-Ya tenía hecha la maleta, no entiendo por qué tardas tanto, castaña tonta.- Estaba sentada en la cocina esperando por mi novia.
-Estoy guardando tu carta, fastidiosa.- Respondió desde su habitación.
-¿Estás removiendo la pared o qué mierda?-
-¡Lenguaje!-
-"Lenguaje"- Me mofé en voz baja.
-Te estoy escuchando, Lisa.- Me eché a reír.
-Está oscureciendo, mueve tu preciso trasero.- Justo en ese momento salió. -¿Ya?, ¿o todavía tienes que ir a si ya pusieron los puercos?- Se acercó sólo para darme un golpe en el hombro.
-¿Ya pusiste?- Me sorprendió su respuesta y vi el intento que hacía por no reírse.
-¿Con que así nos llevamos?- Dio un paso más y se sentó en mi regazo.
-Te amo.-
-No, nada de eso, me acabas de llamar puerco.-
-Pero eres un puerco lindo.-
-Sí, eso lo arregla todo.- Besó mi mejilla. –No, Jennie, nada de sobornos, ni besos, ni tus artimañas.- Nuevamente dejó un sonoro beso en mi mejilla.
-Vamos ya, sensible.-
-Bien, ni dos meses de noviazgo y ya me tratas así.-
-Y espérate a que nos casemos.- Me sonrió con ternura.
-No voy a caer, castaña.- Se echó a reír.
-No me culpes por intentarlo.- Tomé su mochila y la puse sobre mi hombro. –Oh- sacó un papel de sus jeans- la nota para papá.- La dejó visible sobre la mesa. –Listo.-
-Bien, majestad, andando.- Comenzamos nuestro camino a casa; ella llevaba su mochila con ropa y yo la mochila con sus libros, la que pesaba más.
-¿Me vas a decir?- Habló después de unos minutos.
-¿Qué cosa?-
-El significado de majestad.-
-Ya te lo dije- me encogí de hombros- pero babeabas tu almohada así que no lo recuerdas.-
-No es cierto.-
-Claro que sí, te lo dije.- Vi su carita llenarse de confusión y luego vio al cielo estrellado.
-Fue eso entonces, no se vale.-
-¿Había reglas?-
-Sabías que no lo recordaría.- Se quejó.
-Justo por eso lo hice.-
-Tramposa.-
-Creí que era un puerco.-
-Puerco tramposo.- Me eché a reír, me acerqué a su oído.
-También te amo.- Llegamos a la casa entre bromas y leves empujones en cuanto cerré la puerta buscó mis labios con cierta desesperación. La apreté de las caderas y la arrastré hasta que topamos con el sillón. Se detuvo para tomar aire.
-Te amo, puerquito.- Aún con la poca luz podía ver su brillante sonrisa.
-Me lo voy a creer y dejaré de comer.-
-Como si fuera posible.- Dejó un pequeño beso en mi mandíbula. –¿Quieres cenar algo?-
-Pero por supuesto que sí.- Se echó a reír. -¿Cereal?- Asintió.
La mandé a la cama mientras nos preparaba el cereal; me aseguré de cerrar bien la puerta y las ventanas de la casa. El doctorcito no me daba muy buena espina, en absoluto así que tomaba tantas precauciones como se podía. Llegué a la cama y Jennie estaba recostada sobre el lado derecho, su preferido.
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LA HIJA DEL PASTOR - ADAPTACIÓN JENLISA
FanfictionLisa, una chica irreverente es enviada a un remoto lugar en México. Si de por sí es horrible estar aquí lejos de la tecnología y de las cosas que conoce; para empeorarlo se topa con Jennie, una molesta castaña hija del pastor del pueblo. La línea en...