Capitulo 17

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Capitulo 17

Cuando Viktor llegó a la casa de los padres de Neville, lo que menos esperaba encontrarse era a Oliver, junto a la madre de su ex, conversando alegremente en la puerta. Una extraña sensación, similar a los celos que rara vez había sentido por Natalie, se removió en su interior, lo que lo llevo a apretar especialmente fuerte la mano de Oliver al saludarlo. Para su buena suerte, aparco frente a ellos una camioneta y de ella bajaron Neville y su padre, tanto el señor Longbottom como su esposa, se mostraron felices de verlo, sobre todo por la ayuda que brindaba con la mudanza, en la cual inmediatamente se puso a trabajar, siendo Oliver y él quienes cargaron dentro las cosas más pesadas.

Pasaron alrededor de una hora bajando y entrando cosas, antes de que el señor Longbottom avisara que el tiempo de alquiler de la camioneta solo les alcanzaba para llenarla una vez más.

— ¿Puedes ir con mi padre, Oliver? Tengo que subir las cajas de la entrada y Viktor está moviendo los muebles de la cocina al antojo de mi madre—explicó Neville.

—Claro, no hay problema.

—Solo procura que no cargue mucho peso mi padre, hay un hombre en la entrada del edificio que ayudara, le pague en la anterior carga. Todo está cerrado y listo para sacar en el apartamento.

Con la partida de Oliver, por las últimas cosas, Viktor se sintió un poco más cómodo, ya que sintió el ambiente ligero, la señora Longbottom continuaba con un humor alegre y comenzaba hacerle cumplidos sobre los cambios que obtuvo durante los años pasados, su físico, fuerza, actitud. A su vez, lo felicito por tener la misma sonrisa, la mirada divertida y su gesto al venir a ayudar.

—Puedes irte a ayudar a Neville con los muebles arriba, yo me encargo de mi cocina—lo echó de ella escaleras arriba, donde Viktor conocía el camino a la habitación de tantas cosas que cargo hasta ella a lo largo de la ultimas casi dos horas.

—Tu madre me envía a ayudarte con... ¿Qué se supone que estás haciendo?—cuestiono cuando lo vio debajo de la cama.

— ¿Viktor?—preguntó sin poder verlo, ya que lo único que salía por debajo de la cama armada, eran sus pies.

—Hay algo mal en ella, se mueve, estoy intentando encontrar donde ajustarla.

— ¿Sabes? Cuando dijiste que casi estabas instalado aquí, pensé que tu cama ya estaba al menos, ¿Dónde dormiste estos días?

—En la cama que tenia de chico, esa pequeña, esta es mi cama—explicó saliendo de allí.

—Dame eso, lo hare yo—dijo quitándole de la mano la herramienta y caminando alrededor de la cama para hacer el trabajo, sin la necesidad de meterse debajo.

—Gracias por venir a ayudar, no lo pensé, pero ayudaste mucho.

—De nada, es un placer, por cierto, tu madre ya me invito a cenar.

— ¿Qué?

—Me dijo si podía quedarme y le dije que me encantaría—explicó con simpleza terminando con la última punta de la cama—. ¿Qué más tienes que mover? ¿Ya trajiste todas las cajas de la entrada?—preguntó mirando la pila a un lado.

—Sí, son todas por el momento.

—Puedo ayudarte a ordenar...

—Eso no pasara, son cosas personales.

—No pueden ser estas, casi diez cajas, cosas personales, ¿Qué tienes? ¿Personas muertas y cortadas en pedacitos?

—Eso es demasiado extraño hasta para bromear—comentó con seriedad—me preocupa tu extraño sentido del humor.

Lady DDonde viven las historias. Descúbrelo ahora