𝑻𝒂𝒏 𝒃𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒚 𝒕𝒂𝒏 𝒎í𝒂

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Después de bañarnos, si, por que solo nos bañamos no cogimos, por ahora no, nos vestimos, yo estaba buscando el traje pero con la camisa blanca y los tirantes en los hombros hasta la cintura, unos guantes negros y de accesorios me puse unas aretas de Esmeralda no tan grandes, los zapatos fueron unas botas, yo estaba arriba en el baño perfumandome cuando la vi entrar, se había puesto un vestido señido al cuerpo de color rojo brillante el cual combinaba con sus labios y las joyas, ella se quedó en el marcó de la puerta mirándome por el espejo, yo solo me quedé mirándola como estúpida, me voltie y vi que el vestido tenía una avertura donde se podían ver sus piernas, quedé al frente de ella y le di un beso en la frente.

—Estas preciosa mujer —le susurre en el oído.

Larissa se erizo al instante y soltó un quejido.

—No calientes, lo que no te vas a comer —me miro a los ojos y luego a los labios.

—¿Quién dijo que yo no te voy a comer esta noche? —la agarre de la cintura y le sonreí coqueta.

—Ven, vámonos, luego tendremos tiempo para que me hagas gritar —dije mientras caminaba de la mano con ella hasta abajo.

Estábamos en la casa a las afueras del colegio, salimos a la calle y había un hermoso carruaje con un caballo negro al frente.

—Hoy será el inició de tratarte como te lo mereces mi reyna —dije mientras le ayudaba a subir.

—Desde que te conocí me has tratado como una—. Dijo mirando el hermoso caballo.

Ella sonrió y me abrazo, yo conduciría hasta el comienzo del camino para ir al lago, nos demoramos unos 10 minutos, cuando llegamos la ayude a bajar yo le di mi brazo para que lo cogiera como gancho y empezamos a andar por un camino de pétalos de rosa, en el borde del camino habían unos hermosos faroles de color gris iluminando el camino.

Al llegar al sitio estaba iluminado por los faroles y las luciérnagas, era un antiguo lugar al que antes yo frecuentaba sin que nadie supiera, y ahora, era de las dos.

Había una mesa de color blanco con un mantel del mismo color decorado con pequeñas franjas doradas en el borde, saque la silla para que Larissa se sentará, ella quedó viendo hacia el lago mientras que yo le daba la espalda.

—Cariño, esto es mágico —afirmó con una luz en sus ojos, viendo todo a su alrededor.

—Si, lo es, en invierno se pone más hermoso y vienen zorros blancos al igual que la nieve —ire hacia atrás recordándome de aquelllos días.

Voltie hacia ella y saque la botella de vino y dos copas, serví el vino y deje la botella en su lugar.

—Desearía hacer un brindis, por qué la vida, me ah regalado el momento para poder estar aquí contigo, y por qué siempre estaremos unidas —Levante mi copa un poco para que ella la pudiera alcanzar. —¡por nosotras! —exclame alegré.

—¡Por nosotras! —grito alegre.

Después de eso larissa bebió una copa más, la interrumpi en la mitad de la copa ya que no era bueno que tomará tanto, pero, era por otra razón que no la deje.

—Yo... quiero darte las gracias, por ser tan comprensiva con la situación que estamos viviendo, por no huir y por no alejarte de mi, por tu confianza —cogí su mano y la acaricié con ternura —Gracias por todos esos momentos, aunque hemos pasado muy pocos, han sido los mejores y no sabes lo feliz que me siento al ser tan afortunada de poder tenerte una vez más conmigo —la busque con la mirada mientras le regalaba una sonrisa.

Larissa me miraba un poco confundida, no me había visto hablar tan profundamente de mis sentimientos hacia ella tan seria.

—Es lindo lo que dices mi amor, pero, no entiendo a qué quieres llegar —los nervios la traicionaron y soltó una bella risa.

—Bien... yo Annie Miller —dije mientras me arrodillaba al frente de ella— te pregunto a ti Larissa weems —saqué una caja negra de mi bolsillo y la mire a los ojos- ¿Me concedería el honor de ser su esposa y compañera por toda la eternidad? —sonreí y abrí la caja en que resplandecio el bello rubí que tenía.

Les confesaré que trague duró, no sabía que me respondería y estaba muy nerviosa por su respuesta.

—¡SI, SI, si me quiero casar contigo! —exclamó llorando a lo que me abrazó.

—Me has echo la mujer más feliz del mundo mi cielo no sabes cuánto —exclamó aún estando abrazada.

Me separe un poco y le puse el anillo, ella al igual que yo me puso el anillo y nos sumergimos en un tierno beso, después de eso nos sentamos y ah le un poco sobre las "aventuras" que había tenido mientras ella no estaba, hablamos de sus sueños, de sus padres, le hable de como podría tener al colegio bien y sin problemas, administrarlo y mantenerlo a raya con el alcalde, pasaron las horas hablando con ella realmente estaba disfrutando charlar de esa forma con ella, eran las 10:34 p.m de la noche y no quería que se enfermara, así que le dije que nos fuéramos para la casa y ella aceptó, cogimos la botella y las copas, mañana arreglaba lo demás así que solo nos fuimos caminado hacia el carruaje don estaba Azmael, Larissa le puso así, entonces se llama así, esta vez nos demoramos menos para llegar a la casa, Larissa estaba un poco borracha pero no mucho, yo estaba muy bien ya que solo había tomado una copa y media, además que yo soy más tolerante al alcohol.

—Cariño... ¿sabes que quiero ahora mismo? —dijo en un tono provocador.

Estábamos sentadas en el mueble de la sala, yo le estaba quitando los tacones para que no se cayera con ellos y se doblará un tobillo o peor.

—¿Que quieres amor? —la mire mientras me incorporaba en el mueble al lado de ella.

—Quiero que me cojas tan duro que me dejes sin caminar —dijo con una voz ronca y una sonrisa maliciosa en ella.

—Estás tomada, no estás en tus cinco sentidos, así que no lo voy a hacer —dije sería mientras le ponía un mechón de cabello detrás de la oreja.

—Pero si yo estoy bien, mírame, solo tome dos copas, tú te tomaste lo mismo que yo —hizo un puchero y hundió su cabeza en mi cuello, para luego ponerse arriba de mi.

—Yo soporto mejor el alcohol que tú mi amor —dije mientras la cogía de los muslos y la llevaba a la cama.

La senté en la cama y yo quedé arrodillada al frente de ella.

—Te vez tan linda en esa posición —se lamio los labios y lentamente abrió las piernas.

Yo la mire de arriba hacia abajo pensando si estaba borracha o no, llegué a la conclusión de que no lo estaba ya que si lo estuviera ya estaría vomitando en el baño hace más de media hora.

—Bien... Tú ganas por esta vez  —dije dándome por vencida— quien soy yo para negarte algo, ¿no crees conejita? —dije mientras me paraba para regalarle una sonrisa coqueta al igual que me quitaba la camisa.

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HOLAAAAA, los que preguntan los anillos de matrimonio de Annie y Larissa son asi:

HOLAAAAA, los que preguntan los anillos de matrimonio de Annie y Larissa son asi:

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Los quiero mucho y gracias por leer 💌

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