Escena 3

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Mañana tranquila, lugar acogedor, una casa bonita: no es mía, ¿dónde estoy?

¿Una carta? No... es una tarjeta, es una invitación.

- ¿Qué más?

Es una invitación a una boda, alguien se casa.

- ¿Quién?

"Te invitamos a nuestra boda: A y P"

- Mierda...

Te escribí, estaba bloqueado, te llamé, estaba bloqueado; no me dejaste acercarme a ti, no me dejabas hablar contigo... Menos mal que así fue, pues sonará paradójico, pero si accedías, no hubiera sabido qué decirte, supongo que te iba a exigir que no lo hagas...

- Fue lo mejor para ella y lo peor para mí.

Un abrir y cerrar de ojos; a lo lejos, un arco de flores, alfombra roja, sillas e invitados, un altar, un padre, un hombre y una mujer que iban a pactar lealtad eterna... Una mujer... que ya no me correspondía.

Desperté… me quedé en shock… otra vez cristalino.

Tus sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora