Capítulo 21(☬⁠)

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BravataKaira

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Bravata
Kaira

Los neumáticos de mi vehículo derrapan en la carretera sobrepasando los niveles de velocidad, mis manos arden por la fuerza que ejerzo en el volante, pero no importa.

—Tranquilízate —La súplica en la mirada de la otra niña de ojos grisáceos quedaba la ilusión de tener pringas verdes, calmaba el miedo que atravesaba mi pequeño cuerpo —. El suplicio ha terminado, todo estará bien, confía en mí.

—¿Cómo lo sabes? —cuestioné con la voz temblorosa y con lágrimas surcando mis ojos.

—Porque lo que no te mata, te hace más fuerte —dijo, acurrucándose a mi lado y abrazándome sin importarle el rechazo —. Sé que no me crees y no tendrías por qué confiar en mí, pero haré todo lo que esté en mis manos para que te sientas bien.

—¿Por qué harías algo así por mí, si ni siquiera me conoces? —cuestioné nuevamente, por qué no me fiaba de ella ni de nadie, ya que había pasado por la peor situación que una niña de seis años podía pasar, observando mis manos de un rojo intenso y olor a hierro.

—Por qué puedo y quiero hacerlo —su respuesta fue simple y sin pretextos —. Además, te adoptaré como la hermana que me arrebataron, ¿Qué te parece?

—Yo ya tengo un hermano —solté altanera, y ella, en vez de molestarse, solo me sonrió con su dentadura perfecta y los hoyuelos de sus mejillas remarcados.

—Pero no tienes una hermana —repuso devuelta, pasándome un paño húmedo en el rostro para sacar la suciedad en lo que el hombre grande con el mismo color de sus ojos observaba desde la puerta del baño.

El dolor de cabeza punza en mis sentidos por los recuerdos amargos que pese a los años no dejan de tener cierto impactó, ya que la rabia contenida por cierto grupo turco no merma el dolor, porque odio cuando tratan de verme la cara, puesto que los imbéciles habían planeado un saqueo de los diamantes que mi padre había colocado a mí cargó para cuidarlos y entregárselos personalmente a mi hermano, puesto que Ivar no desea verlo, la entrada de la mansión de mi hermano se abre a lo lejos dándome paso.

—¿Dónde está? —le preguntó a Mark al entrar al vestíbulo de la mansión, porque resulta que Daren anda dándoselas de indignado señor.

—Se encuentra ocupado para atender visitas, señorita —informa Mark con paciencia.

—¿Haciendo qué? —indago de nuevo, cuándo me dirige a la cocina.

—Solo puedo decirle...

—Porque no puedes entender que se encuentra ocupado y ya —Respiró profundo para no descargar mi rabia con tenida con la rubia entrometida que se encuentra desayunando, la cual no había notado.

Deserción Implacable Libro 1 (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora