Capítulo 23 (☬⁠)

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AjedrecistaFarisha

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Ajedrecista
Farisha

La boca tibia calentaba mi epicentro, desesperándome contra las cuerdas que amordazaban mi cuerpo, y aun en la lejanía podía escuchar las sugerencias de la pelirroja.

—La rubia es buen material para entretenerlo mi señor —La boca tibia seguía lamiendo en medio de mi raja caliente, y me desesperaba no poder desatar la euforia que atravesaba mi cuerpo a la sensibilidad de los toques que me otorgaban —. Sin contar que podría ser una buena arma si así lo quisiera.

La pelirroja que sostenía la fusta de cuero se acercó segura, mientras las otras dos expandían más mis piernas, y el azote que me dio en la entrepierna me hizo retorcerme por el ardor que me provocó, pero a mi cerebro masoquista eso le encantaba, ya que la humedad que chorreaban mis muslos lo gritaba fervientemente.

Desvanezco los recuerdos del día en que Daren me otorgó mi feudo, colocando la base de mi maquillaje un tanto sobrecargado por el hematoma que la maldita de Kaira me dejó, la rabia la tengo atorada en la garganta y mis manos temblantes lo demuestran, pues es más el dolor de mi ego herido que el maldito golpe, porque sé que fue estúpido de mi parte perder los estribos por sus insinuaciones.

—Si qué te dio fuerte —se burla Danika en mi cara —. Pero quién te manda a pelear con una leona, cuando tú apenas si te puedes considerar un cachorrito recién entrenado.

—Y que deseabas, que me dejará —replico, estrellando la brocha en el tocador.

—A Kaira nunca le han gustado las Dhandaras —afirma Freyja, al otro costado, dejando que Alis le arregle su manicura —. Pero no obstante, siempre ha podido conversar con todas nosotras de una forma educada y respetuosa, por lo tanto, no entiendo el morado que te propinó.

—Es por su apellido —asegura Alis, y todas las demás la secundan.

—Puede ser —Freyja observa el magnífico trabajo de Alis, ya que sus uñas largas del color de su cabello le han quedado magníficas —. Pero el problema está en el hecho en qué nuestro señor te usa como peón de su juego.

Respiro profundo concentrándome en terminar mi maquillaje y me recuerdo que en eso se equivocan, porque yo no entre en este mundo para ser un peón del juego, yo entre para destacar y lograr mis objetivos y así demostrarle a mi padre sus errores, pero sobre todo demostrarle a todo aquel que me subestime de lo que soy capaz de hacer para obtener lo que quiero.

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Brasil

El viento cálido azotaba su cabello y a lo lejos observaba a la mujer que paseaba en el bikini negro que contrastaba con el tono de su piel, disfrutando de la arena caliente y las olas del mar, demostrando no tener preocupaciones.

Deserción Implacable Libro 1 (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora