Día: 3
Hora: 6:25 amSon las 6:25 lo que significa que me he despertado 5 minutos antes que sonara la alarma que puse en el reloj (¿Se le puede decir así?) que Kota me regalo ayer.
Doy vueltas en la cama hasta que escucho la alarma, que en lugar de despertarme de mi sueño me avisa que es momento de levantarme para iniciar el día.
Salgo de la cama y me dirijo a la puerta que está al lado del armario, la cual descubrí ayer es un baño, muy espacioso y elegante he de decir. Cierro la puerta detrás de mí para luego empezar a quitarme el pijama para entrar a la regadera.
Abro la llave para dejar que el agua fría caía sobre mí y me empape completamente. Estando en el silencio y soledad de la ducha me permito divagar sobre muchas cosas que han pasado en mi vida recientemente. No quiero llorar, siempre he pensado que eso no sirve para nada y que en lugar de llorar y lamentarse hay que dar la cara a las cosas y buscar la forma de arreglarlas.
Subo el volumen a la nueva canción de Morat para que la música se escuche más alto que mis pensamientos, canto junto con la banda para alejar los malos recuerdos que me invaden al recordar mi infancia y por un momento, olvido el sitio en donde estoy. Olvido todo y mis problemas desaparecen.
Pero no todo es eterno, y cuando termina la canción, todo regresa a mí. Termino de ducharme y salgo del baño hacia el armario para buscar un buen conjunto de ropa que me guste para hoy. Elijo unos Pants negros junto a una camisa holgada de color blanco.
Busco en el armario y consigo unos deportivos blancos con plataforma que me gustan; las elijo para completar el outfit.
Regreso a la habitación para buscar mi reloj y en cuanto lo tengo en mi muñeca sonrió recordando el momento en que Kota me lo dio. Pero así como me acuerdo de Kota y su sonrisa recuerdo a Eylis y su ceño fruncido al encontrarme merodear la habitación de su novio.
Por lo que he visto Eylis y Kota tienen algo, y como no quiero problemas procurare no involucrarme ni opinar nada al respecto, después de todo esa es su vida.
Salgo de la habitación con el cabello húmedo debido a que lo lave al momento de bañarme; cruzo unos cuantos pasillos antes de llegar a la cocina, revisando en mi reloj si no me he equivocado de dirección.
Noto a medio camino el divino olor que parece provenir de la cocina, cierro mis ojos para disfrutar más de la fragancia deliciosa de lo que se esté cocinado.
Como tengo los ojos cerrados choco contra el marco de puerta, estampando mi cara contra ella antes de entrar a la cocina.
Mascullo un insulto sobando mi frente y regañándome por mi estupidez, doy los pasos que faltan para adentrarme en la cocina y tomo asiento en la barra para desayunar que hay en ella.
-Buenos días, Natalia- sonríe Kota, notando mi presencia en la cocina, cosa de la que no se había percatado porque traía puestos unos auriculares en las orejas. -El menú de hoy son tortitas- dice orgulloso por sus habilidades culinarias, ensanchando la sonrisa en su bello rostro.
Contrólate Natalia, vas a empezar a babear y sabes que no se debe a lo ricas que se ven esas tortitas.
-Me encantan las tortitas- inhalo, obteniendo más del delicioso olor de esas esponjosas y doradas masitas.
-A mí también- dice Eylis, asiendo aparición en la cocina.
¿Acaso eso fue una indirecta?
No, deja de imaginarte cosas, Natalia.
Eylis no viene sola, una chica de cabello azul entra a su lado. A simple vista, parecen dos personas completamente distintas, pero si te fijas bien en sus caras, comparten las mismas características, nariz perfilada, pequeños ojos azules y delgados labios de color rojizo.
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Mi Vida Perdida en el Tiempo
Ficción GeneralLa vida es una ruleta que siempre está en constante movimiento, hoy estamos arriba mañana abajo, nunca se sabe las vueltas que puede dar la vida. Por algo dicen que es mejor esperar lo inesperado, estar preparado para cualquier situación. Aun así...