Ch 12. 🍭

44.3K 1.7K 602
                                    

Advertencia: Este capítulo contiene escenas explicitas +18

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Advertencia: Este capítulo contiene escenas explicitas +18. Leer bajo su propia responsabilidad, sucias pecadoras. 

Vladimir.

Grace tiene el sabor de lo equivocado.

De lo pecado.

De lo placentero.

Sabe a todo eso que no se debe probar, pero que uno igual lo hace con tan solo alcanzar el sueño de gozar.

Exactamente lo que hago.

Mi lengua roza los labios de Grace, aquellos que saben a cereza, pidiendo el acceso al interior de su boca. Las ansias que tengo por fin de saciarme con su boca son inimaginables, y aunque se lo hago saber, ella me detiene.

—¿Esto es un error?—pregunta, manteniendo los ojos cerrados.

Sus palabras me toman por sorpresa, pero sé exactamente lo que debo responder.

—No.

—¿Saldrás corriendo como cobarde otra vez?

Ladeo una sonrisa a pesar de que no me esté viendo.

—¿Esto te dice lo que quieres?

Llevo las manos a cada muslo y poniendo un poco de esfuerzo alzo su cuerpo. Grace enreda sus piernas en mi cadera para sostenerse.

—Sí—confirma, viéndome por fin.

Ahora es ella quien une nuestros labios, pero de una forma más voraz. Sin completo permiso o preguntar, introduce su lengua en mi cavidad bucal de tal manera que me deja desorientado.

Al menos por unos cuantos segundos.

Retomo el control de la situación, avanzando con ella en mis brazos hasta conseguir pegar su espalda contra las puertas de la oficina. En esa posición puedo volver a tener el mando del beso, haciendo que nuestras lenguas choquen hasta que una consiga dominar a la otra.

Millones de sentimientos explosivos me agolpan.

Sentimientos y sensaciones que en mi vida pensé serían provocados por una chica de tan solo 24 años, mucho menos si es la hija de un gran amigo.

Pero aquí estoy, besándola con salvajismo.

Así es, mi boca se funde tanto como puede con la de Grace. El beso solo demuestra una pequeña parte de nuestra sed carnal por el otro.

Ya que aunque me encuentro disfrutándola de tal manera, necesito más.

Es la primera vez en mi vida que siento codicia por alguien que sé no puedo tener.

Sin embargo, va a ser la primera vez que lo obtenga.

Aunque este sumamente prohibido.

—Estás volviéndome loco...—expreso una vez nos separamos por falta de aire.

Cuando todos duermen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora