Imagina que esparcidos por el universo existan seres que pueden acceder a un poder que les permite modificar la esencia misma del mismo universo. Un poder que les permite alterar el espacio, la metería y a los seres vivos. Sin embargo, al poseer est...
El sol ardía con fuerza sobre un planeta llamado Erles, el cual forma parte de una galaxia llamada Tagupin.
Erles es un planeta con un único ecosistema, el cual es el de un desierto. Todo el planeta constaba con bastos campos arenosos acompañados por montañas de tamaños colosales. En medio de uno de esos campos había un bullicioso poblado que contaba con un concurrido bazar. En las calles había una amplia multitud de criaturas, todas ellas contaban con diferentes tamaños y aspectos muy marcados. Todas ellas paseándose tranquilamente por las calles o atendían los distintos puestos de venta.
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Hoy era un día particularmente tranquilo en el poblado, era casi medio día y los vientos no anunciaban la llegada de una posible tormenta de arena. El sol ardía con intensidad, como era la costumbre, pero las brisas eran frías, suaves y estaban impregnadas con los exóticos aromas de los numerosos puestos de comida.
Desplazándose entre la multitud de compradores, un sujeto envuelto completamente en una capa oscura se movía silenciosamente entre la multitud. La presencia del encapuchado era casi imperceptible, se mezclaba entre la multitud con una facilidad que le permitía pasar inadvertido. Pero cada vez que ese individuo pasaba cerca de alguien, unas monedas salían volando, misteriosamente, del bolsillo de ese transeúnte e iban a parar a la figura cubierta por una capa oscura. Pero nadie parecía darse cuenta de esta acción.
La persona sonreía bajo su capa, mientras seguía caminando, sigilosamente, entre los compradores. Continuó así hasta que visualizó un puesto que era atendido por una criatura que tenía la piel de color azul, un cuerpo bastante robusto y unos tentáculos que le salían del rostro, actuando como si se tratara de una gruesa barba. Aquella criatura vestía una camisa de color marrón con un delantal manchado encima y unos pantalones holgados.
El encapuchado se detuvo en su puesto, lo que termino haciendo que su presencia fuera finalmente notada por el dueño, quien daría una gran sonrisa al verle.
— Hola John. ¿Cómo has estado muchacho? — le pregunto de manera amigable el vendedor.
— Bien, gracias por preguntar Jabu — respondió John
Tras decir estas palabras, John sacó una mano y de un tirón se retiró completamente la capucha de la cara, revelando su rostro joven, con su cabello de color castaño oscuro que tenía mantenía con aspecto de desordenado, con un mechón cayendo sobre su ojo derecho. Sus ojos eran de un tono de verde muy claro. Vestía una vieja capa con capucha de color cafe oscuro, debajo una camisa blanca de mangas cortas, un cinturón con múltiples bolsillo junto con un par de pantalones negros y botas negras.
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