Pasé prácticamente toda la tarde con la castaña. Simplemente el agua parecía no cesar, lo cual agradecía enormemente porque el calor era infernal y esto haría que se apaciguara un poco. Estuvimos la mayor parte del tiempo en la cocina pero la enorme ventana hacía que la luz de los relámpagos nos diera directo a la cara.-Vamos a mi habitación.- Dijo la castaña y ni bien había terminado de hablar cuando un nuevo estruendo nos hizo brincar. La cara de la chica frente a mí se transformó y se veía que hacía todo por evitar llorar.
-Tranquila.- Me puse de pie y comencé a caminar rumbo a su habitación. –Vamos.- Asintió levemente y me alcanzó rápidamente justo cuando un nuevo trueno se hizo sentir. Instintivamente se aferró a mi brazo. Con el sonido de la lluvia llegamos a su habitación; casi de inmediato se metió a la cama y se hizo bolita. Sonreí y me senté cerca de ella.
-No te rías.-
-No me estoy riendo de ti, tonta.-
-Claro que sí.- Sonaba herida. Sus ojos buscaron los míos.
-Sólo me causa gracia ver estos matices tuyos.-
-¿Conoces la palabra matices? Interesante.- Sonrió.
-Graciosa.- Ambas sonreíamos.
-¿Qué matices?-
-Toda tú, la chica fastidiosa, la chica nerd, la chica miedosa, la chica que ahora mismo se ve como una niña aterrada por los estruendos.- Sonreí más ampliamente. –Toda tú.-
-Todos tenemos nuestros matices.- Afirmó seria.
-Muy de acuerdo con eso; sólo que no creí ver los tuyos.-
-¿Por qué?- Preguntó curiosa.
-Se supone que debemos desagradarnos.- La sonrisa de su rostro nunca se fue. Después de unos segundos de silencio ella habló.
-No me desagradas para nada, Lisa.- Suspiró.- Me has mostrado que no eres la chica rebelde que al principio parecías. En estos días he podido confirmar lo que papá me dijo, eres una buena chica.-
-Se lo dijiste en el hospital.-
-¿Me escuchaste?-
-No fuiste muy discreta.-
-Esperaba que lo escucharas y supieras que yo no tengo un mal concepto de ti aunque eso no quite que seas una fastidiosa.- Le sonreí.
-Tú tampoco me desagradas.- Si tan sólo supieras. –Esto no quita que seas una tonta.-
-No espero menos de ti.- Dijo en tono bromista. El estruendo que se hizo presente se debió escuchar por todo el estado. Incluso yo brinqué y me puse más cerca de la castaña que estaba en posición fetal y temblaba. La casa retumbó y casi sentía que se nos veía encima; nunca en mi vida había escuchado algo así. Leves sollozos escaparon de sus labios después de unos segundos.
-¿Puedo tomar tu mano?- Pregunté tímida; primero porque no quería que me rechazara y no quería que sintiera que me estaba aprovechando de ella. Después de segundos que me parecieron eternos, ella asintió. Con sumo cuidado, como si estuviera a punto de hacer una operación muy importante, tomé su mano derecha que estaba sobre su rodilla. La levanté con mucha cautela y la tomé entre las mías. Con mis pulgares comencé a hacer círculos sobre el dorso de su mano. –Respira profundo, Nini.- Notaba la lucha que hacía por respirar normalmente.
-No... no puedo...-
-Sí puedes.- Necesitaba distraerla de alguna forma. –¿Cómo vas con inglés?-
-No muy... bien.-
-Te puedo ayudar más tarde, ¿te parece?- Asintió. La lluvia aún caía a cantaros lo cual indicaba que los estrepitosos sonidos continuarían. -¿Quieres saber algo de mí?- Nunca dejé de jugar con su mano.
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LA HIJA DEL PASTOR - ADAPTACIÓN JENLISA
FanfictionLisa, una chica irreverente es enviada a un remoto lugar en México. Si de por sí es horrible estar aquí lejos de la tecnología y de las cosas que conoce; para empeorarlo se topa con Jennie, una molesta castaña hija del pastor del pueblo. La línea en...