Sueños

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     Corría, como si mi vida dependiera de ello, hasta que tropecé. Frente a mi yacía  un río. Miré mi reflejo en el mismo; mis ojos eran diferentes. Una mano en mi hombro llamo mi atención y voltee a ver. Era un chico, solo podía ver su cara borrosa pero sentía que sus ojos penetrantes me tocaban el alma.

     Desperté sudada, otra vez ese sueño. Me está desesperando, no podía con ellos. No se lo consulto a mi madre porque luego quedria quedarse en las noches para entrar en mis sueños y no me agradaba la idea. Me levante para ir a darme una ducha, al salir  me coloqué un pijama, bajé a la cocina y casi me da un infarto al ver a mi hermano tomar una bolsa de sangre.

-Que pasó hermanita? Parece que vistes a un fantasma.

-Cállate estúpido. Es asqueroso ver como tomas sangre como si fuera agua.

-Tranquila enana, tú también eres mitad vampiro en algún momento te dará la sed de beber sangre...

-Aigoo... No cambiarás...- digo con asco.

-Mejor ve a dormir, mañana comenzamos en la nueva escuela.- dice con su odiosa sonrisa.

-Adiós chupa sangre...- digo después de tomar una botella de agua.

-Adiós enana...

     Volví a mi habitación y me dirigí al librero, se me había olvidado las dos cajas de mis libros en el auto. Volví a bajar y fui al auto, afuera hacia mucho frío y mi pijama no ayudaba. Miré mi reloj de muñeca y eran las 12 de la madrugada, ¿Que podría pasar? Además estoy en mi casa. Abrí el auto saqué la primera caja y la entré. Volví por la segunda y sentí como si me vigilaran, tomé la caja y cerré el auto, pero voltee a ver hacia los árboles. Sabía que había algo que me observaba y quería saber que era. Solté la caja en las escaleras que quedan frente a la puerta y caminé hacia los árboles, solo faltaban pocos pasos para que entrara al bosque pero una voz femenina me lo impidió logrando que me diera un mini infarto.

-¿Emma Denovan?¿Qué haces afuera a esta hora?- era la inconfundible voz de mi madre.

-Madre, me has asustado.-  Emma Denovan, esa soy yo... lo sé, lo sé, soy muy mal educada por no presentarme pero ¿Qué mejor que el misterio?

-Entra a la casa querida, puede ser muy peligroso estar afuera a esta hora.- me dice con un hilo de preocupación en su voz.

-¿Por qué si estamos en nuestro territorio? Es nuestra casa... - digo sin entender su preocupación.

-No importa querida ven, entra... - hace un ademan con las manos.

     Di una mirada nuevamente hacia los árboles pero esa sensación de ser vigilada se había ido. Volví a entrar a la casa y tomé mis dos cajas de libros, éstas pesaban mucho pero aún así subí y cuando llegué a mi habitación empecé a acomodarlos. Al terminar, me acosté y dormir, ya había pasado mucho por hoy.


Enamorada de un LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora