IV

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Nos quedamos completa y profundamente dormidos, por así decirlo, mi sueño era muy ligero esa noche y yo sabia porque. Yo las necesitaba, ellas me llamaban, ellas necesitaban de mi, desde donde estaban. Irónicamente las guardaba en una caja llena de pulseras y nunca nadie las había visto já.
Me levante sin hacer ruido de la cama y fui hasta esa pequeña caja arriba de un mueble y me fui al baño.
Tome una de las hojas metálicas y la mire infinitamente.
Miré la hora en mi celular: 4:13am
Volví a tomar la cuchilla y la pase fuerte y rápidamente sobre mi muñeca.
Pequeñas gotitas de sangre empezaron a brotar, cada vez mas y mas, una nueva lastimadura.
Hice otro corte debajo de ese, y me dispuse parar.
Coloqué un papel sobre la sangre. Comenzaba a sentir como el ardor corría por mi piel y supe que no podía parar.
Volví a tomar la cuchilla pasándola rápido y fuerte muchas veces en todas las direcciones por todo mi antebrazo.
—¡BASTA! dejalo, por favor.
La puerta se abrió despacio y el apareció ahí.
—¿Te das cuenta el daño que causa esto? ¿De verdad deseas tanto morir? ¿y dejarme acá a mi así?
Lo miré a los ojos, eran... eran, infinitos.
—¿Qué es la muerte para vos cielo?
Se acerco a mi y se sentó en el piso a mi lado, rodeo mi cuerpo con sus brazos desde atrás e hizo que me recostara sobre su pecho.
Cerré los ojos delicadamente.
—La muerte... —comencé a decir—. Sinceramente no lo sé porque jamas he muerto. Tampoco sé si quiero ir allí. El ser humano le teme a la muerte por ser algo desconocido. El instinto propio del ser humano es la supervivencia, incluyendo a los suicidas. Me frustra, me frustra no saber para donde vamos ni de donde venimos. No saber que nos controla, tomarnos las cosas tan a pecho y que todo nos termine haciendo sufrir.
Largué a llorar, con pequeños espasmos, eran lágrimas y lágrimas, sollozos que empaparon la remera de Francisco.
—Perdón, no sé como explicarme. —dije ya mas calmada—. Te pido una cosa, solo una, vos no seas como los otros, no actues por lo que la sociedad te exige sino por lo que vos verdaderamente sentís, y nunca me dejes, por favor.
—Jamas mi vida, jamás.
Y derramó una lágrima.

Nos paramos y salimos del baño, yo fui directamente a la cama y Francisco se quedó un segundo más en el baño y después salió y vino a acostarse al lado mio.
Sentí como me envolvía con su cuerpo, quería estar así por siempre. Me sentía protegida.

∆∆∆

Nos despertamos a las 10 am y bajamos a desayunar, en el trayecto de la pieza a la cocina encontré algo.
—Fran...
—¿Qué es esto? —preguntó tomando la carta entre sus manos.
"Para: Ema Scrik." podía leerse en el frenteb del sobre.
Me senté en la silla y lleve las rodillas al pecho mientras Francisco abría la carta.

“Muy bien seré lo más breve posible yo simplemente seré breve. Querida Ema, YO MATE A TU MADRE, lo hice YO. La extrangule y la golpee hasta matarla, y con cuanto placer... pero claro que no fue tu culpa sino de tru padre. Le di un plazo de 10 años y le advertí que si no me daba lo que quería moriría alguien de su familia, y podrías haber muerto vos Ema, pero el egoísmo de tu padre llevo a que tu madre muera.
Él lo tiene Ema, el lo sabe, sabe lo que todo el mundo quiere saber, lo que todo científico se plantea, y vos Ema, vos, también lo sabes.
Así que lo quiero, no sabes cuando ni como pero si no me lo das, tu papá muere.
Atte: ?"

Estaba en una especie de trance, eran muchas palabras mucha información para procesar, yo simplemente no podía, no...
—Hay que hacer algo.—dijo Francisco.
—A el no le importo, dejalo.
—Si el muere esa persona va a venir por vos.
Sentí miedo, mucho miedo.
—No te  voy a dejar en esta. Hay que averiguar lo que quiere ese hijo de puta y dárselo como sea, que nos deje en paz. Además ¿Tenes algo que perder?
—No, pero vos si, tenes hermanos...
—Y vos tenes la oportunidad de tu vida para saber quien mató a tu mamá así que vamos a aprovecharla.

"Él lo tiene Ema, el lo sabe, sabe lo que todo el mundo quiere saber, lo que todo científico se plantea, y vos Ema, vos, también lo sabes." repetía esa frase en mi mente cada vez que podía, esa frase ocupaba un 90% de mis pensamientos. Tenia miedo de no poder encontrarlo, de que me maten, por primera vez en mi vida sentía miedo de perder mi propia vida, y sentía miedo por la vida de Francisco.

Fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora