Capitulo 8

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Osvaldo despertó a la mañana siguiente con un tremendo dolor de cabeza, se froto los ojos y suspiro viéndose solo en la habitación de Victoria mientras algunas imágenes de la noche anterior le pasaban por la mente

O: Maldita sea...— murmuró levantandose

Salió de la recamara arreglándose mejor la ropa que llevaba puesta y caminando hasta el cuarto donde supuso que Victoria debió haber dormido, uno de los cuartos de huéspedes, el único que quedaba libre a decir verdad ya que en el otro estaban todas las pertenencias de el y dudaba que ella hubiera querido entrar ahí...

Llamo un par de veces a la puerta al encontrarla cerrada con seguro, pero nadie respondió, así que toco de nuevo, más fuerte

O: Victoria, Victoria abreme, por favor, tenemos que hablar

Pero la única respuesta que recibió fue de su hija, quien después de un par de minutos de escucharlo golpear la puerta y gritar salió a ver qué pasaba

O: Tu madre no me responde, baja al despacho por la copia de las llaves...

M: Papá, talvez no está, talvez salió a desayunar con Antonieta...

O: ¡¿A las 8 de la mañana?! ¡Baja de una vez por esas llaves, yo sé porque te lo digo!— grito desesperado

Y en cuestión de segundos María regreso con ellas, probaron unas cuantas hasta que dieron con la correcta, y al abrir la puerta pudieron ver a Victoria recostada como si estuviera dormida sobre la cama aún hecha

M: ¿Mamá?— acercándose a ella— ¿Mamá estás dormida?

O: ¡Claro que no lo está!— grito acercándose y tomándola de los hombros para moverla— ¡Victoria! ¡Victoria, despierta!

María entro en pánico al ver que a pesar de los movimientos bruscos de Osvaldo su madre seguía sin reaccionar

M: ¡Que le pasa, papá! ¡Está muerta, mi mamá está muerta!— grito llorando totalmente fuera de sí

O: ¡Cállate, claro que no!— tomando el frasco vacío que estaba tirado al pie de la cama— Voy a llamar a una ambulancia, quédate aquí, ¡Y deja de llorar, que me pones nervioso!

Pero claro que ya estaba bastante nervioso, ¿Y si Victoria en verdad estaba muerta? Pensó bajando las escaleras a toda prisa

O: Si no nos hubiéramos divorciado hasta me convendría— dijo para si mismo haciendo referencia a la herencia que seguramente le tocaría
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Victoria ingreso a urgencias en una camilla para su valoración.

Osvaldo y María se sentaron a esperar noticias sobre ella, el ya les había entregado el frasco de los medicamentos que había tomado, había pasado casi una hora desde que habían llegado y por fortuna María ya estaba más calmada...

B: ¿Pero que fue lo que pasó?— pregunto interrumpiendo el silencio entre su hija y nieta

M: Encontramos a mi mamá desmayada, abuela, parecía que estaba muerta...— dijo levantándose de la silla

O: Al parecer se tomó unas pastillas— dijo con cara de fastidio

B: Ja, lo que faltaba, esa mujer de verdad que está loca, el suicidio es un pecado— dijo en voz alta haciendo la señal de la cruz
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Heriberto caminaba a su consultorio despues de haber atendido una larga cirugía, estaba agotado... Tomo su celular y se encontró con dos llamadas perdidas de Luciana, su colega y amiga, de inmediato la llamo sospechando que debía ser algo importante

L: Heriberto, hola, ¿Estás ocupado?

H: Voy saliendo de una cirugía y ví que me llamaste, ¿Todo bien?— cerrando la puerta del consultorio

•𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora