Mañana tranquila, lugar acogedor, una casa bonita: no es mía, ¿dónde estoy?
¿Una carta? No... es una tarjeta, es una invitación.
- ¿Qué más?
Es una invitación a una boda, alguien se casa.
- ¿Quién?
"Te invitamos a nuestra boda: A y P"
- Mierda...
Te escribí, estaba bloqueado, te llamé, estaba bloqueado; no me dejaste acercarme a ti, no me dejabas hablar contigo... Menos mal que así fue, pues sonará paradójico, pero si accedías, no hubiera sabido qué decirte, supongo que te iba a exigir que no lo hagas...
- Fue lo mejor para ella y lo peor para mí.
Un abrir y cerrar de ojos; a lo lejos, un arco de flores, alfombra roja, sillas e invitados, un altar, un padre, un hombre y una mujer que iban a pactar lealtad eterna... Una mujer... que ya no me correspondía.
Desperté… me quedé en shock… otra vez cristalino.
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Tus sueños
Short StoryPara muchos es fácil dejar ir a una persona que alguna vez amaron con todo el corazón, solamente cortar todo tipo de comunicaciones y encuentros para sanar poco a poco, termina siendo la manera más sencilla, práctica y rápida que se puede implementa...