𝑨𝒎𝒐𝒓

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Descubrimos el por qué había cambiado, al yo entregarme a ella cambie a como era primeramente, osea como era Amaré (yo), no me quejaba la verdad, mi pelo estaba largo y negro, mis ojos eran avellana, tenía el rostro más fino y mi cuerpo era más voluminoso, más grueso, hasta me crecieron las caderas, la cola y mis pechos, los cuales Larissa no paraba de masajear como si fueran unas almohadas.

—Amorcito, déjame poder jugar con ellos, pliisss —hizo un puchero y alzaba sus manos como un gatito.

Estábamos trabajando en la dirección, yo estaba parada al lado del computador mientras que mi niña estaba sentada escribiendo algo que no sabía que era.

—Te dejo hacer más que jugar con ellos —Dije coqueta mientras me inclinaba para que mis pechos quedaran a la vista para ella.

—Que ganas de decirte que si, pero no puedo —sonrió y me beso tiernamente.

—¿Sabes algo cariño?, estuve pensando y, quería invitarte esta noche a una cita en la orilla del lago, entonces que dices —Me pare al frente de ella extendiendo mi mano para que ella me correspondiera— ¿Aceptaría salir conmigo a una hermosa belada bajo la luz de la luna bella dama? —sonreí mientras la veía a los ojos.

—Sería todo un placer señorita —dijo en un tono coqueto.

Me dio su mano y yo bese sus nudillos, puse su mano en mi rostro para luego sentarme en su regazo y meter mi cabeza en su cuello como una niña, ella me beso la mejilla y siguió trabajando, yo trabajaba los Miércoles y jueves, era fin de semana entonces, las dos estábamos disponibles, llego la hora del desayuno y fui a por él a la cafetería, me demore un poco por que habían muchos estudiantes, cuando llegue pedí dos vandejas, para mi niña le pedí arroz, pollo, ensalada, papas fritas y una limonada, no tenía hambre así que solo compré una botella de agua.

—Ya llegue mi cielo —sonreí al verla.

—Cariño, muchas gracias, pero me quieres ayudar aquí primero? Me corte con la orilla del escritorio, hay que limarla luego de esto —dijo tranquilamente pero tenía rabia.

Yo deje la bandeja en la mesa y di la vuelta para ir a ayudarla, se había cortado en el interior del brazo, con su mano derecha hacia presión para que no saliera la sangre, cuando estaba cerca ella quito la mano para dejarme ver, había mucha sangre pero siempre digo "la sangre es muy escándalosa".

Mire la herida unos segundos, no había comido en horas y la sangre... Me había abierto el apetito, mis ojos se tornaron rojos lentamente, me lamia los labios al poner mi mano en la herida, me mordi la lengua, busque alcohol y un trapo para limpiarla, mientras estaba curandola ella supo lo que me pasó, me tocó la cabeza como a un perrito y me dio un beso en la frente, haciendo saber que estaba bien.

—¿Te arrepientes? —su voz reflejaba tristeza.

—¿De que mi cielo? —Pare lo que estaba haciendo para mirarla.

Estaba arrodillada al frente de ella entonces puse una mano en su rostro y la acaricié, ella soltó un par de lágrimas.

—¿Te arrepientes de haberme conocido? —su voz era ronca y entre cortada.

—Jamás me arrepentiré de conocerte, si me dijeran que para poder estar de nuevo aquí contigo tengo que pasar por todo otra vez, lo haría una y un millón de veces más solo por volver a ver esa hermosa sonrisa que se te dibuja cada vez que me vez —solloze mientras le relaje mi sonrisa— Si alguna vez te llegara a pasar algo, daría mi vida por ti sin dudarlo —la bese tiernamente para calmarla— Jamás olvides mi vida, que preferiría pasar una sola vida contigo, que una eterna sin poder estar a tu lado...

Larissa se dejó caer ante mis brazos, nos abrazamos como si fuera el último, la última vez que la tendría cerca, como si fuera la última vez que pudiera sentir su olor, su tacto, su voz, su alma, rompí en llanto al pensar en eso, no soportaba la idea de perderla de nuevo, ya no podía dejarla, y ella tampoco podía dejarme, por fin estábamos juntas como tanto habíamos luchado por siglos.

—Tengo miedo de perderte, tengo miedo de que me dejes sola —su voz sonaba desgastada y asustada.

Me separe un poco de ella, agarre su cara con mis manos suavemente y la mire.

—No me perderás —pegue mi frente en la de ella y cerré mis ojos —Ni Morticia, ni nadie, es que ni la muerte misma podrá separarnos —dije segura de lo que decía.

La llene de besos por toda la cara mientras estábamos sentadas en el piso, ella en mi regazo y yo mimandola como merecía, empecé a cantarle una canción, no sabía en donde la había escuchado, Pero sabía que no era por algo malo.

Me complace amarte
Disfruto acariciarte y ponerte a dormir
Es escalofriante
Tenerte de frente, hacerte sonreír
Daría cualquier cosa
Por tan primorosa, por estar siempre aquí
Y entre todas esas cosas
Déjame quererte, entrégate a mí
No te fallaré
Contigo yo quiero envejecer
Quiero darte un beso
Perder contigo mi tiempo
Guardar tus secretos
Cuidar tus momentos
Abrazarte
Esperarte, adorarte
Tenerte paciencia
Tu locura es mi ciencia
Ah-ah-ah-ah
Oh-oh-oh-oh
Oh-oh-oh-oh, oh-oh
Uh-uh-uh-uh
Oh-oh-oh-oh
Oh-oh-oh-oh, oh-oh
Disfruto mirarte
Cada movimiento
Un vicio que tengo
Un gusto, valorarte
Nunca olvidarte
Entregarte mis tiempos
No te fallaré
Contigo yo quiero envejecer
Quiero darte un beso
Perder contigo mi tiempo
Guardar tus secretos
Cuidar tus momentos
Abrazarte
Esperarte, adorarte
Tenerte paciencia
Tu locura es mi ciencia
Quiero darte un beso
Perder contigo mi tiempo
Guardar tus secretos
Cuidar tus momentos
Abrazarte
Esperarte, adorarte
Tenerte paciencia
Tu locura es mi ciencia
Ah-ah-ah-ah
Oh-oh-oh-oh
Oh-oh-oh-oh, oh-oh
Uh-uh-uh-uh
Uh-uh-uh-uh
Oh-oh-oh-oh, oh-oh

Se durmió apenas termine, bese su frente con cariño y me arrecoste debajo del escritorio, la abraze y la cuidaria hasta que despertará, esta, y muchas veces más.

Siempre estaré contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora