Capítulo 27-Epifanía

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—¡Arriba! ¡Ya despiértate! —me gritó mi santa madre desde la entrada de mi cuarto golpeando mi puerta.

Me incorporé de mi cama rápidamente por el susto. Traté de procesar qué día era hoy. Me tardé en salir del sueño tan raro que estaba teniendo y volver a la realidad. Con una horrible falta de ganas y motivación, puse los pies de vuelta a la tierra para comenzar un nuevo día. Tomé un baño, ni así se me quitaba la porquería de actitud que tenía, ni yo misma me aguantaba. Me puse la ropa negra que pude encontrar, algo que combinara con lo que sentía por dentro: nada o solo odio. Era lo único que recordaba sentir: odio y cólera. Me miré al espejo, era la persona más descuidada que alguien podría ver en el camino. No había maquillaje sobre mi cara "harta de la vida", solo esa mueca en mi boca al forzarme a hacer cualquier expresión. Y mis ojos, pues, no servían para leerme, sino para medio ver, aún debía ponerme los lentes y obligarme a ver esta horrible vida en la que me encontraba atrapada.

En modo automático bajé las escaleras de esta casa que seguía siendo desconocida para mí. Sin tener el mínimo grado bienestar propio, me pasé de largo frente a la cocina donde aquellas mujeres que me cuidaban me vieron.

—Hija, ven, por favor —me llamó mi abuela, pero la ignoré.

—No te vas a ir sin desayunar —ahora mi madre.

—¿Desde cuándo te preocupas por lo que hago o dejo de hacer? —la miré exclusivamente para responderle.

—¡Deja de estar de cínica! Y cambia tu actitud, ya nos mudamos. Ya no puedes hacer nada. ¡Acéptalo!

De nuevo, ese sentimiento de odio y furia. Sin pensar, me acerqué con pasos muy pesados a la cocina y azoté las manos en la mesa donde todas se encontraban desayunando.

—¡¿Qué te pasa?! —mi madre gritó...

...pero yo iba a gritar más fuerte:

—¡Odio este pinche lugar! ¡Yo no quería mudarme! ¡No quería tener que ir a una escuela en un lugar que ni putas conozco! ¡No quería tener que dejar a mis amigos, a mi novia ni a mi papá!

—¡Tu papá no te puede mantener! Y yo soy tu madre, a donde yo vaya, tú vienes conmigo te guste o no.

—¡Odio esto! —casi me suelto a llorar, tenía el nudo en la garganta listo para romperse en cualquier momento—. ¡Y las odio a ustedes! ¡Pero te odio más a ti! —me dirigí a mi madre—. ¡Prefiero estar muerta!

Una vez que acabé de desahogarme, salí de aquella casa sin haber probado ningún bocado. No tenía hambre, o solo estaba tratando de matarme inconscientemente. ¿Qué importaba? Para mí ya nada me motivaba, no creo que pudiera ser feliz. Fui pensando en mi funeral durante el camino cargando una enorme nube negra en el pesar de mi mente. Adonde quiera que fuera a partir de ahora, tendría ese pesado aire en el pecho ahogándome cada que respirara.

No prestaba atención a nada hasta que a mitad de camino a la escuela, un señor y un joven comenzaron a hablarme y a gritarme cosas raras. Ellos estaban de pie en la banqueta frente a una zona residencial, los escuché al pasar por ahí. Yo no entendía, aún no hablaba inglés, no podía saber exactamente qué estaban diciéndome ni sabía cómo responderles. Me dio miedo y asco porque me estaban haciendo señas obscenas o con índole sexual. Traté de evitar mirarlos y solo aceleré el paso, no quería tener que volver a verlos. Era increíble cómo una acción podía hacerme tanto daño, pues lo último que les escuché gritarme a lo lejos y que sí logré entender fue "fucking beaner." Me llegó como una cuchillada por la espalda. Papá me había advertido de este insulto antes de mudarme, me dijo que estuviera lista para recibirlo pero nunca creí que me pasaría la primera vez que salí a la calle en Estados Unidos.

BVB: La Sexta Integrante-Bring the War (Cuarta Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora