8. Cicatrices

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Shouto no sabía realmente qué hacer o pensar tras la batalla de su padre que había presenciado a través de la televisión, estaba con demasiados sentimientos mezclados y su hermana insistiendo en que fuera a casa para recibirlo no ayudaba en nada.

Luego de que se separó del grupo tomó un vaso con agua y volvió a su habitación agradeciendo la preocupación de todos, pero nada podían hacer por él y su mente estaba tan confundida que si se quedaba con ellos sólo los preocuparía de más. Giró unas cuantas veces sobre su cama buscando una buena posición para dormir, pero por más que lo intentara el sueño no se dignaba en aparecer. Fue cuando estaba dispuesto a levantarse para tomar algo de leche caliente que él llamó a su puerta lo más silenciosamente posible.

- Viniste. - le dejó pasar.

- Pensé que estarías en la mierda así que te preparé esto. - una bandeja con una taza de humeante chocolate caliente y un plato con galletas fue depositada en el espacio libre de su escritorio.

Sonrió complacido al sentir el agradable aroma a chocolate.

- Gracias Katsuki. - tomó asiento en la silla de su escritorio para tomar la taza entre sus manos y aspirar el aroma del líquido caliente, el cenizo sólo asintió con la cabeza mientras se acomodaba en el futon del bicolor para observarlo ingerir lo que le preparó en total silencio. Jamás lo admitía en voz alta, pero estaba preocupado por su estado. Lo conocía lo suficientemente bien como para saber que debió haber estado complicándose la cabeza pensando en un sinfín de estupideces sin sentido sobre su estúpido padre y lo que sintió al verlo en esa situación, no era fan de Endeavor y si fuera por él podría irse al diablo, pero era el padre de Shouto y eso no podría ser cambiado, aunque se lo pidiera a una estrella fugaz.

Aunque lo rechace y hable mal de él, Katsuki sabía que muy en el fondo aún existía un grado de consideración por su padre y por esa misma razón es que en este momento se encontraba tan confundido y con sus sentimientos a flor de piel.

- ¿Irás a verlo?

- No lo sé. - su voz salió en apenas un susurro como si temiese a que alguien más, aparte de Katsuki, lo escuchase -. No es como si pueda salir de aquí libremente.

- Lo entenderán

Silencio fue su respuesta, suspiró resignado antes de levantarse y acercarse a él. Sus miradas hicieron contacto un par de segundos antes de que el mismo Shouto la desviara por temor a que Katsuki leyese sus pensamientos y, aunque el cenizo no pudiera hacer algo como eso, le era fácil entender lo que sentía con tan sólo observarlo a los ojos.

- Nadie te juzgará, al fin y al cabo, es tu padre.

Mordió su labio tratando de esa manera detener las lágrimas que amenazaban con salir, estaba tan sobrecargado de nuevas emociones y sentimientos que no sabía cómo actuar. Su cuerpo reaccionaba más rápido que su mente para procesar la carga emocional que tenía en ese momento y tras sentir los brazos del cenizo envolver su cuerpo en un fuerte abrazo ya no pudo hacer más que llorar como si de un niño se tratase.

Lo aferró con todas sus fuerzas para transmitirle su apoyo, para hacerle sentir de esa manera que tenía alguien en quién apoyarse en los peores momentos y lo dejó llorar sobre su hombro hasta que se hubo calmado.

- No sé por qué reaccioné así. - habló entre sollozos aun abrazándolo -. Aún después de todo lo que hizo... ¿Cómo es posible?

- Muy en el fondo lo sabes y debes descubrirlo por ti mismo.

Se apartó para tomar su rostro entre sus manos y apretar sus mejillas hasta dejarlas rojas, sonrió al ver el puchero en los labios del bicolor y reunió todas sus fuerzas para no besarlo en ese mismo instante, eran amigos y los amigos no se besaban, ¿cierto?

- Mi hermana me comentó que lo darán de alta en dos días. - su voz seguía escuchándose como un débil susurro para sólo ser escuchado por Katsuki -. Pero no creo tener la fuerza suficiente para ir y verlo.

- ¿De qué mierda hablas? - dio un leve golpecito en su frente para después alejarse y volver al futon -. Eres jodidamente fuerte y lo has sido todos estos años, esto será pan comido para ti.

Era imposible que su corazón no latiera más rápido tras escuchar esas palabras, Katsuki siempre encontraba la forma de hacerlo sentir estúpidamente feliz, de que su pecho se llenase de un extraño sentimiento y que obtuviese la fuerza que antes no tenía. Terminó el resto del líquido caliente y de comer las galletas para unirse al cenizo en su futon, apoyó su cabeza en el pecho de Katsuki y se abrazó a él con brazos y piernas haciéndolo reír al imaginarlo como un pequeño koala.

- No te compliques tanto, ve y lo primero que debes decir es "esa es una desagradable cicatriz la que tienes ahí", ¿entendido?

- Sí señor.

Negándose a soltarlo ambos se quedaron dormidos abrazados despejando así toda pesadilla que pudiese llegar a atormentarlos, velando el sueño del contrario como todas las veces que han quedado en dormir juntos y despejando todo malestar con tan sólo sentir la calidez contraria. Tras esa noche Shouto se sintió con la suficiente determinación para ir y ver a su padre a la cara luego de aquella experiencia de confusos sentimientos que Katsuki le ayudó a aclarar y tal como le había informado su hermana, su padre fue dado de alta dos días después.

Gracias a Aizawa pudo obtener un permiso especial para ir a casa por unas horas y antes de subir al auto giró buscando al cenizo con la mirada encontrándolo apartado del resto de sus compañeros, quería acercarse y darle un último abrazo antes de partir para no perder la valentía que había adquirido gracias a él, pero sólo tuvo que conformarse con la pequeña sonrisa que le regalo desde la distancia.

Tal como Katsuki le había dicho antes de que ambos cayesen dormidos, lo primero que soltó tras ver a su padre cruzar la entrada fue la frase que se grabó a fuego en su mente.

- Esa es... una desagradable cicatriz la que tienes ahí. - y siguió sorbiendo sus fideos sintiendo como si una enorme piedra cayese desde sus hombros haciéndolo sentir aliviado después de tanto tiempo.

Una sonrisa imperceptible se adueñó de sus labios siendo disimulada gracias a los fideos que seguía comiendo como si nada estuviera pasando y la imagen de Katsuki apareció en su mente haciéndolo tener un sólo pensamiento.

"Gracias por sanar mis cicatrices".

One Shots | TodobakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora