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El cigarrillo entre mis dedos esta encendido y yo apoyada en la puerta de mi vehículo.
-Todo esta en perfecto estado, _____-.
Tatta cierra el capo de mi vehículo, algo contento con el resultado.
—El vaso de expansión esta entre el mínimo y el máximo, al igual que el aceite y la bateria esta limpia y engrasada, lo demas esta igual de bien- Me informa el chico con sus pupilas algo dilatadas —Me alegro Tatta, necesito que me acompañes en esta carrera y te asegures que no haya ningún problema con el auto— con una sonrisa en el rostro me acerco a el y lanzo el cigarro al suelo para aplastarlo con la punta de mi zapato —¡¿Ehh?! sera un honor acompañarla señorita Danma— el me hace una reverencia algo sorprendido por mi petición.
—¡Basta de formalidades Tatta! me haz ayudado demasiado, no soy una novata en tema de autos pero necesitaba la opinión de alguien como tu— mis dos manos en sus hombros lo obligan a levantar la cabeza, el con vergüenza me devuelve la sonrisa —Llámame solo ___— el asiente —Entonces llámeme solo Koda, ___— alejo un poco mi brazo y le hecho un vistazo al pequeño reloj que hay en mi muñeca, mis ojos se abren un poco pero lo suficiente para ver nervios en mi rostro y mi sonrisa desaparece, rápidamente palmeo el brazo de Koda, hago un movimiento con mi cabeza indicando que se suba al auto y empiezo a caminar hacia mi asiento de piloto —Se nos hace tarde, súbete— le ordeno y rápidamente me hace caso, ambos nos ponemos el cinturón de seguridad.
Muevo de una manera brusca la llave ya puesta en su lugar y el vehículo empieza a avanzar por no haber dejado la palanca en neutro antes, Tatta se afirma de las orillas de su asiento para no salir volando, al no tener nada delante apretó el acelerador, mis manos están al volante y la velocidad del auto sobrepasa lo que las leyes nos infringen pero para buena o mala suerte ya no estamos en ese mundo.
En el camino, autos se colan a mi lado y un poco más atrás pero al parecer sin malas intenciones me siguen para ir a la pista de carretra —¿Oye ___, no te parece muy tarde para conducir?— asustado me pregunta mi nuevo amigo y yo sin quitar la vista del camino respondo a su duda —Es la hora perfecta, nadie viene a jodernos— Esbozo una sonrisa maliciosa, al llegar a nuestro destino detengo el auto en la zona de comienzo, nos bajamos del auto y los vehículos que nos perseguían no era nada más ni nadie menos que Niragi, del otro lado esta Aguni y el auto de Saiko estacionado detrás mio —Vaya, vaya, vaya ¿No es esta la princesa Danma? ¿Que hace una chica tan delicada por acá?— El pelinegro con piercings se acerca a mi con arma en mano —Lo mismo que usted, "caballero"— la última palabra se la dije con rencor y sarcasmo.
