CAPÍTULO 9: DESVÍO

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Región de Yamen, continente de Dorme al 7 de agosto del 2023. El Paraíso.

[16:58]

El sitio era un lugar similar a un enorme jardín de ensueño, con una fuente preciosa con la silueta de un Cigüeña con bastón esculpida, justo en el centro de la explanada. En el jardín se encontraban mujeres realizando tareas de limpieza y supervisión, y niñas que iban todas vestidas de la misma forma: con una falda corta color rosa pastel y una blusa blanca en la parte superior, unidas ambas prendas con un par de tiradores azulados. En los pies llevaban calcetines de color blanco hasta las rodillas y zapatitos del mismo color que los tirantes.

Las niñas más pequeñas jugaban, ignorantes y, curiosamente, todas ellas compartían rasgos físicos similares. Cabello negro y lacio, ojos color marrón y complexión delgada. Entre ellas se encontraba Roy, observando a las demás niñas junto a otra pequeña que la acompañaba sentada a su lado, ambas sobre una banca.

Un par de Cigüeña, armados, cruzan frente a ellas, a lo que la compañera de Royal se ve afectada. Inmediatamente cruza las piernas y toma con fuerza el brazo de Royal, haciéndole daño con el agarre. Al mismo tiempo, esconde su cabeza tras su espalda, y así se quedaría durante unos segundos. La pequeña, aterrorizada, asoma un ojo desde detrás de su amiga para ver si los Cigüeña habían desaparecido. El ojo de la inocente se mostraba con un contorno oscuro y unas ojeras alarmante sinónimo de no haber podido conciliar el sueño de forma óptima durante un largo periodo.

A medida que el par se les apartaba, ella iba soltando de a poco sus manos prendidas, sujetando firmemente la carne de Royal, acabando por sentarse nuevamente en su espacio personal, sin una índole de vida en sus ojos perdidos bien abiertos.

Royal se había tragado ese dolor, mostrándole una forzada sonrisa a su compañera, parecía no estar sorprendida por el comportamiento de la niña. De repente, siente algo recorriendo su brazo.

Al ver, se da cuenta de que las uñas de la niña le habían penetrado la piel producto de su horror, y estaba sangrando. Se quedó hipnotizada viendo los pequeños ríos de sangre que se deslizaban hasta su antebrazo. Es ahí cuando disipa la máscara de falsa tranquilidad y pierde los estribos por la hemorragia, que le acompañaba el recién nacido dolor en la zona, junto con el recuerdo del último sangrado que tuvo.

—No, no, no... eso está mal... me castigarán... y golpearán... —balbucea su acompañante, repasando múltiples escenarios mientras se tira de los cabellos.

—No pasa nada... —responde Roy, suave.

Royal le pone la mano en el hombro y la intenta tranquilizar con la mirada, pero no lo consigue dado a que no puede seguir fingiendo, le dolía bastante.

Una de las mujeres se les acerca y se inclina un poco frente a ellas, apoyándose con un trapo para ejercer presión sobre la herida en el brazo de Roy.

—Todo está bien —les dice empleando un tono dulce y delicado—. Vamos a limpiar esto rápido y a cambiarte la ropa —la invita.

La mujer toma a Royal de la mano. Se le vería nerviosa, lanzando miradas a su alrededor.

—¿No puede venir ella también? Es mi amiga Eva. No le gusta quedarse sola... —le hace cuestión, refiriéndose a la niña de al lado.

—Eh... ¡Sí, claro! No veo por qué no podría —responde con simpatía.

Royal se va de la mano con la mujer de cabello rizado, y Eva las sigue con timidez.

Las tres entran por una puerta que llevaba a los almacenes. Tras recorrer la obscuridad durante una decena de pasos, se encontrarían de frente con un sujeto fumándose un cigarro al lado de una máscara de Cigüeña, que se intuía, era suya. Parecía estarlas esperando.

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