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Al cabo de 3 días,

Yae apenas lograba controlarse, su deseo sexual no se lograba apasiguar ni masturbándose, era casi una tortura y sabía que debía buscar a Sara o hablar con Ei sobre lo que le sucede.

Su 1ra opción era más segura que la 2da, solo porque le seguía siendo difícil intimar con su “familiar”.

Eres la peor... Kujou Sara— susurró molesta y salió del santuario a escondidas.

Dijo que estaría por el bosque, pero aún anochece, debería de estar en la hacienda Kamisato.

Me preguntó que querrá Ayaka con Sara, no suelen hablar esas dos— se preguntaba mientras se escabullía por el techo.




Uunghh!!~~~ Aahaa~~... Aahhh!?!... S- Sara... Espera... No puedo!...— suplicaba.

(Pero qué?!?)— Yae se asomó por una pequeña apertura de la ventana y vió a Sara encima de Ayaka, masturbandola profundamente mientras la albina no paraba de gemirle  que parará; su brazo dominante se encontraba apresado por la fuerza de la tengu y sus movimientos eran vigorosos, los sonidos lascivos se oían hasta afuera y pareciera que ningún criado de la casa escuchará a su ama suplicar clemencia ante tal salvajismo.

Humph! A esto te referías con "reunirte con Ayaka"— murmuró para si misma molesta.

~~~Nghm!!!~~~ Ahaaa!!... Hmmmnn~~... Ya- ya no... No aguanto, Sara!!!— gritó, antes de soltar un orgasmo junto a un squirt que la hizo retorcerse en el lugar, quedando temblorosa.

*Lamió sus dedos* eres bastante dulce, señorita Ayaka, no esperaba que fueras así. Aún no terminamos— sentándose en la mesa de té, y tomando la cintura de la menor entre sus manos para dejar la vulva de ésta en su rostro y su cabeza casi colgando.

Ah! Sara, ya no más. No- No esperaba que pasará esto, lo siento!!— suplicaba, buscando como sacarse del firme agarre de la pelinegra.

Tu misma me insinuaste que querías esto— bramó molesta, apretando el clítoris de la chica entre sus dedos.

Nnngh!?!— quedó en shock por un par de segundos al sentir a Sara— S- Sí pero pareces molesta. Que hice ma!?!!?~~

~~~Aaahhh~~~— siendo cortada al sentir la lengua de la pelinegra en su clítoris.

Guarda silencio, no quiero oírte sino son gemidos— comentó entre lamidos y continúo con lo suyo.

(Mejor me voy, no quisiera que alguien me viera aquí)— escabullendose entre la hacienda y caminando por el bosque hasta quedarse sentaba mirando el cielo en silencio.

Al paso de 2 horas el atardecer se dió lugar y tal como Sara dijo, está se encontraba en el bosque caminando a paso pesado, se sentía algo molesta con lo sucedido con Yae hace unos días y entre pensamientos divisó a la susodicha sentada sobre una gran roca mirando el cielo.







(No esperaba que realmente estuviera aquí, aún que...)— acercándose a Miko.

Vaya, realmente viniste al bosque. No te parecía aburrido?—

Sigue siendo aburrido, pero ayuda a distraer y despejar la mente— contestó sin mirarle.
—Y que es lo que se te ofrece, Yae Guuji?—
Curiosamente nada— mirando de reojo a Sara— He pensado y creo que acudiré con Ei de ahora en adelante.

Tsk... A qué se debe tu cambio de planes?— cuestionó con molestía.

No debería de importarte o sí, digo, de más tiene con quién divertirte— sosteniéndole la mirada, molesta— O es que no te gusta que acuda con otra persona que no seas tú para esas cosas?
...— guardo silencio sin saber que decir.

No te preocupes por mí, Kujou Sara, ya me las he arreglado en el pasado no necesito de ti para estás temporadas— volviendo su vista al frente.

Ahora que hago memoria, porqué dices que tengo a alguien con quién divertirme?— parándose al frente—
No necesito que me lo digas para saberlo— levantándose y retirándose.

Sara vió como Yae bajó de la gran roca con destreza y se dispuso a caminar de regreso al santuario; no iba a permitir que su nueva adquisición se fuera sin más. Por lo que, en un abrir y cerrar de ojos quedó de frente a Miko.

Déjame pasar, Kujou— ordenó enojada.

Obligame, veamos de qué es capaz la gran kitsune celestial del santuario Narukami— desafío, mientras acortaba distancia.

Temporada de celo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora