Capítulo 9

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Estaba cansada, necesitaba dormir, me dolía el cuerpo pero así me hubiese tomado veinte pastillas para dormir simplemente no hubiese podido. Acababa de aceptar algo que nunca en mi vida creí que pasaría. Me atraía terriblemente la chica que dormía plácidamente a mi lado; me gustaba todo de ella, absolutamente todo. Así como podía sacarme de quicio podía sacarme las más amplias sonrisas. Pero, ¿yo atraída por una mujer? En mi antiguo colegio, mis amigas y yo, solíamos hacer audiciones con los chicos que querían salir con nosotras. Se podía decir que era la persona más heterosexual del mundo. Salí con el capitán del equipo de basquetbol, con el de voleibol y con el quarterback del equipo de americano; éste último, mi novio antes de venir para acá.

Nunca antes me había fijado en una mujer, nunca. Y pasaba mucho tiempo rodeada de ellas; tenía muchas amigas y muchas veces nos cambiamos en la misma habitación, nadábamos topless y qué decir del voli. Las nalgadas de la buena suerte y las micro-licras que usamos. Si fuese lesbiana estar en el equipo de voli hubiera sido una bendición para mis ojos; a pesar de ser atlética mi cuerpo no podía ser comparado con el otras compañeras que se la vivían en el gym y no dejaban de entrenar un solo día. Nunca me fijé en ellas de una manera distinta o evocaron sentimientos distintos a una amistad o simple admiración por su cuerpo.  ¿Qué era diferente?

Jennie era muy bonita pero tenía amigas y conocidas que eran muchísimo más atractivas que ella. He visto muchos pares de ojos, de colores preciosos pero nunca vi un café tan hermoso como el de la tonta. Vi muchas melenas castañas impresionantes pero la de Jennie hacía juego con su personalidad, con sus ojos, con toda ella. Sí, quizá físicamente había gente más hermosa que ella pero ninguna de esas personas tenían la habilidad de cautivar con una maravillosa forma de ser como la castaña.

Entonces no es de género, es de personalidad; no me gusta por lo que es por fuera, me gusta lo que me hace sentir y lo que saca de mí. Podría decir que quise a mis novios pero ninguno de ellos hizo que me latiera el corazón con tanto fervor como con la castaña. Quizá no me gustaban las chicas, me gustaba Jennie y sólo Jennie. Nadie nunca había incitado en mí tales sentimientos y me llenaba de mucho temor. Mis relaciones terminaron porque yo así lo decidí pero cual fuera la naturaleza de mi relación con la castaña no podría terminarla. Ni loca. No veía un fin a lo que tenemos o podemos tener.

Haciendo mis películas sobre la castaña y yo ni siquiera sé si a ella le gustan o particularmente le gusta la chica que la está sosteniendo. Y en el remoto caso de que ella sintiera lo mismo se desataría el pandemónium aquí si se llegase a saber. En general en Estados Unidos están de acuerdo con eso pero recuerdo muy bien a una pareja en Texas; una era de tercer año y otra de segundo. Regina creyó gracioso poner consoladores en sus casilleros. Hasta ese incidente ellas solían tomarse de la mano y a nadie parecía importarle hasta que Regina puso sus ojos sobre ellas. Participé como espectadora y ha sido de las pocas cosas que me han hecho sentir mal conmigo misma. El ver la cara de las chicas... Dios, ojalá hubiera hecho algo. Nunca más las vi tomarse de las manos o tan siquiera estar cerca.

¿Qué podía depararme aquí? Ni siquiera creo que conozcan el término homosexualidad y si lo conocen estoy segura que lo asocian con Satanás o algunos de sus secuaces. Aunque no soy homosexual, sólo me gusta Jennie... Sí, seguramente la gente se va a relajar muchísimo si saben esta información. Yo y mis ocurrentes formas de ponerme en aprietos. Pero esto no sólo me afectaba a mí o a Jennie en el utópico caso de que yo le guste, esto podría en el ojo del huracán al señor Kim, si no es que directo a la hoguera. Y si no me equivoco arrastraría a Norma también.

Con la mujer de cabello corto tenía que prepararme para un interrogatorio digno del FBI y la postura del señor Kim... debía encontrar una forma sutil de saber qué pensaba acerca de este delicado tema. Una parte de mí cree que Norma sería la más relajada con este tema o al menos trataría de ser comprensible pero el hijo de Dios que guía a una comunidad no creo que sea tan flexible. Ellos que creen en la unión de un hombre y una mujer para tener relaciones y poblar la tierra y así poder asegurar la existencia de nuestra raza por muchos años más. Pensándolo bien, esto de la homosexualidad no es tan grave, representa una solución a la creciente sobrepoblación en nuestro contaminado planeta.

LA HIJA DEL PASTOR - ADAPTACIÓN JENLISA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora