capitulo 13: el rey ha vuelto

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Estando parcialmente consciente, Miriam podía ver hacia el exterior, isabella se movía con ferocidad, sus ataques son certeros, propios de un vampiro con más de veinte años vivo, aprendió toda clase de artes marciales, boxeo, defensa personal, pensando su padre que un día, los aquelarres de brujas y las manadas de lobos formasen una comunidad para acabar con ellos, nunca pasó por su cabeza la idea de que su nieto se revelaría a la familia provocando un desequilibrio en la orden de los vampiros.

intentó ponerse en pie, pero al menor movimiento un dolor punzante la detuvo, Miriam gimoteó del dolor, su mano alcanzó la herida, a dos dedos de su nuca, sangraba, una certeza era cierta, él matará a isabella y conseguirá la información que desea, solo le quedaba una opción, se enderezó lo que pudo, con el dolor acuestas buscó con la mirada la sección prohibida, dando con el frasco, lo tomó con su mano débil mientras la otra era usada para sostenerse, quitó la tapa y bebió hasta la última gota, el líquido era amargo, quemaba cuando pasaba por la garganta, era el último frasco de veneno, uno sutil pero efectivo que dañaba órganos internos de manera efectiva, en cuestión de horas estaría muerta, mientras éste hacía su trabajo, cerró los ojos sintiendo los débiles latidos de su corazón, recordó el primer día que recibió su gracia, hay una herencia familiar en cada comunidad, a la edad de 15 años recibes tu don, dado por la madre de todo lo vivo, aquel día estaba en la escuela, con ayuda de sus amigos preparaba una poción, nunca surtían efecto, generalmente terminaban en explosiones, sus amigos y ella no eran escarmentados ya que pertenecían al taller de química, el revoltijo de hiervas era para convencer a la maestra para que se enamore del profesor de matemáticas, tenían la ardua convicción de que si ellos emparejaban se olvidarían de los exámenes, días después se dieron cuenta que el brebaje se lo tomo por accidente el director y otra profesora, el artilugio surto efecto, sin embargo, la profesora renunció y en su lugar, un nuevo maestro llegó, recién salido de la universidad, para algunos, carne fresca, pero Miriam al verlo supo que perdería hasta la dignidad por aquel hombre de cabello plateado.

sintió la intensa mirada y la respiración del vampiro que se convirtió en su exilio, al volver abrir los ojos sonrió grata, la visión esta nublada, esbozó una sonrisa ante aquel hecho.

- ¿de qué te ríes mujer? -.

quiso saber Maddox.

-de ti-.

dijo al tiempo que le escupió sangre a causa de la tos, algunas gotas de la misma le salpicaron la cara, Maddox se limpió como pudo.

-estas acabada-.

-tú lo estas-.

esbozó una sonrisa de dientes cubiertos de sangre.

-dime su paradero y te daré una muerte digna-.

ella tragó algo de sangre para poder hablar.

- ¿recuerdas cuando nos conocimos? -.

Maddox la miró con extrañeza, recordaba bien ese día, aunque no quiera admitirlo ella relucía entre todos esos brujos, en aquella escuela, Miriam era la luz, la calma de sus días, el amor tranquilo, la cúspide, a pesar de su corta edad, ella se transformaría en una hechicera poderosa, pero cuando pudo tenerlo todo, el poder, el amor de una buena mujer, que lo idolatraba, la mujer perfecta, le atrajo su prima, todo lo opuesto, la tormenta indomable, la fiera, con Miriam tendría todo, pero Maddox necesitaba aquello que era igual a él, eligió como esposa a la chica problemática, perdida, sin luz, solo oscuridad y sufrimiento.

-pensé que era feliz con ese amor que me dabas, tan equivocada fui, no me di cuenta de que un hombre como tu jamás tomaría en consideración a una mujer como yo, lo tuyo son las toxicas, el mal amor, ese que traiciona, y ahora...míranos...divididos, tú irás por ella, pero no la encontrarás tan fácil, por primera vez te lo haré difícil-.

-sabes que te puedo morder y sabré igual su paradero-.

-hazlo, pero atente a las consecuencias-.

Miriam cerró lentamente los ojos, ya no quedaba más tiempo, el reloj se detuvo, por fin rendiría cuentas en las puertas del otro mundo, una sonrisa de satisfacción reflejó su rostro, Maddox estaba dispuesto a morderle el cuello cuando de su mano se soltó el frasco que contenía el líquido, conocía los brebajes de Miriam, es veneno.

-¡¡¡puta!!!-.

le gritó frustrado, no podía morderla y saber dónde está la traidora de su esposa, había masacrado a casi toda su familia por odio, iba a tener piedad, pero la muy bruta se suicidó, había un lugar, una persona que le pudiera ayudar, sin embargo, para eso necesita el poder que le fue arrebatado, sabe que todos los principales accionistas están muertos, eso quiere decir que la empresa se divide entre esteban y su hermana, no iría por ellos, los considera el eslabón más débil de la familia, solo tiene que hacer el último movimiento. Sacó el celular de su bolsillo, se puso en pie para salir y tener señal, desde la otra línea la voz de un hombre solido contesta.

quién habla?!-.

- ¿Suarez? -.

pregunta Maddox.

- ¡general Suarez estúpido! -. se escucha como el sujeto carraspea para proseguir.

-Maddox ...... estas-.

-así es-.

responde el vampiro, un suspiro de alivio se escucha de la otra línea.

-pensé que estabas muerto-.

-lo estuve...pero he vuelto y necesito que me ayudes-.

-para que sería-.

-quiero el trono de vuelta-.

-eso es imposible, isabella y tu abuelo tienen las mayores acciones eso no te lo concederán-.

Maddox ríe a carcajadas parece un demente.

-los mate-.

dice entre risas, el general Suarez esboza una sonrisa al tiempo que afirma.

-entonces prepárate desgraciado, volverá el rey Maddox....o como le dicen en la actualidad...presidente Maddox-.

Maddox incendió la farmacia, tiró todos los cuerpos dentro, limpiaba su propio desastre, solo tenía que convencer a las autoridades que fue un accidente de gas o algo parecido, isabella sigue viva, respira, débil, se arrastra, necesita darle cara a Maddox, por su orgullo, por ella, pero Maddox se adelanta y la sostiene del pelo, la levanta para mirarla a los ojos.

-recuerdo...una situación similar hace mucho tiempo, tía-.

remarcando la última palabra con burla.

-nunca ganarás-.

él ríe al tiempo que dice:

-ya lo hice-. se acerca a su oído para susurrar- soy el rey-.





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