La fría noche acabó, trayendo consigo los primeros rayos de sol del día. La capa de escarcha de la vegetación empezó a derretirse poco a poco, dejando atrás un gélido rocío. A esta hora ya había personas en pie afuera, empezando sus labores diarias con su habitual ánimo. Pronto sería final de año y todos estaban preparando la fiesta de aquellas fechas. Todas las familias limpian minuciosamente cada rincón de su hogar, llamando a la prosperidad. En el centro de la aldea se había formado un pequeño mercadillo donde todos vendían antiguas pertenencias que consideraban que ya no las necesitaban, la plaza estaba ya muy animada con el gentío de gente yendo y viniendo a toda prisa.
En la entrada de la vieja cabaña se recostó una enferma muchacha contra el marco de la puerta. Collei miraba el interior de la casa con una traviesa sonrisa en su boca, sin duda aquel panorama tan cariñoso le hacía muy feliz. Desde que había conocido a aquellos dos hace ya más de seis años, estaba deseando que empezaran a salir, pero para su desgracia tenía que sufrir quebraderos de cabeza gracias a que ninguno se animaba a hacer nada con el otro.
—¿En serio es tan difícil decir un simple "Te amo"?—. Se quejó en un pequeño susurro apenas audible. Avanzó lentamente al interior, dejando que el habitual aroma a madera del lugar le impregnara por completo. Tenía su propia casa, pero la de Tighnari siempre sería su hogar. Se sentó en una de las sillas que había alrededor de la mesa central y se giró hacia el par de tortolitos durmientes—. Sois pegajosos hasta durmiendo—. Dijo, ahora sí, en un tono bien elevado para despertarlos.
Ambos se sobresaltaron y alzaron la cabeza a la vez de la cama. Cyno estaba rojo como un tomate y Tighnari la miraba todo adormilado.
—Buenos días amor—. Dijo el guardabosques en un bostezo y se levantó saltando por encima al albino. Ando a paso apresurado hasta ponerse enfrente suya, se agachó y acarició su cabello con aquel habitual cariño—. ¿Cómo te encuentras?—. Preguntó con una dulce sonrisa.
—Bueno... he podido dormir un poco, no me he caído al venir hacia aquí y tengo hambre, así que diría que estoy bastante mejor—. Respondió la peliverde con ánimo y una gran sonrisa.
—No te sobres fuerces demasiado—. Pidió el moreno al sentarse en el suelo junto al azabache, tomó una de sus pequeñas manos y dejó algo en ella.
—La consientes demasiado—. Se quejó por lo bajo Tighnari al olfatear el aire y descubrir que era aquel obsequio. Como respuesta Cyno le puso un paquete similar encima del regazo—. Uh... No hacía falta—. Dijo avergonzado, agachando sus orejas y poniéndolas hacia atrás.
—Gracias papá—. Agradeció la pequeña y se agachó para dejar un beso en la mejilla de él, a su lado el híbrido esperaba expectante por el suyo. La muchacha no pudo evitar reír al ver la expresión ilusionada de su joven padre y le dio un pequeño beso a él también, provocando que su cola se meneara con felicidad de un lado a otro—. Muero de hambreee...—. Se quejó de forma infantil a pesar de tener ya los veinte.
—Ya voy, ya voy—. Rió el guardabosques y se puso en pie para ir a cocinar.
Padre e hija se quedaron mirando como la espalda del joven desaparecía a través del pasillo. La pequeña volvió la vista hacia los rojizos ojos del mayor y le sonrió con complicidad.
—No—. Se limitó a responder el muchacho tajante al saber perfectamente lo que estaba insinuando—. No seas metiche—. La regañó despeinando su cabello, provocando que brotara una dulce risa de su garganta.
—Ah enserio, os volveréis viejos y seguiréis siendo solo mejores amigos—. Le reprocho con dulzura.
—Como tu con la amiga de la viajera—. Le chincho brindándole una socarrona sonrisa.
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Última Esperanza [Cynonari]
FanficLa Reina Menor Kusanali ha encontrado información acerca de una planta que tal vez ayude a la pequeña Collei a mejorar. Tighnari cómo su tutor, no dudo ni un solo momento en embarcarse en aquella aventura. Estaba dispuesto a salvar la vida de su peq...