-Hola Gadú –Dije algo melancólica.
-Hola Angelique, ¿Por qué tan desanimada?
Me senté en el sofá y abracé la almohada que había a un lado; no era una persona, pero necesitaba un abrazo.
-No he visto a Val y ni siquiera sé porqué.
- ¿A qué te refieres?
- Últimamente me ha estado evitando.
El doc. se acomodó en su silla y sacó esa libreta que ya había visto tantas veces.
- ¿Evitando cómo?
Suspiré.
- Bueno, últimamente cuando le mando un mensaje para ver si quiere salir, me contesta un día después diciendo que no puede, ni siquiera se disculpa ¿sabes? Y cuando salimos de clase e intento hablar con ella sale corriendo.
-Ya veo- se reacomodo en su silla –dime una cosa, ¿Hiciste algo...?
Me limpié una lagrima rebelde que corría por mi mejilla.
- ¿A qué te refieres?
-Bueno, Angelique, a veces llegas a ser un poco...intensa.
Me acomodé mejor y lo miré confundida.
- ¿Intensa?
-Sí, no lo haces a propósito claro, pero a veces, cuando te enojas, llegas a hacer cosas que puede que asuste a la gente.
No me gusta la dirección que empieza a tomar este asunto. Mi agarre del abrazo a la almohada se empezó a debilitar.
-A caso... ¡Me estás diciendo que Val se está alejando porque me tiene...
No pude terminar la oración, eso era imposible. Mi ansiedad empezaba a aparecer, me paré y empecé a dar vueltas en la habitación.
-Nonononono, e-eso no es verdad, Val me quiere, ella me lo dijo, t-tú estás mintiendo.
Mis palabras empezaron a ser balbuceos. Mis manos empezaron a temblar y un sentimiento de miedo empezó a crecer en mí, un dolor empezó a hacerse presente en mi pecho y garganta.
Por favor no empieces a llorar ahora, por favor.
-Angelique, calma ¿Sí? Todo está bien, Val puede que no haya sido la indicada, además, no sabemos si fue por eso, realmente puede ser cualquier cosa, tal vez...
- ¡No! –Lo interrumpí –Ella no me tiene miedo, no he hecho nada para que Val me tenga miedo, tal vez solo está ocupada ¿Verdad? Eso debe ser, claro, yo no.
Empezaba a tener una crisis. No podía perder a otra amiga y menos a Val, era la primera amiga de verdad, no puedo perderla.
-N-no, nono, por favor, n-no, no me dejes, no, no, no, no, no...
Empecé a arrodillarme lentamente hasta llegar al piso. Mis lágrimas no paraban de salir y de pronto me desmayé.
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Psicología asesina
Short StoryA veces la policía no puede hacer su trabajo solos y tienen la necesidad de pedir ayuda a externos. Dylan es un simple estudiante al que le pidieron apoyo ya que ellos no lograban que una chica hablara, pero no sabía que iban a haber consecuencias a...