y no nos dejaban pasar comida, la única alternativa era tomar sopa de sobrecito, de las que son de taza.
Nos daban tiempo para comprar cosas con nuestro dinero, el que juntábamos por trabajar, una vez a la semana; los viernes. A veces esa era la única ayuda que tenían algunas compañeras que no tenían nada. No era mucho, pero podíamos comprarnos jabones, cosas íntimas, y de vez en cuando algo para comer como caramelos, alfajores y alguna que otra pavada.Teníamos que dar la lista de lo que queríamos y esperar al otro día por nuestras cosas, pero recién era martes. Una compañera tenía dos sobrecitos del invierno que había pasado, obviamente ya habían vencido, pero no me importó. Preparé mi sopa de arvejas súper contenta y con el ventilador en la cara, me la tomé. Pero solo hasta la mitad, porque me dieron náuseas y corrí hasta el baño. Decidí que, para el viernes encargaría sopa y un test de embarazo.
No le dije nada a Daniel porque hace un tiempo atrás, me hice un test y salió negativo. Él había estado tan ansioso por el resultado, que se deprimió mucho cuando salió negativo. Por eso primero iría a confirmar
.
ESTÁS LEYENDO
Argumentos de vida
Short StoryEsta historia está dedicada a todos aquellos que han sentido que no pueden seguir más. Cuenta una historia triste, pero verídica. No todas las personas están preparadas para leer las realidades que plasmo en cada párrafo. NOTA: Al estar basada en...