CAPÍTULO 4.

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Es tarde pero el capitulo al menos ya llego. Una disculpa por hacerlos esperar y disfruten del capitulo.

Preparen los pañuelos.

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Mis piernas estaban débiles por el cansancio, estaba temblando por el viento que chocaba contra mí cuerpo y la prótesis me causaba un fuerte dolor en la pierna.

Si no fuera por que Astrid apareció, seguramente me habrían atrapado. Por que aunque quisiera levantarme y correr, el cuerpo no me respondía de igual manera.

—¿qué carajos estás haciendo aquí afuera Hipo?—preguntó una molesta Astrid tomándome del brazo y sujetándome de la cadera ayudándome a ponerme de pie.

—¿cómo sabías que estaba aquí?—cuestioné intentando seguirle el paso, apresurándolo cuando escuchamos que los guardias se acercaban.

—¿tu cómo crees?—contestó con ironía—solo camina, hay que salir de aquí.

Nos concentramos en escapar de esa zona del bosque, hasta alejarnos del matadero. Aun jadeando me recargué en un árbol para así quitarle el peso extra a Astrid, quien intentaba recuperar el aliento.

Pero en poco tiempo escuchamos pasos hacía nosotros, y eso nos puso en alerta, aunque bajamos la guardia cuando apenas nos dimos cuenta que el niñito se había abrazado a la rubia en busca de protección.

—¿dónde está mamá?—preguntó ocultando su rostro en el estómago de Astrid, ambos nos miramos por unos momentos hasta que ella lo tomó por los hombros para que la mirara.

—tranquilo, está dormida, estuvo preocupada por ti todo el día y le di algo para que descansara—respondió dulcemente poniéndose de rodillas para quedar a su altura, mirando con preocupación la sangre que había en su ropa; pero en cuanto quiso ver la herida del niño este se alejó de sus manos—está bien, tranquilo.. no te voy a hacer daño, ninguno de los dos—acarició su mejilla con cuidado sin dejar de sonreírle con cariño con esa mirada particular en sus ojos, la mirada de una madre—ese hombre de allí—me señaló—te sacó de allí, ahora puedes volver con tu mamá, te llevaré con ella. .¿si?. Pero déjame ver tu herida primero.

Con un asentimiento del pequeño la abrazó de nuevo, mientras la ojiazul revisaba la herida dejando ver la crueldad con la que había sido torturado.

—¿se ve muy feo?—preguntó el con un hilo de voz sin dejar de derramar lágrimas.

—no—tranquilicé captando la atención del niño—solo te quedará una pequeña cicatriz, pero sanará muy pronto. ¿Cuál es tu nombre hijo?.

—Ingvar—reveló sin dejar de verme.

—¿sabes que tu nombre significa guerrero?—sonreí—y mira que si eres un guerrero. Haz sido muy valiente ante todo esto—limpie sus lagrimas—y te aseguro que hasta Odín lo sabe.

—¿y ahora puedo volver con mamá?—preguntó de nuevo.

—por supuesto Ingvar—aseguré volviendo a ver a Astrid abrazarlo—llévatelo en brazos..

—¿crees poder caminar tu solo?—yo solo asentí, pero siguió mirándome preocupada.

—estaré bien, el niño es prioridad—le recordé, lo tomó en brazos y el rodeó su cintura con sus piernitas frágiles y escondía su rostro en el espacio entre el cuello y el mentón de la chica.

Seguimos caminando esta vez a paso aun más lento sin dejar de mirar al rededor por si había peligro, con el silencio siendo interrumpido por los susurros que Astrid decía para tranquilizar al pequeño.. con pequeñas caricias en el cabello así como en su espalda.

EL PRECIO DE LA LIBERTAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora