CAPÍTULO 4

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Pasaron un par de días, el padre de Carl y de la bebé seguía vagando entre los pasillos y pabellones de la prisión, Glenn, Daryl, Maggie y yo encontramos el cadáver de T-Dog y aún no encontramos el cuerpo de Carol.

– Glenn..

– Maggie, sigue siendo un no. – escuché mientras pasaba.

– ya sé que me equivoqué pero... – dejó de hablar. – ¿y si salimos para hablar? – le preguntó susurrando.

– ¿y que pase lo mismo que en la farmacia? No, gracias. – salió de la celda y seguí caminando. – justo iba a buscarte, voy a salir a buscar leche para la bebé, ¿quieres acompañarme?

– ¿por qué no vas con Maggie? Ella es la que ha revisado la zona y buscó dónde puede haber cosas de bebé.

– no es una buena idea e ir solo tampoco lo es.

– claro, ¿cuándo?

– en 5 minutos. – asentí, él igual y fui a mi celda por mis armas, esta vez no me llevaré la ballesta.

– ¿saldrás? – me preguntó Carl.

– sí, iré a conseguir leche para tu hermana, ¿algo que quieras en especial?

– un chocolate.

– ojalá encuentre, avisale a Daryl que salí. – choqué el puño con el de él y seguí a Glenn, salimos de la prisión y nos subimos al auto. – ¿qué tan mal terminó? – me miró mientras conducía. – no es que me importe, es sólo por el chisme.

– no tan mal, hasta donde sabía fue un acuerdo mutuo pero Maggie quiere volver.

– ¿y tú no?

– no, en este momento... quiero estar... no lo sé, sólo quiero proteger a mi familia, no estoy para relaciones, no mentalmente.

– ¿Maggie lo entiende?

– creo que no. – soltó. – pero me gustaría que lo hiciera.

– en algún momento lo hará. – esbozó una sonrisa.

– ¿qué tal las cosas con tu hermano?

– mejor pero aún no lo perdono, siempre lo hago, es algo que no puedo evitar, es mi alma gemela. – me miró asqueado. – no siempre las almas gemelas son románticas, a veces son madre e hija, padre e hijo, mejores amigos, primos, abuelo y nieta, no lo sé, Daryl es mi alma gemela, mi mejor amigo, no es su culpa que tenga corazón por Merle pero sí que le siga el cuento a muchas cosas. – sonrió.

– ¿cómo...?

– a las drogas, a abandonarme en una ciudad llena de caminantes, a robar en ocasiones... – llegamos a un supermercados, nos bajamos y entramos. – ambos coincidimos en que sin él, Merle no hubiera sobrevivido tanto, terminaría muerto antes de los 25, sino fuera por el corazón de Daryl... hubiéramos tenido una vida mejor, no lo culpo, ahora eso ya no importa, que lo tenga es lindo pero también lo hace un poco ingenuo a veces.

– es la magia del lado bueno de las personas. – sonreí y metí en una canasta la leche de la bebé, caminó hacia el pasillo de bebés pero me detuve, sólo se me quedó mirando.

– Carl me pidió algo, iré a ver si hay. – fui dos pasillos a la derecha y revisé si había chocolates, pero en lo que buscaba empecé a llorar.

– ¿estás bien?

– sí. – me sequé las lágrimas y agarré tres barras de chocolate, él sólo se me quedó mirando preocupado. – estoy bien, no te preocupes, Glenn. – palmeé su hombro. – ¿llevamos algo más?

– supongo que sí, hay que aprovechar que aún está lleno. – asentí y seguí llenando la canasta, solamente evitando la sección de bebés. – ¿ya te decidiste? – me preguntó saliendo.

– ¿decidirme a qué?

– a quedarte.

– aún lo sigo pensando, lo que pasó... sería muy estúpido de mi parte irme en un momento como este, me odiaría y además... es un buen hogar.

– ¿hogar? – preguntó sonriendo.

– sí, es un hogar. – respondí sonriendo.

– ¿y dónde queda ese lugar al que llaman hogar? – escuchamos una voz preguntar y volteamos, era Merle apuntandonos con un arma, parecía estar manco pero con una cuchilla en donde iba su mano derecha.

– Merle... – pronunció Glenn y Merle rió, dejó su arma en el suelo y levantó las manos.

– maldición, sigues viva, creí que los estorbos no duraban nada pero parece que sigues viva gracias a que fastidias la existencia del chino. – dijo burlón.

– para empezar es coreano, y segundo, no soy tú. – carcajeó.

– sí, claro. – dijo comenzando a caminar hacia nosotros pero saqué mi arma y le apunté.

– ¡retrocede! – le grité.

– está bien. – respondió aún riendo.

– sobreviviste... – pronunció Glenn aún sorprendido.

– díganme, ¿mi hermano está vivo?

– sí. – le respondió Glenn y sonrió aliviado.

– si me llevan con él, olvidaré lo que ocurrió en Atlanta, sin rencores. – Glenn miró la cuchilla. – ¿te gusta? Lo encontré en un almacén de suministros médicos, me lo puse yo mismo y me quedó fabuloso.

– le diremos a Daryl que estás aquí y él vendrá a buscarte.

– espera... no. – le susurré a Glenn. – por ninguna razón dejaré que mi hermano vuelva a tener contacto con este canalla.

– ¡hey!

– no dije ninguna mentira. – le dije a Merle.

– si no lo hacemos nos matará.

– prefiero que me mate a que consiga la ubicación de Daryl y el grupo. – me miró decepcionado. – dije que a mí, no a ti, tú huye.

– no te dejaría sola. – sonreí pero vimos que Merle se quería acercar a ambos.

– espera. – dijo él.

– alto.

– espera... es en verdad un milagro que nos hayamos encontrado... confía en mí.

– no se puede confiar en ti.

– tú confía en nosotros, quedate aquí. – soltó una pequeña carcajada y sacó un arma.

– ¡no! – disparó al auto y corrimos pero me atrapó, colocó la cuchilla en mi cuello y el arma en mi sien.

– ¡sueltala!

– deja el arma en el auto, hazlo. – eso hizo y levantó las manos. – ahora sube, iremos a un paseo.

– no volveremos a nuestro campamento.

– no, iremos a otro lado. – me señaló que me subiera a los asientos traseros pero me negué, intenté forcejear con él pero sólo gané una cortada en el ojo y la mejilla con su  cuchilla. – eso dejará una linda marca.

– no lo hagas... – le dije a Glenn pero Merle pegó más el arma a mi sien.

– ¡subete, tú conduces! – me subí en los asientos traseros junto a Merle apuntándome mientras que Glenn se subía al asiento del conductor, claramente tenía la intención de matarme si Glenn intentaba hacer algo y con lo poco que lo conozco, sé que no lo haría, a nadie del grupo.

Maldito Merle.

ENDLESSLY [Glenn Rhee]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora