PARTE 14

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Leila llama a Ona, era la única que sabía que estaba ahí

Ona: gírate a la izquierda lentamente

Leila ve un porche negro descapotable, con una jugadora de gafas de sol y vestida con pantalones ajustados y una camiseta de tirantes por el calor que hacía en ese aeropuerto. Leila no se creía lo que estaba viendo: un cochazo con un monumento dentro

Ona: te quedas embobada mirándome

Leila: que dices, no me imagine un porche descapotable. Pocas veces lo imagine que estuviesen en Madrid

Ona porque dices eso

Leila: estudié la carrera de ingeniería y viendo las piezas son difíciles de conseguir a aquí en España

Ona: ingeniera y futbolista (pensamiento: pero tiene pinta de ser la abogada más sexy que he conocido en la vida, ahora como piensa que voy a poder conducir, bueno tú concéntrate y no la mires.)Oye me preguntaba si querías reunirte con algunas jugadoras antes de conocerlas a todas

Leila: la verdad es que no, no quiero ver a Laia y a Misa besándose enfrente de mí cada dos por tres. No la quiero ver ni en pintura

Ona: quieres venir a mi casa, es pequeña pero 2 cabemos de sobra

Leila: si esa oferta es una invitación a una siesta, voy de cabeza

Ona: con que te gusta dormir la siesta, no me lo hubiera imaginado

Leila: son siestas de 15 min como mucho

Ona: poco para una catalana que jugó en el Atleti

Leila: no sabía que investigabas profundamente a tus enemigos

Ona: cuestión de principios

Llegan a la casa

Ona: bueno ahí tienes el sofá para echarte la siesta, no te importará que ponga una peli en mi cuarto. Igual te despierto.

Leila: como si la pones aquí, tengo mucho sueño me dormiré igualmente

Ona: está bien

Pone la peli, mientras ve como Leila se quita la americana y se desabrocha otro botón. Para tener más capacidad de moverse. Ona luchaba para no pegarse a ella y poder ver la peli sentada junto a ella, estaba acostumbrada a ver pelis apoyada en alguien aunque no solían ir así de guapas y provocativas para verlas. Ona no paraba de moverse en el sofá no quedaban almohadones.

Durmiendo con mi primera enemigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora