༻Capítulo 8 ༺

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Sus dedos buscaban cada extensión de piel que pudiera tocar. Sus tobillos, sus largas y fuertes piernas, sus muslos, su cadera, su cintura. Todo el camino hasta volver a sus mejillas.

Ao'nung no podía despegar sus manos del primogénito de quien fue llamado alguna vez el jinete de la última sombra.

Los labios del Metkayina se separaban de los del chico del bosque por breves momentos.

Besaba las comisuras, su labio inferior y posterior, el puente de su nariz, cada extremo de su frente. Neteyam nunca se sintió más amado.

Todo antes de volver a fundirse en un largo roce de labios. Tan puro, pero que sacudía cada celula de sus cuerpos.

— Sí alguien nos viera aq...

— Deja que nos vea.

El Omatikaya sonrió en medio del beso. Parecía algo bien ensayado esa facilidad que tenía el hombre de ojos acquamarina para interrumpir su palabra.

Sus piernas abrazaron la cintura de Ao'nung, dejándole la tarea de mantenerlos a flote.

— ¿Vas a interrumpir todo el tiempo?

— Todo lo que dure "siempre".

La sonrisa de Ao'nung le sacó el corazón del pecho y Neteyam pensó de inmediato que no quería que se lo devolviera.

Por fin, después de tanto tiempo estaba haciendo algo que su corazón buscaba. Sin presiones, sin órdenes, sin que nadie esperara algo a cambio.

Y se sentía bien.

Se sentía benditamente bien.

Deseó poder quedarse para siempre entre los fuertes brazos de aquel hombre que se suponía no debía amar.

Mostrarle a él y solo a él su valor, sus habilidades. Quería aprender, hablar, caminar como él. A su lado.

No más ordenes, no más comandos, no más estrategias. No más tradiciones.

— ¿Puedo volver a besarte? — La voz del Metkayina lo sacó de su propia ensoñación.

Le mostró los colmillos en una gran sonrisa, ladeando ligeramente su cabeza. Sus orejas se inclinaban, aún cuando no era consiente de ello.

— ¿Qué pasa si digo que no?

— No lo haré. Pero la próxima vez que me dejes hacerlo no pararé hasta que logres escapar.

Su sonrisa no podía hacerse más grande. Pero al parecer su corazón sí, sintiendo que casi salía de su pecho.

Fue el chico del bosque quien unió sus labios de nueva cuenta, hundiendo la punta de sus dedos en su nuca, casi con miedo a que se alejara. Sus dedos acariciaban sus mejillas y tal como lo hizo el Metkayina, besó brevemente cada parte de su rostro.

La noche más especial para aquellos dos jóvenes sería la noche donde todo se vendría abajo.

Un par de ojos que no debían estar ahí, se encontraban presentes.

☾✧

Que Eywa bendiga a los corazones enamorados.

Más cuando se trata de Ao'nung y Neteyam, sosteniendo sus manos con fuerza, parados frente a Tonowari y Ronal.

— Explicate, Ao'nung.

Ronal fue la primera en mencionar palabra. Su cara mostraba disgusto, casi dolor físico. Como si la hubieran obligado a beber ácido.

— He elegido a mi compañero, madre. Quiero su bendición para unirnos frente a Eywa.

La voz del joven era firme. No había miedo. Su amor lo hacia fuerte y orgulloso.

Neteyam envidio por un momento eso.

— Se acaban de conocer... — Ronal trataba de guardar la compostura, sosteniendo sus sienes como si la asaltara un gran dolor de cabeza.

— Mis sentimientos han crecido desde que era solo un muchacho. Y son correspondidos.

Tonowari y Neteyam eran los únicos que no mencionaban palabra.

— ¿Por qué estás haciéndonos esto, Ao'nung?

— Madre, no estoy haciendo ning...

— ¡Ambos son varones!

La furia de Ronal encontró su escape, rompiendo cualquier clase de paciencia que aún contenía en su cuerpo.

Tonowari bajo la mirada, apretando sus ojos.

— Toda la vida te enseñamos, te preparamos... — Ronal continuó — Para ser el próximo Olo'eyktan de tu gente. ¡Tu pueblo! Eywa nos ha bendecido con la sangre de guerreros, generación tras generación, sangre que tu debías compartir con tus hijos. Ahora dices que te vas a unir... ¡Con un varón! ¡Con un hombre que ni siquiera es un na'vi! ¡Con un demonio!

— Él no es ningún demonio.

El tono de Ao'nung era fuerte, estaba enojado. Neteyam tomó su brazo con fuerza, tratando de calmarlo.

— Cuida tu tono.

Fue la primera vez que su padre mencionó palabra. Los miraba a ambos como severidad. Ronal parecía que en cualquier momento clavaria un cuchillo en el pecho de Neteyam.

— Él muchacho está prometido. — Dijo Tonowari.

— Lo sé.

— No puedes tomarlo. No vas a causar una disputa con los Omatikaya.

— Padre...

Una fuerte bofetada le azotó el rostro. Ronal jamás había levantado su mano en contra de sus crías, lo cual dolió aún más en el pecho de Ao'nung que el propio golpe.

— Tienes que irte, dentro de dos lunas. No me hagas pedirle a tu padre que venga él mismo por ti. — Tonowari se dirigió a Neteyam.

No hubo más que decir. Esa fue la última sentencia antes que ambos padres del Metkayina salieran de su propio recinto.

Su alma murió un instante al voltear a ver al Omatikaya, con las orejas abajo y sus grandes ojos llenos de lágrimas, pero con el suficiente orgullo para no dejarlas salir.

Al final, las órdenes, las responsabilidades y las tradiciones no podían soltarlo para siempre.

☾✧

La inquietud no dejaba de clavarse en su pecho. Aquella mañana, problemas insignificantes parecían pesar una montaña sobre su espalda ahora.

Su pecho dolía al recordar la mirada rota del chico del bosque. Dolía al recordar como alzó su mano con cuidado y amor, acariciandole la mejilla que había sido abofeteada. Dolía el como 𝘴𝘶 chico del bosque le tomó la mano, llevando sus nudillos a sus labios. Dolía como se fue después de eso.

Ni siquiera la tempestad del mar tenía tanta furia y tristeza contenida como él en ese momento.

Pero no estaba dispuesto a darse por vencido. No cuando ya estaba tan cerca. No cuando ya había probado el paraíso de estar entre sus brazos.

Es difícil dejar ir algo que anhelaste por tanto tiempo una vez que ya lo tienes en las manos.

No podía acabar solamente así. Correría a buscarlo.

Encontrarlo. Decirle de nuevo "Estoy aqui, yo me voy a quedar".

𝘛𝘦 𝘷𝘦𝘰.

Pero cuando llegó no encontró a Neyetam dentro. Tampoco a Lo'ak. Pero si a su hermana.

La mirada de Tsireya estaba envuelta en pánico y preocupación. Ao'nung no necesito preguntar, su hermana rápidamente habló.

— No encontramos a Neteyam por ninguna parte.

☾✧

𝐋𝐢𝐞 𝐬𝐢 𝐨𝐞 𝐍𝐞𝐭𝐞𝐲𝐚𝐦𝐮𝐫 - 𝘈𝘰'𝘯𝘶𝘯𝘨 𝘹 𝘕𝘦𝘵𝘦𝘺𝘢𝘮. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora