capitulo 14: unos ojos singulares

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Beatriz, Exequiel, Esteban y Lauren se reunieron en el único lugar secreto que encontraron, las ruinas de una iglesia de paredes de piedra y tejado de madera que a causas de un incendio el tejado fue destruido quedando solo las paredes desnudas, algunas, ya que algunos pilares se destruyeron y con ellos calló parte de la pared lateral de la edificación.

De todos los lugares del pueblo, éste es el más seguro, nadie que conoce la historia entraría a ese lugar, Exequiel inhaló una bocanada de aire, Beatriz nota su incomodidad, notando pequeños detalles imperceptibles por los demás, a pesar de todo el tiempo que ha pasado, parte de las paredes en pie siguen tintadas de negro, hay marcas irregulares, así también del suelo, alrededor de las ruinas una aureola negra lo rodea, el pasto no crece,  una tierra muerta, en el interior se puede ver con claridad las líneas que forman el contorno de una persona, Esteban no se dio cuenta, está concentrado en su madre, Lauren pendiente de que nadie les persiga y Beatriz rompió el silencio:

qué paso en este lugar? -.

Exequiel giró levemente a la belleza ante él, dijo en casi un susurro.

-una lección-.

Hay dolor en sus ojos, Beatriz puede notar como esa mirada se debate en una guerra interna, deseos de venganza, añora volver el tiempo atrás y terminar con aquel dolor, Exequiel deslizó la yema de sus dedos por el brazo desnudo de Beatriz, la piel se le erizó ante el contacto, necesitaba abrazarla, sentir su piel, lo dulce de sus labios, añoraba un segundo de intimidad, saber porque tiene ese delicioso aroma dulzón que dejaría a cualquiera noqueado, necesitaba preguntar porque le resulta tan atrayente.

-..tus ojos...-.

dice tímida Beatriz

-que tienen-.

-quieren...-.

es interrumpida por tres hombres armados, cubiertos por completo de negro, sus ojos con antiparras, las escopetas están cargadas listas para disparar.

-estamos rodeados-.

dice Lauren al tiempo que intenta defender a Esteban, Exequiel se adelanta a la guardia, los conoce, son las guerreras de angelik, levanta las manos a modo de rendición y dice:

-necesitamos su ayuda-.

de los guardias uno es el líder, quien con voz femenina dice:

-no ayudamos a vampiros-.

se descubre el rostro, si bajar la defensa.

-dile angelik que cobro el favor-.

la mujer negó con la cabeza, al tiempo que pregunta:

- ¡¿qué hacen en nuestras tierras?!

Beatriz divisó a lo lejos una mujer joven que se acerca como si estuviera flotando, la mujer de cabellos largos y de bata blanca llegó ante ellos en minutos.

- ¡Exequiel querido! -.

su tono amoroso es igual a angelik, pero la mujer no tiene ningún parecido a la anciana de unos días atrás, Exequiel preguntó con el ceño fruncido.

-¿Agelik?-.

la mujer asintió con la cabeza.

qué te pasó? -.

la matriarca suspiró cansada y dijo:

-el kaneu fue destruido...así que toda la magia regresó a sus dueños-.

Exequiel en ese sentido es un ignorante, pero Beatriz lo entendía, el hechizo del Kaneu absorbió la magia de los partícipes del embrujo, la confinación fue máxima y se logró porque solo los cuatro integrantes del grupo de ancianos eran de sangre pura, pero como su hermano fue liberado esa magia fue regresada a su origen, en este caso, cada bruja volvería ser dotada de su gracia, el don de angelik es no revelar su verdadera edad.

- ¡te ves joven y guapa! -.

elogió Esteban que levanta las manos a modo de rendición.

-gracias vampiro, pero de igual forma no eres bienvenido, la comunidad solo recibe mujeres de gracia-.

hace una pausa para detenerse en una sombra, otro integrante del grupo escondido tras la espalda de Exequiel.

- ¡¿quién eres da la cara?!-.

-una amiga-.

protege Exequiel, celoso de que le pueda interesar la muchacha tanto como a él.

-y tu amiga no puede presentarse como es debido? -.

finge estar ofendida.

la muchacha sale de las sombras y se presenta al tiempo que dice:

-buenas tardes, señora me llamo Beatriz-.

-¿no tienes apellido niña?-.

preguntó Angelik  intrigada por los rasgos peculiares de la muchacha, Exequiel intentó persuadir a la matriarca que no es nadie importante, pero si vuelve a decir algo angelik sospechará, así que hace un gesto a su compañero, Esteban que dice:

-es mi prima-.

- ¿una vampira? -.

pregunta intrigada, sin creer una sola palabra de los hombres, sabe que ellos mienten, la chica refleja algo que pensó perdido, una singularidad que solo su padre tenía, unos ojos color miel, el que parecen decir mucho sin usar palabras.

hace un movimiento con la mano, las soldados bajan las armas, Lauren sigue a la defensiva, no se fía, pero Esteban lo detiene negando con la cabeza.

-están de suerte, mi gente celebra los 15 años de uno de nosotros, no queremos empañar el día vertiendo sangre de vampiro, así que, por primera vez en muchos años, serán los primeros que entren nuestro hogar, lo que si les advierto-.

alzo un dedo y escribió en el aire, al terminar un símbolo se ilumino, el cual se desvaneció al instante.

-nadie sabrás que son hombres, he realizado un hechizo que los disfraza de bellas jovencitas, espero se comporten porque no toleraré actitudes vampíricas-.

todos asintieron, caminaban detrás de la matriarca, siempre vigilados por la guardia, el camino no es largo, pero sigue un sendero de árboles por una calle no pavimentada, Beatriz parecía maravillada por aquel simple pero bien confeccionado símbolo que les dio pechos a Esteban y que decir de Laurens, Exequiel se veía increíble, no se atrevía a preguntar, claro que Exequiel notaba como su acompañante parecía maravillada por el mundo de brujas, de esa forma dijo,

-la matriarca angelik se caracteriza por escribir simbología antigua, produce sellos de protección-

-vaya-.

agrega Beatriz, nunca antes había visto esa clase de magia, pensó que algo así de poderoso debió destruir la cárcel de su hermano.

se detuvieron ante un rio, angelik dijo:

-aquí-.

-aquí no hay nada-.

pronunció esteban.

-es que tus ojos de vampiro no ven, es avanzado, ningún vampiro puede destruir o penetrar el campo de lo visible-.

hizo otro símbolo en el aire, el cual se iluminó por breves instantes y se desvaneció, consigo el arroyo dejando ver dos grandes puertas de madera, protegidas por muros altos de piedra, en las esquinas torres, sorprendente, más que una secta de brujas parece una prisión femenina, Beatriz de pronto recordó una en la que estuvo, un trago amargo gracias al lunático de su hermano Maddox.

Exequiel siente la humedad de sus ojos que de pronto se anegan, toma su mano entrelazando sus dedos, al tiempo que dice:

-no dejaré que nada te pase-.

Beatriz se siente seguridad ante ese pequeño contacto, cree en sus palabras.



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