Ink y sus emociones.

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Ink y su equipo habían terminado de recolectar los cuerpos que por suerte no fueron tantos, sin embargo eso afectaba la organización de la mano de obra en la empresa, aunque eso no era lo más importante por el momento, tenía ganas de desplomarse de rodillas y llorar, y eso que el más afectado no era ni sería él sino las familias de los empleados. Boris iba a encargarse de escribir las cartas y enviarlas a cada una de las familias, lo trabajoso iba a ser tener que enviar los cuerpos a cada una para así darles un velorio correspondiente así que por lo tanto iban a cremarlos todos juntos para así hacer un solo velorio.

— Por esta razón no tendrán que trabajar esta semana entrante y no se les descontará el sueldo. — Habló a su equipo y a su ejército de hombres de tinta que lo ayudaron en la batalla con Alice y Henry.

— ¿Quieres que les comunique eso al resto de los empleados que están allá en la sala de entrenamiento?

— Mmmm. — Lo pensó por un momento. — Creo que es mejor que vaya yo mismo a decirles.

— ¿Estás seguro?

— Ven conmigo un segundo. Ustedes vayan a la estación de tren a pedir uno.

Les dijo a Allison y Tom, recibiendo un asentimiento de ambos y condujo a Boris a un almacén vacío, así podrían discutir sin interrupciones. Debatir esos asuntos en privados ellos dos solos era muy normal pues ambos usualmente tenían buenos puntos de vista, por algo eran dueños de Joey Drew Studios, bueno el lobo aún no llegaba a ser dueño también pero era mano derecha de Bendy y por lo tanto era casi el segundo dueño.

— ¿Por qué preguntas si estoy seguro?

— Porque siento que mandar una carta es para ahorrarte tiempo.

— Pero es un tema serio que debe tratarse en persona.

— ¿Pero entonces vas hasta allá para hablar de eso?

— Sí.

— ¿Y luego? ¿Vas a volver hasta acá? — Preguntó dejándolo en un dilema. — Te lo digo por una cuestión de viaje de ida y vuelta.

— Pues... yo digo que me servirá para ir a supervisar la zona.

Tenía un buen punto, si era por una cuestión laboral estaba bien, aunque no debía cuestionarle de más a su amigo ya que no era el jefe del estudio, el subjefe no tiene el mismo poder que tiene el jefe, si este último daba una orden todos necesitaban acatarla, su instinto lobezno se lo recordaba siempre.

— Bien, ¿Necesitaras que vayamos contigo?

— No creo que sea necesario, si pasa algo puedo manejarlo. — Sus poderes eran más fuertes que los de los seres del estudio.

El lobo no se opuso y su amigo se dirigió a la estación de tren, siendo acompañado por el matrimonio y el subjefe, estos le deseaban suerte y que tuviera cuidado, Ink sonrió y les prometió regresar a tiempo. En el trayecto su mente divagaba mucho en la situación del momento, agradecía que por lo menos el resto de los empleados estén a salvo.

Todo esto es una odisea.

Pensó para luego tomarse el puente de la nariz suspirando, necesitaba un descanso y no lo tenía asegurado, se apoyó en el respaldo del asiento para cerrar sus ojos y dormir un poco, con tal de descansar de la situación un momento pues aún faltaba para llegar al mini estadio, durmió y en sus sueños le pareció ver a cierto músico que le había robado el corazón, Sammy estaba allí mirándolo con una sonrisa tierna, Ink sonrió y estaba caminando hacia él pero vio que la mirada del músico se tensó y frunció el ceño, el demonio de tinta no entendía que pasaba hasta que volteó y vio a Henry mirarlo con una mueca de decepción, Bendy se puso nervioso y decidió mejor caminar hacia a su creador el cual frunció el ceño haciendo que se detuviera. ¿Qué estaba pasando? Sammy y Henry parecían competir en silencio por él, pues notó que cuando caminaba hacia uno el otro se enojaba, no entendía cuál era el punto pero una mancha negra se vio expandirse por el suelo haciendo que él abriera los ojos de repente, volviendo a la mundo real.

Eres mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora