Jungkook quería confesarse con el chico que le gusta, quien además es su mejor amigo, pero no sabía cómo hacerlo. Es por eso que se le ocurrió una muy bonita manera de poder expresar sus sentimientos.
Cartas.
A través de cartas lo haría, y aquella...
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El reloj que tenía en su escritorio comenzó a marcar las cinco con treinta y siete minutos. Su mamá llegaba pasadas las seis de la tarde por lo que debía dejar todo ordenado antes de que llegara.
Después de haberle colocado la cinta y la hoja con su escritura en la tapa de la cajita, se dispuso a jugar con su teléfono por un par de horas. En esos momentos se encontraba guardándolo en su bolsillo luego de haber conversado con Jimin.
Era sorprendente como ese chico le hacía sonreír incluso sin siquiera darse cuenta. La sonrisa en su rostro se formaba automáticamente de tan solo pensar en él.
Cerrando la puerta salió de su habitación y comenzó a caminar escaleras abajo para irse directamente a la cocina. Quería prepararle una deliciosa cena a su madre para tenerla lista cuando ella llegara, pero primero debe tener todos los ingredientes listos de lo que sea que preparará.
— Podría preparar arroz con un salteado de verduras. -pensó o más bien murmuró Jungkook en voz alta, mordiendo su labio delicadamente sin dañarlo. — A mamá le gustó la última vez que lo preparé.
