Un fuerte temblor sacudió una vieja cabaña de madera de la tranquila Aldea Grandharva. Todos los habitantes del pueblo estaban ajenos a la disputa que ocurría dentro de la pequeña casa, su tiempo e interés estaba centrado en el día a día, ignorando que entre sus vecinos la unión de una familia pendía de un hilo.
Tighnari se encontraba sentado en el suelo de la habitación superior, completamente en shock abrazado a su cola mirando hacia arriba con los ojos bien abiertos y las orejas agachadas. Estaba tan conmocionado que hasta se le había olvidado temblar ante el susto. Un gran boquete apareció tras el fuerte golpetazo que Cyno propicio a la pared al explotar en cólera, la casa se sumió en un gélido silencio por el grito ensordecedor del Gran Juez. Unas pequeñas lágrimas amenazaban por derramarse de los ojos del azabache, nunca esperó que su amigo se enfadara así con él. Apretó los labios tan fuerte que se hizo una herida con tal de no soltar una sola gota por sus ojos, su orgullo había sido aplastado y no quería que le humillaran más.
Se levantó del suelo en silencio con la mirada fija en sus pies, no quería ver el rostro ensombrecido del albino ni quedarse junto a él un segundo más. Salió de la habitación dando un fuerte portazo tras él, corriendo escaleras abajo hacia su laboratorio para esconderse. ¿Por qué todo había acabado de aquella manera?
Apoyó la espalda contra la puerta, escurriéndose poco a poco hasta quedar hecho una bola sentado en el suelo con la cola enroscada alrededor y las orejas tan agachadas que tocaba sus propios hombros. Pasaron unos largos minutos, donde no se atrevió siquiera a respirar, hasta que se movió del piso para ponerse a trabajar. Enfrió su mente al dar el primer paso hacia su mesa, encerró sus sentimientos al fondo de su corazón al tocar la madera y dejó de escuchar cualquier cosa que no fueran fórmulas en su cabeza cuando abrió el libro frente a él. Cogió un vaso de ensayo con decisión, estiró su mano dentro de un cajón y cerró los ojos mientras vertía el contenido del frasco dentro del recipiente de cristal. Cyno no iba a detenerle por mucho que le gritara, la vida de su hija dependía de él y la pensaba salvar a toda costa. Aunque aquello significara el fin de su amistad.
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La lluvia torrencial que asolaba el bosque Avidya camuflaba los apresurados pasos del joven guardabosques. Las grandes zancadas de Tighnari se hundían en el viscoso fango, provocando que cayera al suelo una y otra vez. Ninguna de sus caídas, tropezones o resbalones hizo que detuviera sus asustados pasos en ningún momento. El muchacho corría fuera del bosque como alma que lleva al diablo, con el corazón encogido en un puño y la cara llena de lágrimas. Su pecho quemaba por la falta de aire, a causa de la atropellada carrera que llevaba desde que salió de la Aldea Grandharva al ponerse el sol.
Llegar a la Sima no iba a ser difícil, era una localización cercana, pero la puerta que daba al bosque estaba cerrada por un derrumbamiento que hubo hace unos días, la única manera de entrar era a través de la puerta de Liyue. Solo disponía de cinco días para ir y volver si quería salvar a Collei, no podía desperdiciar ni un solo segundo a pararse a mirar sus heridas o a descansar. Para su suerte estaba acostumbrado a no dormir demasiado, así que aquellos días solo iban a ser difíciles por otras cuestiones.
La incertidumbre de si llegaría a tiempo antes de que Collei colapsara lo mataría de preocupación durante el viaje... Esa misma tarde había empeorado todavía más, justo como había previsto. Por ello no dudó en coger sus cosas e irse de casa en busca de la flor con la que soñaron. Ahora lo más importante era el bienestar de su niña, por eso no se atrevía a pensar en cómo las cosas acabaron entre Cyno y él después de la discusión que tuvieron. Si después de salvarle la vida a su hija o al menos intentarlo, el cabezón del jefe de la Matra no quería seguir dirigiéndole la palabra que así fuera, pero él no iba a quedarse de brazos cruzados. No podía esperar a que el albino consiguiera un permiso para entrar a las minas con su grupo de trabajo. Cada segundo contaba y él estaba dispuesto a correr el riesgo solo.
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Última Esperanza [Cynonari]
FanficLa Reina Menor Kusanali ha encontrado información acerca de una planta que tal vez ayude a la pequeña Collei a mejorar. Tighnari cómo su tutor, no dudo ni un solo momento en embarcarse en aquella aventura. Estaba dispuesto a salvar la vida de su peq...