ᴛʜᴇ ʟᴀꜱᴛ ʟᴇᴛᴛᴇʀ
💌Así como el viento arrasa velozmente con todo a su paso cuando de un torrencial se trata, sin pensar ni notarlo, dos semanas habían pasado luego de esa última conversación sobre las aclamadas cartas.
Eso significaba solo una cosa. El día tan esperado para Jungkook estaba a tan solo veinte horas de llegar, por lo que eso era algo que lo mantenía inquieto y ansioso.
El cumpleaños de su mejor amigo era el día de mañana y decir que no estaba ni sentía ninguna de las emociones mencionadas anteriormente sería una vil mentira. Sin embargo, la emoción también gobernaba por todo su ser porque llevaba días planeando el regalo que le daría.
Y sentía que a Jimin le gustaría.
Sentía que había llegado el momento de ser honesto.
Eran aproximadamente las nueve de la mañana y debido a que había logrado terminar las cartas que le tomó alrededor de cuatro meses en hacer se encontraba despierto, es por eso que decidió levantarse e ir a comprar una cajita para guardarlas.
Debían estar en buenas condiciones cuando sean tomadas por las manos pequeñas de Jimin.
— ¿A dónde vas, Hijo? -al sentir ruido desde las escaleras la señora Jeon salió de la cocina con un cucharón en la mano y preguntó. Al parecer estaba cocinando.
— Iré a la tienda, Mamá. -le contestó con una sonrisa en su rostro sin mirarla ya que estaba buscando las llaves de la puerta. — ¿Estás cocinando tan temprano?
La señora Jeon sonrió y asintió. — Debo irme al trabajo al medio día, por eso te dejaré todo listo antes de irme, amor.
— Podría haber cocinado yo mamá. No debías preocuparte por eso.
— No es nada amor mío. ‐le lanzó un beso desde el marco de la puerta y Jungkook le sonrió. — Ahora ve a la tienda y no te demores tanto para que a la vuelta comamos juntos.
Jungkook se acercó sonriente a depositar un beso en la mejilla de su mamá para luego tomar las llaves y salir finalmente de casa.
La sonrisa que permanecía intacta en su rostro era brillante, resplandeciente y grande. Estaba contento y no podía negarlo por nada, y es que aquellas cartas contenían todo lo que hace mucho tiempo quería decirle a Jimin.
Las calles de Seúl no dejaban de ser ruidosas ni mucho menos habitadas y transcurridas. Jeon miraba de lado a lado, observando las grandes tiendas que lo rodeaban. Sin embargo, buscaba una en específica que pudiera vender cajas decoradas para regalos.
Hasta qué sus ojos se detuvieron en la búsqueda.
— ¡Ésta es! -exclamó eufórico, entrando a la tienda sin dudar. Por cada objeto que miraba soltaba un chillido de emoción por las variedades de cosas y colores que había en cada repisa. — Esto es magnífico. A Jimin le gustará.
Si, estaba hablando en voz alta.
— Buenos días, Joven. -le saludó una joven mujer acercándose con una sonrisa en su rostro y teniendo ambas manos detrás de su espalda. — ¿En qué puedo ayudarte?
— Estoy buscando una caja de regalo y que sea de tamaño mediano.
La mujer asintió y comenzó a caminar hacia la sección en donde se encontraba lo que buscaba. Jeon la siguió y observó detenidamente lo que la trabajadora le mostraba. — ¿Algún color en específico?
Jungkook pareció pensarlo por unos segundos y contestó. — Una de color azul y que contenta cinta, por favor. A Jimin le gusta ese.
Lo último lo dijo sin pensar, incluso creyó que lo había dicho en su mente pero nuevamente se equivocó. La mujer solo le sonrió dulcemente y prosiguió con lo suyo.
ESTÁS LEYENDO
ᴛʜᴇ ʟᴀꜱᴛ ʟᴇᴛᴛᴇʀ
Short StoryJungkook quería confesarse con el chico que le gusta, quien además es su mejor amigo, pero no sabía cómo hacerlo. Es por eso que se le ocurrió una muy bonita manera de poder expresar sus sentimientos. Cartas. A través de cartas lo haría, y aquella...