CAPÍTULO 2: SUMINISTRO

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Región de Yamen, continente de Dorme al 4 de julio del 2023. Afueras.

[12:00]

—Es hora... —le dice un Cigüeña a otro en el boscoso exterior, en las afueras de la ciudad. Se veía la masa de edificios en la lejanía.

—¿Estás seguro de que... llegará? —pregunta caminando por los árboles junto a su compañero.

Ambos portaban la máscara de Cigüeña.

—No lo sé..., pero fue la orden de Pimp. Dijo que el soldado de Ohja obtenía sus suministros de munición cada mes, justo el día cuatro a las doce del mediodía —una voz roñosa y madura.

—Si siempre lo hace... ¿Por qué no se lo hemos robado antes? —una voz juvenil y suave.

—¿Eres tonto o qué, novato? —se detiene.

—Solo preguntaba... —responde cohibido.

—Ya lo han intentado, pero este tipo siempre acaba con los nuestros. Ya sabes... es un monstruo —

—Mierda. Y ahora nos tocó venir a nosotros —

—Es lo que hay, pero siéndote sincero, prefiero que me mate ese lunático enmascarado antes que el psicópata de Pimp—le responde convencido—. Ni se te ocurra decirle al jefe que lo llame psicópata —

—¡Qué va...! ¡No iba a decir nada, hombre! —responde nervioso, decorándose con risas.

Ambos comienzan a escuchar el característico ruido producido por las hélices de un helicóptero.

—¡Eh! ¿Escuchas eso, novatito? —le pregunta golpeándole el pecho y acercando sus cabezas—. Así es como suena otro ascenso y un premio gordo —

—Vamos por ese premio, Río —le responde el novato con falso entusiasmo, autoconvenciéndose.

—Y no se te ocurra bajar la guardia, recuerda que hay predadores por esta zona —

—Eso es lo que menos me preocupa, si te soy sincero... —replica mirando en todas las direcciones.

—Es lo que hay. Me encantaría tener un cigarro ahora mismo... —aligera el tono avanzando.

—A mí otro par de calzoncillos —

Río se detiene y lo mira.

—Era broma —

—Más te vale, novato —sigue andando—, pero si tienes ganas, hazlo ahora. No vaya a ser que... —

—Dame un momentito —irrumpe alejándose.

Río se detiene nuevamente y lo mira desviarse hacia los árboles.

—Era broma... mierda —se queja en voz baja—. Nadie capta mi sarcasmo... será que estoy mayor —

Más adelante, por el bosque, escucharían como cae el suministro a tierra, creando un pequeño, pero intimidante, temblor alrededor. Ambos se miran el uno al otro de forma indiscreta, mientras caminaban apresurando su paso hasta el origen del sismo.

—Mira, Río. Son de los nuestros... —susurra el novato golpeando a Río con el codo, y señalando a un grupo de al menos seis Cigüeña frente a la caja de suministros. Río mira el brazo del novato, con el que lo golpeo, y luego lo mira a él, juzgando la confianza. Se podía adivinar la expresión de su rostro bajo esa máscara simpática.

—Bien, sígueme —responde caminando hacia fuera de entre los árboles.

Cuando un par de metros los separaban de una pequeña explanada sin sombra de árbol, se detienen al escuchar un ruido a su derecha. Río pone su mano frente al novato y ambos miran con atención en esa dirección, cautelosos. Giraron sus cuellos lento.

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