Segundo capítulo, disfrutenlo!!
*********
Aun seguían siendo un misterio la mayoría de las respuestas que buscaba, y gran parte de mis preguntas tenían que ver con la dichosa Astrid Hofferson.
Ya que su simple tacto y sus ojos azules como el cielo me parecían muy familiares, y que el tiempo que había pasado con ella no me incomodaba.
Aun así, me era muy frustrante cada vez que ella cambiaba el tema o ignoraba mis preguntas. Y las otras chicas que aparentemente son mis amigas, no iban a decir nada.
Pero cuando dijo que habría alguien que me ayudaría a buscar respuestas no dudé en aceptar y aunque por mas que insistiera a decirme de quien se trataba. Solo me prometió decirme en la mañana.
Después de aquella charla seguimos en silencio hasta terminar de lavar las prendas de la canasta. Claro que después tuvimos que regresar por las demás cargas de ropa intentando llenar la cesta lo que más pudiéramos y así terminar más pronto con todo el trabajo.
Sorprendentemente lo más difícil no fue caminar por el lodo con mi prótesis que se resbalaba, si no que soportamos que algunos de los soldados que pasaban nos lanzaban en la cara o en los pies alguna prenda de ropa para que cayéramos al suelo.
—carajo—maldijo Astrid por lo bajó cuando uno de sus pies resbaló, haciendo que perdiera el equilibrio por unos segundos.
—¿estás bien?—pregunté sin soltar la pesada canasta.
—si, solo camina—me pidió sosteniéndola del otro extremo, sin detenerse hasta llegar al arroyo donde volvimos a dejar la canasta en el suelo.
—ya se está haciendo tarde—comenté la ver que la luna estaba saliendo y la luz del sol ya se estaba opacando por la oscuridad de la noche.
—hay que darnos prisa—dijo tomando una de las prendas—ya casi terminamos.
Ambos nos pusimos a tallar y a lavar la ropa como si no hubiera un mañana. Las manos me dolían, pero era seguro que ella estaría más adolorida que yo por su herida en su mano.
Cuando la oscuridad ya predominaba en el cielo, con solo la luna y las estrellas iluminado la noche. Nosotros ya estábamos concluyendo de lavar las últimas prendas de toda la ropa.
Y al levantarme para extender otra prenda en el las ramas del árbol, miré una tira de tela que colgaba de una de sus ramas estando completamente seca, parecía un listón agitándose con el viento. Volví a mirar a Astrid fijándome en su mano herida y luego en su rostro. Intentaba ocultar el dolor, pero era evidente eso la estaba torturando.
—es la última—habló ella caminando hacia mi dándome cuenta que no le había quitado los ojos de encima.
—yo lo hago—dije antes de tomar la ropa de sus manos rozando sus dedos con los míos, antes de ponerla a secar.
—gracias—dijo antes de volver a ver su herida con las manos temblando del esfuerzo que puso al lavar.
No pude evitar sentirme mal por verla así, y más sabiendo que siendo una esclava no tendría posibilidad de siquiera descansar, además de que era muy probable de que se le infectaría la cortada.
No era justo para ella. Así que arriesgándome a que me descubrieran tome aquella tira de tela y me acerqué a ella.
—dame tu mano—pedí con amabilidad tendiendo la mía como invitación.
—no, estoy bien—se negó al darse cuenta de lo que quería hacer.
—Astrid dame tu mano—pedí de nuevo, aunque con más seriedad.
ESTÁS LEYENDO
EL PRECIO DE LA LIBERTAD.
Fiksi PenggemarSer libre conlleva un sacrificio. ¿estarías dispuesto a aceptarlo?. ¿cuánto crees que perderías por ganar la paz que tanto anhelas?. Y mucho más importante, ¿crees que logres conseguirla despues de todo?. Hipo jamás le prestó atención a estas adver...