Otro Macaque

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Espero que les guste~

Macaque pudo escuchar algo diferente en el ambiente de su sala, así que apenas reacciono ante el repentino destello que ilumino por completo la habitación, parpadeando muy lentamente ante quien ahora parado allí.

-¿Qué rayos...?- la apariencia de mono, el pelaje oscuro y los ojos dorados era fácil de reconocer. Era él, aunque vistiendo ese traje de pelea que no había visto en mucho tiempo.

-¿Tuviste un buen viaje?- se cruzó de piernas, demasiado tranquila ante el hecho de que estaba enfrentando otra versión de si mismo. Sonrió, divertido ante la mirada fija del otro. -No me mires así, es una pregunta válida- movió su cola con gusto ante el ceño fruncido en el rostro de la otra versión. -El último visitante estuvo vagando por la ciudad, al menos tu llegaste a mi departamento- recordar a la otra versión mayor de su pequeño hizo que su sonrisa se volviera cariñosa por unos segundos.

-No pareces nada sorprendido por esto- se cruzó de brazos, enarcando una ceja. Parecía escéptico, de seguro por la imagen de normalidad que el dueño estaba mostrando, sentado cómodamente en su sillón y ya estando por la mitad de su banana.

-Aprendes a no sorprenderte por nada con los años- le dio otro mordisco a su fruta.

-Suenas como un anciono- bufo con diversión.

-Si fuera uno, ya sería polvo- terminó su banana, sosteniendo la cáscara, iba a tener que tirarla. -Puedo sentir que quieres preguntar, así que adelante- lo miro, esperando con toda la tranquilidad del mundo.

-¿Por qué tienes un departamento?- preguntó, haciendo un gesto hacia su alrededor.

-Una mejor pregunta seria: ¿por qué no tener un departamento?- tarareo, moviendo apenas las orejas. Podía escuchar los pasos suaves de su hijo, quien de seguro no tardaría mucho en aparecer por la curiosidad de escuchar demasiadas voces. -Es cómodo-

-Supongo- sus ojos dorados recorrieron la habitación, hasta que se centraron en el mueble lleno de marcos con fotos. -¿Tienes un hijo?- ahí es cuando la otra versión noto las fotos que adornaban el lugar, la pura sorpresa en su tono de voz.

-Si, tengo un hijo- se abstuvo de reírse de la expresión que el otro estaba haciendo, preguntándose si en serio se veía así cuando algo lograba tomarlo con la guardia baja. -Hablando de eso, esta viniendo, así que te recomiendo que te comportes...- su sonrisa se volvió algo afilado, la sombra a su espalda agrandándose, mostrando ojos entrecerrados y vigilantes. -...o las cosas podrían terminar muy mal-

-Bien, si, entiendo la amenaza escondida en esa frase- rodo los ojos, divertido, aunque aún así levantó las manos en un gesto de paz. -Supongo yo que me arrancaras la cola y la meterlas por donde menos entra la luz si llego a hacer algo con el niño- recibió un sentimiento. -Bien, de todos modos no tengo ganas, estoy muy cansado para eso-

-Es bueno saber que nos entendemos- ambos se miraron fijamente, uno analizando al otro y es entonces que sucedió.

-¡¿P-Papá?!- ambos se voltearon a ver al recién llegado, un suspiro cansado saliendo del dueño de la casa al mismo tiempo que los ojos del otro se abrían con algo que estaba seguro era asombro. -¿Dos papás?- MK miro entre ambos, con los ojos bien abierto, luciendo como si estuviera luchando entre la sorpresa y la emoción.

-Ven aquí- Macaque hizo un gesto y el niño, pudiendo notar la diferencia entre sus ropas, corrió hacia el para abrazarse a su pierna.

-Eres tu, papá- señaló a la confundida versión del domador con fascinación infantil.

-Si, lo es- rodeo con su cola el cuerpo de su hijo, alzándolo para mirarlo. -¿Recuerdas lo que te dije cuando esa versión tuya y mayor apareció aquí?- el mono tarareo, tranquilo a pesar de la mirada fulminante y confundida de su otra versión. -Que a pesar de que se ven iguales...- miro a su niño esperando la respuesta.

-...no lo son porque tienen diferentes vidas- el niño hizo un puchero, balanceando ligeramente las piernas. -¿Crees que quiere galletas?- y el dueño del lugar bufo, divertido por la pregunta.

-Siempre puedes ofrecer- lo bajo, viendo al menor correr hacia la cocina, volviendo a mirar a su otra versión cuando desapareció momentáneamente de su vista.

-¿MK es tu hijo?- había tantos sentimientos ante todo lo que estaba viendo que era difícil identificar cada uno pero al mismo tiempo, se sentía repentinamente perdido, una sensación que no le gustaba, aunque estaba decidido a ocuparse de eso después y terminó centrando su atención en el menor que ahora volvía. MK se acercó al mono parado rígidamente en la sala, divertido al ver su movimiento rápido y constante de cola.

-Pa...- negó con la cabeza. -Señor M-Macaque...- se sentía raro decir el nombre de su papá, muy raro. -...¿Quieres galletas? Papá y yo las horneamos ayer- le ofreció el táper abierto y lleno de galletas.

-Si, claro- tomó una galleta, recibiendo una gran sonrisa de parte de MK, pudiendo ver de reojo la sonrisa de superioridad que tenía el mono acomodado en el sillón que los miraba atentamente ¿En que clase de mundo había terminado?

Papa MacaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora