III

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Pov Merlina.

–Largo, es hora de apresurarse, debemos de llagar a la nueva mansión Shallow antes de que el Sr. Gabriel y la Sr. Elizabeth se vayan.– Largo gruñó cómo de costumbre y aceleró.

Le dí una rápida leída a la conversación que había tenido con Audrey hace unas semanas.

Le dí una rápida leída a la conversación que había tenido con Audrey hace unas semanas

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No pude evitar sonreír por la conversación, amaba a Audrey más que el alma putrefacta del tío Lucas, ella es mi mejor amiga desde que la conocí como un perro que no podía convertirse en humana

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No pude evitar sonreír por la conversación, amaba a Audrey más que el alma putrefacta del tío Lucas, ella es mi mejor amiga desde que la conocí como un perro que no podía convertirse en humana. Ella daría su vida por mi y yo por ella.

Era con la única que podía ser realmente yo, no necesitaba ser dura, no sentir, con ella podía simplemente ser y nada me pasaría a su lado... Por eso necesito que venga a Nevermore conmigo, necesito que me proteja a mi y a mis amigos.

El acosador dejo de molestarme, se había desaparecido, pero me sentía vigilada, afortunadamente a Audrey no se le escaparía ningún aroma extraño si es que alguien intentaba seguirme.

Puse mi vista al frente del camino, ya habíamos llegado a la mansión. –Gracias Largo, ahora ayudame a dejar mis cosas adentro por favor– bajé y Largo hizo lo mismo con su típico gruñir.

La mansión parecía normal, como si fuera de normis, eso era bueno, sobretodo con todo el caos que estaba haciendo Audrey.

Respiré profundo y seguí a Largo, aún no salía el sol completamente, eso solo significaba que los padres de Audrey seguían aquí.

Toqué la puerta tres veces y retrocedí un paso, en cuanto lo hice la puerta se abrió sola, el mayordomo no estaba, no le tomé importancia.

–Largo, sube mis maletas y déjalas enfrente de la última puerta que veas en el pasillo – esa siempre era la habitación de Audrey. –Intenta no hacer ruido por favor–  Largo gruñó y se fue.

Decidí dirigirme hacia la sala donde se escuchaban pequeños ruidos de limpieza.

–Vaya, no pensé que llegaría tan pronto señorita Addams– el mayordomo de los Shallow me dió una pequeña sonrisa impermeable.

–Hola Lázaro...– le dedique un pequeño asentamiento. –¿sabes dónde están los señores Sinclair?– Lázaro hizo una mueca y asintió.

–Estan preparándose para irse unos cuantos días a Irlanda... ¿Quiere que los llame? O prefiere ir usted– dejó de sacudir una escultura de una mujer siendo sostenida por un hombre con un rostro de aflicción.

–Yo iré, tu sigue con lo tuyo Lázaro– no esperé respuesta de su parte y me fuí.

Si los señores Shallow se estaban preparando para irse eso quería decir que están en su estudio. Caminé por los pasillos con cautela, hasta que escuché sus voces y cuando giré para ir al siguiente pasillo ellos salieron de la habitación.

–Oh, querida, me alegra que estés aquí– la señora Elizabeth se acercó poniendo sus manos en mis hombros y dándome un beso en la frente. Mi madre se moriría porque yo la dejara hacer eso a ella, pero Elizabeth era un caso especial, al igual que Gabriel.

–Necesitaba despedirme de ustedes, parece que no los veré hasta dentro de unos días – el señor Gabriel asintió con una pequeña sonrisa.

–Espero que no sean más que un par de días, aún así te encargamos a nuestra pequeña, se que está en buenas manos – Gabriel tomó sus cosas y me dió un pequeño apretón en el hombro. –Audrey está dormida, pero seguro te está esperando, nosotros nos retiramos, quedas en tu casa pequeña Addams – dijo con una pequeña sonrisa y tomó la mano de su esposa ayudándole también con su equipaje.

–Hasta pronto– dije con una pequeña sonrisa.

Me dirigí escaleras arriba después de que Largo se fuera, tenía ganas de ver a la loba revoltosa de Audrey. Di dos pequeños golpes en su puerta.

–Ya voy– dijo Audrey con un tono de voz adormilado.

Después de un golpe seco que supongo que fue Audrey callendo de la cama la puerta finalmente se abrió. Cuando la ví no pude evitar precipitarme hacia ella dándole un beso en la boca, empujándola a la cama haciendo que yo quedara encima de ella.

Cuando terminé de besarla la abracé con fuerza y Audrey no tardó en tomarme de la cintura pegándome más hacia ella, respiré hondo y escondí mi rostro en su cálido cuello.

–Te extrañé – dije en un pequeño susurro mientras que Audrey acariciaba delicadamente mi espalda.

–Yo también lo hice tu aroma es reconfortante... ¿Quieres descansar un poco? Aún no sale el sol, después podremos ponernos al día – saqué mi cabeza de su cuello, en cuanto lo hice Audrey tomó mi mentón y me dio un beso en los labios terminando el contacto con una pequeña mordida de su colmillo izquierdo.

–De acuerdo, descansemos – le dí un pequeño beso en la comisura de sus labios antes de que nos cubriera con las cobijas de su cama y volví a enterrar mi rostro en su cuello.

No tardé ni un minuto en quedar dormida en los brazos de Audrey, ella siempre transmitía una paz que nadie podría ofrecerte aunque vendieras tu alma al diablo.

Cuando desperté Audrey seguía dormida, así que me moví ágilmente saliendo de la cama, me estiré un poco y salí de la habitación.

Tenía planeado ir a la cocina para comer unos bocadillos y decirle a Lázaro que le llevara unos a Audrey, con lo que no contaba era que al bajar las escaleras y girar hacia el pasillo derecho me encontraría con una cabellera rubia con un mechón azul y rosa a los lados... Era Enid, le había prometido venir a visitarla, bueno, estaba matando dos pájaros de un tiro.

–¿Merlina? ¿Qué haces aquí?– Enid frunció el ceño, me le quedé viendo por unos segundos, no sabía que decir exactamente... Maldita sea Audrey,pudiste avisarme que tendrías más visitas a parte de mi, maldita, torpe y linda licántropa.

El Corazón De La Noche | Enid x tú (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora