C̡̰͎̤͙Ạ̢͉̱̥̳P̨̲̗I̡̦ͅT̨͖͓Ą̗̜́ͅN̢͇͈͕

f̷̉̽̽̅̅́̽̃̌̌͐̐̈́́̒͋͞ut̵̄̏͊͗͊͗́̈͠ur҉̔̀̈́̒̔̔̄̀͠

Me desperté por el frio que llegaba desde el comedor, debían de ser las cuatro de la madrugada y el otro lado de mi cama se encontraba vacio. Me estiré un poco y refregue mis ojos antes de levantarme en busca de Kishibe, tome la bata que se encontraba tirada sobre el sillon de mi habitacion para colocarmela y salir por la puerta. Las luces de la casa se encontraban apagadas, pero la claridad que entraba por la puerta balcón me permitía ver lo necesario sin dañar mis ojos. Al observar al exterior note que la ventana se hallaba abierta de par en par y del otro lado, sentado en una silla de metal con almohadon colorido, se encontraba el capitán fumando y bebiendo de su plateada petaca.

Me acerque lentamente intentando no perturbar el aura que rodeaba al hombre, este parecía concentrado en algo y desde lejos podía ver su entrecejo fruncido; al observarlo mejor noté que llevaba puesto su saco, pero debajo de este se encontraba totalmente desnudo. Ésto me recordó lo pasado hace horas, la verdad es que por mas que me acercara no sabía bien como hablarle, al recordar lo sucedido no podia evitar sonrojarme y excitarme un poco. Nunca tendría suficiente de ese hombre.

No tardó mucho en notar mi presencia, volteando su cabeza de golpe para posar su mirada en mi, su frente se había relajado al encontrarse con mi ojos, abandonando su aspecto preocupado. Cubrí mi cuerpo mejor con mi bata para terminar el recorrido del comedor al balcón y sentarme en la silla que se hallaba a su lado. Mi balcon daba a la ciudad, a veces disfrutaba desayunar observando el movimiento de los habitantes, pero en una noche invernal como ésta, podía apreciarse la falta de movimiento caracteristica de la temporada.

-Deberias entrar, hace mucho frio-Dije, no podía entender como el hombre permanecía sentado en ese lugar sin reaccionar al frío, había salido hace segundos y realmente me estaba congelando-Termina de fumar y vamos a la cama.

En todo ese tiempo el no habia parado de mirarme, pero era una mirada diferente a la que tenia durante nuestro encuentro físico o cuando se encontraba sereno. La idea de que haya estado tomando frio por la madrugada no me gustaba para nada, pero no veía algún tipo de reacción por su parte, solo se fijaba en mis ojos, algo parecía perturbarlo, algo no andaba bien.

-Capitán, ¿Se encuentra bien?-Me senté en el borde de la silla para acercarme un poco a él, la actitud que tenía me resultaba muy extraña y estaba empezando a preocuparme.

-Si-Bajo la mirada-Perdón... No podía dormir asi que sali un rato a tomar aire-Prendió otro cigarrillo y se lo llevo a la boca.

-¿Por qué no entra? Puedo prepararle café y dejarlo a solas en el comedor,  no estaría tranquila si se queda afuera con éste frio.

-Estaba pensando en éstos últimos días-Solto, ignorando por completo lo que le había dicho-Toda esa gente muerta-Su entrecejo se había vuelto a fruncir, dejando ver el dolor que ocultaba en esos oscuros ojos. Tomó un gran trago de su botella para luego comenzar a negar con su cabeza hasta que el movimiento se fue apagando por si solo.

En todos los días que habían pasado no lo había visto desmoronarse ni por un segundo, pero aquí estaba, después de una noche en la que me permitió ver todas las cicatrices en su cuerpo, de a poco me permitía ver las de su alma.

Tomé uno de sus cigarros e hice señas para que lo prenda por mí, lo llevo a su boca para encenderlo y luego lo puso sobre mis labios de forma delicada con su mano.

-¿Qué vamos a hacer desde ahora?-"Vamos", mi intencion no era juntarnos con esa palabra, aún era conciente de nuestra individualidad, sobretodo de la suya, su intrincada soledad; pero si que habían pasado muchas cosas, ni siquiera habíamos tenido tiempo para velar a nuestros muertos y ahora nos encontrábamos fumando bajo el frío después de sobrevivir una vez más.